No recuerdo quién había pedido esto
*: Les gustas a dos spidermans.
Spiderverso.
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En el vasto Spiderverso, donde múltiples versiones de Spider-Man y Spider-Woman se unen para proteger el multiverso, me encontraba yo, una Spider-Woman de una Tierra paralela, en la base central, un impresionante edificio de alta tecnología ubicado en un rincón oculto del multiverso. La base estaba a cargo de Miguel O'Hara, también conocido como Spider-Man 2099, un hombre serio y dedicado, y yo pasaba bastante tiempo allí con él y con Kenji Sato, otro Spider-Man de otra dimensión, siempre lleno de energía y carisma.
Un día, mientras descansaba en una sala común de la base, me llegó un chisme que me dejó intrigada. Según se rumoreaba, dos Spider-Men estaban enamorados de mí. La noticia se extendió como la pólvora, y no pude evitar sentir una mezcla de curiosidad y nerviosismo al intentar averiguar quiénes eran.
Decidí empezar mi pequeña investigación en el comedor, donde normalmente se reunían varios Spider-Man para charlar y comer. Al entrar, vi a Peter B. Parker contando una historia graciosa, acompañado por Spider-Ham, que reía a carcajadas.
-¡Eh, chicos! -dije, tratando de sonar casual-. ¿Han escuchado algún chisme interesante últimamente?
Peter levantó una ceja y sonrió con picardía.
-Oh, claro que sí. Se dice por ahí que tienes admiradores secretos.
Spider-Ham dio un salto en su silla.
-¡Sí! ¡Y no cualquier admirador! ¡Dos Spider-Men están colados por ti!
Mi corazón latía con fuerza, y traté de no parecer demasiado interesada.
-¿En serio? ¿Y quiénes son?
Peter y Spider-Ham intercambiaron una mirada cómplice.
-No podemos decirte eso. Arruinaría la diversión -dijo Peter, con una sonrisa enigmática.
Decidí seguir buscando pistas. Me dirigí al laboratorio donde Gwen Stacy, también conocida como Spider-Gwen, estaba trabajando en un nuevo dispositivo.
-Hola, Gwen. ¿Has oído algo sobre un chisme que involucra a dos Spider-Men y a mí? -pregunté, tratando de sonar despreocupada.
Gwen levantó la vista de su trabajo y me sonrió.
-Oh, sí, claro. Pero no puedo decirte quiénes son. Sería romper el código del chisme.
Frustrada, pero aún decidida, continué mi búsqueda. Finalmente, me encontré con Kenji en la sala de entrenamiento, practicando sus movimientos acrobáticos.
-Oye, Ken, ¿has oído algo sobre un rumor de qué dos Spider-Men están enamorados de mí? -le pregunté, esperando que él me diera alguna pista.
Kenji sonrió y se encogió de hombros.
-Claro que he oído. Pero no puedo decirte más. Tendrás que descubrirlo por ti misma.
El día pasó y el suspenso se hacía cada vez más insoportable. Finalmente, al anochecer, me encontré a solas con Miguel en su laboratorio. No pude resistir más la tentación de preguntar.