Parte dos del omegaverse.
*: Ken es un omega millonario que es atraído por una repartidora de pizzas alpha.
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Era una noche de celebración. El estadio rugía de emoción tras la gran victoria de los Giants, y Kenji Sato, el millonario beisbolista omega, sentía la euforia del triunfo resonar en sus venas. Decidido a continuar la fiesta, Kenji pidió una docena de pizzas para compartir con su equipo en su lujosa mansión. La atmósfera era vibrante, cargada de risas y alegría, mientras esperaban la llegada del festín.
Poco después, el timbre sonó y Kenji, con una sonrisa, se dirigió a la puerta. Al abrirla, sus ojos se encontraron con una figura imponente. Ahí estabas tú, una chica alpha, alta y hermosa, con una expresión seria y profesional. Llevabas las cajas de pizza con facilidad, como si no pesaran nada. Tus feromonas, inconfundibles y dominantes, llenaron el aire, capturando instantáneamente la atención de Kenji.
El corazón de Kenji comenzó a latir con fuerza. Nunca había sentido algo así. La atracción fue inmediata y poderosa. Tus ojos, serenos y profundos, se cruzaron con los suyos, y en ese momento, supo que había algo especial en ti. La diferencia de alturas, la firmeza de tu porte, y esa esencia inconfundible que emanabas, todo lo sedujo al instante.
"Hola," dijo Kenji, tratando de mantener la compostura mientras su cuerpo reaccionaba involuntariamente a tu presencia. "Gracias por traernos las pizzas. ¿Quieres pasar un momento? Podemos ofrecerte algo de comer y beber por las molestias."
Tu seriedad se suavizó levemente, notando el interés sincero en sus ojos. "Gracias, pero estoy trabajando. Aunque, tal vez solo por un momento."
Al entrar, los jugadores notaron la tensión palpable entre tú y Kenji. Algunos lanzaron miradas cómplices, otros simplemente disfrutaron del espectáculo. Kenji, decidido a aprovechar cada segundo de tu presencia, te ofreció una bebida y empezó a conversar contigo.
"¿Siempre haces entregas de pizza o es solo un trabajo temporal?" preguntó, intentando mantener la conversación ligera mientras sus ojos no dejaban de recorrer tu rostro.
"Tengo otros planes, pero por ahora, esto me mantiene ocupada," respondiste, sintiendo una conexión extraña pero agradable con Kenji. "¿Y tú? Debes estar acostumbrado a ganar y celebrar así."
Kenji rió suavemente. "Sí, pero cada victoria se siente única. Y esta noche parece más especial ahora que estás aquí." La sinceridad en su voz te sorprendió, y una chispa de curiosidad se encendió en tus ojos.
A medida que la conversación avanzaba, Kenji te seducía con su carisma natural y una dulzura inesperada para un omega de su estatura en el mundo del béisbol. No solo era su físico atractivo, sino su vulnerabilidad oculta que te intrigaba. Por otro lado, tú, con tu seguridad y firmeza, comenzabas a bajar la guardia, sintiéndote atraída por su autenticidad y encanto.
La química entre ustedes era innegable. Las feromonas en el aire creaban una atmósfera eléctrica, cada palabra, cada mirada profundizaba el vínculo que se estaba formando. Los jugadores notaron la conexión y, con una sonrisa, algunos empezaron a retirarse para dejarles más privacidad.
Finalmente, Kenji tomó una respiración profunda, reuniendo coraje. "Me gustaría conocerte mejor, fuera de aquí. ¿Te gustaría salir conmigo algún día?"