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*: Eres su ex y se ven después de tanto tiempo.

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Sin llorar :)

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Las luces de la ciudad se apagaban lentamente, pero mi mente no. No podía dejar de pensar en ella, en nosotros. En lo que tuvimos y en lo que perdimos. Nuestra historia fue un espectáculo para el mundo, la envidia de muchos y el sueño de otros. Yo, Ken Sato, la estrella de béisbol, y ella, T/N, la modelo en ascenso. Éramos la pareja perfecta, o al menos eso creían todos. Hasta que todo se vino abajo.

Los rumores de nuestra boda habían comenzado a circular semanas antes de nuestra ruptura. Nosotros dos, caminando juntos hacia el altar, era la imagen que todos querían ver. Pero la realidad era otra. Los problemas habían empezado a desgastar nuestra relación, y lo que una vez fue un amor ardiente, comenzó a desvanecerse como las cenizas de un fuego que alguna vez fue intenso.

La ruptura fue algo inesperado para el mundo, pero para nosotros, era algo que habíamos visto venir desde hacía tiempo. Nos separamos "bien", o al menos eso le dijimos a todos. Pero la verdad era que el dolor seguía ahí, profundo, latente. La casa que compartíamos, una vez llena de risas y amor, ahora era un eco vacío de lo que fue. La cama, que antes parecía perfecta para los dos, ahora se sentía inmensa y fría. Cada rincón, cada objeto, me recordaba a ella.

Las noches eran las peores. Me encontraba a mí mismo repasando cada detalle, cada conversación, cada pequeño error que cometí. No podía evitar preguntarme si fue mi culpa, si hubo algo que pude haber hecho diferente. El silencio de la noche era ensordecedor, y mi mente, un torbellino de pensamientos que no podía controlar.

Los años pasaron, y aunque intenté seguir adelante, una parte de mí seguía atada a T/N. La vida continuó, pero yo permanecí estancado en un pasado que no podía dejar atrás. Guardé cosas que me recordaban a ella: una liga de cabello, un labial olvidado, alguna prenda que había dejado en la prisa de una mañana cualquiera. Esos pequeños objetos eran todo lo que me quedaba de ella, y no podía deshacerme de ellos.

Entonces, una noche, en una fiesta llena de luces y música, todo cambió. Un amigo se acercó a mí, con una sonrisa traviesa en el rostro. Me dijo que no mirara, que alguien estaba detrás de mí. Mi corazón se detuvo por un momento, y un frío sudor me recorrió la espalda. Sabía, incluso antes de girarme, que era ella.

Y ahí estaba, detrás de mí, como si el tiempo no hubiera pasado. Los recuerdos volvieron a mí como una avalancha. Un día lo fue todo, y al siguiente, nada. Intenté mantener la compostura, pero mi corazón estaba en caos. No podía enfrentarla, no después de todo. No después de tantas noches pensando en lo que pudo haber sido.

No sabía qué decir, ni siquiera si debía decir algo. Sentía que el mundo se había detenido, y todo lo que quedaba éramos nosotros dos, atrapados en el pasado que nunca realmente dejamos ir. El dolor, la confusión, todo estaba ahí, como una herida que nunca terminó de sanar.

No sabía si ella había seguido adelante o si, como yo, todavía se aferraba a lo que fuimos. Pero en ese momento, cuando nuestras miradas finalmente se cruzaron, supe que ambos estábamos atrapados en la misma nostalgia. Ni ella ni yo habíamos superado lo que tuvimos, y tal vez nunca lo haríamos.

El encuentro fue breve, incómodo, y lleno de emociones no resueltas. Nos despedimos, pero no hubo cierre, solo una tristeza compartida. Nos dejamos llevar por la corriente del destino, conscientes de que, aunque la vida siguiera adelante, una parte de nosotros siempre estaría atrapada en el pasado.

Y así, la historia de Ken Sato y T/N quedó en el aire, inacabada y melancólica. Dos almas que se amaron profundamente, pero que no supieron cómo mantener el fuego vivo. Tal vez, en otro tiempo, en otra vida, las cosas habrían sido diferentes. Pero en esta, todo lo que quedó fue el recuerdo de lo que pudo haber sido, y la certeza de que, aunque el tiempo pase, algunas heridas nunca sanan del todo.

 Pero en esta, todo lo que quedó fue el recuerdo de lo que pudo haber sido, y la certeza de que, aunque el tiempo pase, algunas heridas nunca sanan del todo

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Se sintió muy personal esto....


One Shots [ken Sato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora