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Vi por ahí un comentario que me gusto :)


*: Ken en el festival de Barranquilla

Modismos colombianos.

O voy a tratar que tenga ...no sé cómo se habla en Colombia :(

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Hola, me llamo Ken Sato, y esta es la historia de cómo terminé en Colombia, en medio del Carnaval de Barranquilla, sin entender ni papa de lo que estaba pasando. Todo comenzó cuando decidí hacer un viaje para desconectarme de mi vida en Japón y vivir algo diferente. Me habían hablado mucho de este famoso carnaval, así que me animé a ir, aunque no sabía exactamente a lo que me estaba metiendo.

El calor era intenso, y la música retumbaba por todos lados. La ciudad estaba adornada con colores vivos, y la gente no paraba de bailar y celebrar. Me encontraba en medio de la multitud, tratando de entender qué rayos estaba pasando, cuando de repente, ¡pum!, choqué de frente con alguien.

—¡Uy, pilas, que casi me tumbas! —escuché una voz femenina decir con un acento que no entendía, pero que sonaba bastante encantador.

Al mirar hacia abajo, vi a una mujer bajita, pero bellísima. Su sonrisa era cálida y sus ojos brillaban con picardía. Me dijo algo que no entendí del todo, pero por cortesía respondí con una sonrisa y un "lo siento" en mi japonés natal.

—¡Ay, mira que estás más perdido que un niño en el mercado! —dijo ella riéndose al ver mi cara de no entender nada. Luego, se presentó como T/N.

Con su acento costeño y esa forma tan colombiana de hablar, me preguntó si estaba perdido. Bueno, no es que estuviera perdido, pero definitivamente no sabía qué hacer o a dónde ir en medio de semejante alboroto. T/N, al darse cuenta de mi confusión, se ofreció a ayudarme a entender qué estaba pasando.

Empezamos a caminar juntos por las calles abarrotadas de Barranquilla. Ella me explicaba cada detalle del carnaval, desde las comparsas hasta los disfraces, usando modismos y expresiones que apenas lograba captar. A pesar de que yo solo entendía un poquito de español, su entusiasmo y alegría eran contagiosos.

—Ve, mijo, este es el Carnaval de Barranquilla, el más bacano de Colombia. Aquí la gozamos hasta que el cuerpo aguante, —decía mientras me mostraba los desfiles. Yo asentía, sonriendo, aunque a veces no sabía si me estaba hablando de la fiesta o de otra cosa.

En algún momento, nos detuvimos a ver una danza de cumbia, y T/N comenzó a explicarme, moviéndose al ritmo de la música.

—Mira, el secreto está en el meneíto, —dijo, riéndose de cómo intentaba imitar el movimiento.

Pasamos todo el día juntos, riendo y disfrutando del carnaval. Aunque no hablábamos el mismo idioma, de alguna manera nos entendíamos. Su bondad y alegría eran contagiosas, y me encontré disfrutando más de lo que había esperado. Al final del día, cuando el sol comenzaba a ponerse y las luces del carnaval brillaban más intensamente, T/N me llevó a uno de los puestos de comida.

—Tienes que probar una arepa de huevo, que es lo mejor que hay por estos lares, —me dijo, y no pude negarme.

Compartimos la comida mientras seguíamos hablando, o más bien, ella hablaba y yo trataba de entender. Pero con cada palabra, con cada sonrisa, sentía que estaba conociendo a alguien muy especial. Lo que empezó como un encuentro accidental, pronto se convirtió en una amistad y, con el tiempo, en algo más.

T/N y yo empezamos a vernos todos los días durante el festival, y aunque al principio solo éramos amigos, algo en la forma en que me cuidaba y se preocupaba por mí hizo que me diera cuenta de que me estaba enamorando. Ella era mi guía en este mundo nuevo y colorido, y yo no quería perderme nada de lo que tenía para ofrecer.

Después del carnaval, seguimos en contacto. Nuestras diferencias culturales y de idioma solo hicieron que nuestra relación fuera más interesante y divertida. Aprendí a decir "te quiero" en español, y ella empezó a aprender algunas palabras en japonés.

Y así, de manera inesperada, encontré en Barranquilla no solo una experiencia inolvidable, sino también el amor de mi vida. Ahora, cuando miro hacia atrás, pienso que si no hubiera chocado con esa bella mujer en medio de la multitud, mi vida sería completamente diferente.

Al final, resultó que no importa cuántos kilómetros o palabras haya entre dos personas; si están destinadas a estar juntas, encontrarán la manera de entenderse.

Al final, resultó que no importa cuántos kilómetros o palabras haya entre dos personas; si están destinadas a estar juntas, encontrarán la manera de entenderse

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Lo ámbito me gustan los acentos pero más el colombiano... Se me hace muy lindo y coqueto en hombres pero más en mujeres :) 


One Shots [ken Sato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora