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= Ken tiene dos personalidades.

Coito.

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Ken Sato, el prodigio del béisbol, era una figura imponente tanto en el campo como fuera de él. Su presencia era tan magnética como su arrogancia, y el mundo lo veía como el típico playboy: confiado, seguro de sí mismo, y siempre listo para alardear de sus victorias. Cada vez que conectaba un home run, sus fans rugían de emoción, y él respondía con una sonrisa deslumbrante, consciente de que todos los ojos estaban puestos en él. Ken era el centro de atención, y le encantaba. O al menos, eso era lo que mostraba al mundo.

Pero detrás de esa fachada de arrogancia, de esa máscara de invulnerabilidad, existía una versión completamente diferente de Ken, una versión que solo T/N, su secretaria, conocía. Cuando las luces del estadio se apagaban y las cámaras dejaban de grabar, Ken dejaba de ser el ídolo de masas y se transformaba en algo mucho más complejo, más íntimo.

En la privacidad de sus encuentros, T/N podía ver cómo toda la seguridad de Ken se desmoronaba. Ella era la única persona que podía hacer que el hombre que parecía dominar el mundo se volviera sumiso. No importaba cuán ruidoso hubiera sido su día, cuántos elogios hubiera recibido, porque cuando estaban solos, Ken se convertía en alguien completamente diferente. Sus ojos, que antes brillaban con un fuego indomable, ahora se llenaban de una pasión silenciosa y entregada. En esos momentos, él dejaba de ser el playboy arrogante y se convertía en un hombre que deseaba solo una cosa: complacerla.

T/N sabía cómo jugar con las dos personalidades de Ken a la perfección. Durante el día, mientras estaban en la oficina o en público, ella se aseguraba de mantener las cosas profesionales, aunque no podía resistirse a lanzar uno que otro comentario coqueto para ver cómo su jefe, siempre tan controlado, se ponía nervioso. Sabía que con solo una palabra, podía hacer que ese gigante del béisbol titubeara. Y le encantaba verlo luchar internamente, tratando de mantener su fachada impenetrable mientras su verdadero yo luchaba por salir.

Pero por la noche, en la intimidad de sus encuentros, todo cambiaba. Ken se rendía por completo a T/N, permitiéndole hacer lo que deseara con él. Era una transformación que solo ella tenía el poder de desencadenar. Le gustaba jugar con su sumisión, a veces haciéndolo vestirse con lencería femenina, disfrutando de la mezcla de vergüenza y excitación en sus ojos. En esos momentos, Ken no era el héroe del béisbol, no era el hombre que todos admiraban. Era suyo, completamente y sin reservas.

A pesar de lo travieso que podía ser su relación, T/N siempre se aseguraba de que Ken supiera cuánto lo amaba. Su sumisión no era una debilidad, sino una muestra de la confianza absoluta que él le tenía. Ella lo guiaba, lo llevaba al límite, pero siempre con un toque de ternura que lo hacía sentirse seguro, amado.

Ken, por su parte, sabía muy bien cómo mantener las dos partes de su vida separadas. A pesar de que era un hombre dividido entre la arrogancia pública y la sumisión privada, nunca dejaba que una interfiriera con la otra. Pero en el fondo, sabía que T/N era la única que realmente lo conocía. Ella era la única que podía ver más allá de las máscaras, la única que tenía el control.

Y aunque en público seguía siendo el hombre confiado que todos conocían, en su interior, Ken sabía la verdad. Sabía que, en la intimidad, era T/N quien dominaba, quien tenía el poder de hacerlo temblar con solo una mirada, quien lo hacía sentir vulnerable y al mismo tiempo más vivo que nunca.

La parte del día favorito para T/N era la noche, en especial cuando Ken ganaba un juego tenía que darle su premio por ser tan buen jugador. Mandaba mensaje de lo que quería que él se pusiera, siempre con un mensaje encantador. "Espérame con las piernas abiertas"

El olor a una vela aromatizante llenaba sus fosas nasales subiendo por las escaleras hasta llegar al cuarto donde ya la estaban esperando, un lindo gatito vestido de sirvienta con la cola levantada y el pecho sobre el colchón. T/N sonrio al verlo tan sumiso y tan caliente de solo recorrer su cuerpo musculoso y grande en ese traje pequeño que le aprieta todo, la hacia poner muy caliente.

Camino hacia él haciendo que sus tacones sonaran en la habitación, posicionándose detrás de él tomando su trasero pegándolo con su pelvis haciendo la ilusión que daba embestidas. Palmeaba su trasero haciendo que sus uñas se clavaran en su piel blanca, Ken temblaba a los toques de ella moviendo más su trasero sabiendo que solo hacia provocar más a T/N.

Los gemidos no dejan de escucharse desde cualquier lado de la gran casa, Ken la estrella del béisbol japonés se encontraba sobre las piernas de su secretaria teniendo su trasero rojo teniendo la marca de la mano de T/N en su piel roja y caliente. El dildo hacía su trabajo moviéndose en su interior con ferocidad llegando a tocar varios de sus puntos sensibles. Haciendo que Ken se sintiera mareado, por tanto, estimulo, tan sensible tan caliente. Que por esas cosas y su orgullo competitivo siempre ganaba los partidos.

Era una pasión intensa, un amor que desafiaba las normas, y Ken no lo cambiaría por nada. Porque en los brazos de T/N, lejos de las miradas del mundo, él encontraba la libertad de ser completamente él mismo.

 Porque en los brazos de T/N, lejos de las miradas del mundo, él encontraba la libertad de ser completamente él mismo

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jijiji lol

One Shots [ken Sato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora