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*: Ken como Leon Scott Kennedy

Escenas de besos.


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Las sirenas lejanas de la ciudad destruida se mezclaban con el eco de disparos y los gruñidos hambrientos de los zombis. En una calle oscura y llena de escombros, Ken Sato lideraba el camino, con su mandíbula apretada y su mirada decidida. A su lado, T/N apenas podía mantenerse en pie, pero su fuerza mental era impresionante.

Ken estaba herido, una bala le había rozado el costado, pero lo ignoraba. Tenía que protegerla. Tenía que sacarla de este infierno.

"¡Corre!" gritó Ken, mientras disparaba hacia un grupo de zombis que bloqueaba su camino. Su brazo herido temblaba ligeramente, pero su puntería seguía siendo perfecta. Las cabezas de los infectados estallaban una por una, pero seguían llegando más.

T/N, con el miedo brillando en sus ojos, corrió hacia un edificio cercano. "¡Ken! ¡No puedes con todos!" gritó, mirando cómo se le venían encima.

Ken, resoplando de cansancio, no la escuchó. "¡Te dije que corras!". Con un giro rápido, disparó los últimos cartuchos de su arma. El clic vacío de la pistola fue una señal aterradora: se había quedado sin munición. Pero justo cuando un zombi se abalanzaba sobre él, T/N apareció detrás, agarrando una barra de metal oxidada que encontró tirada. Con todas sus fuerzas, golpeó la cabeza del zombi, derribándolo.

"¡No pienso dejarte solo!", gritó ella, jadeante pero decidida.

Ken la miró sorprendido, casi enfadado, pero antes de que pudiera decir algo, los infectados rodearon el edificio. "¡Vamos, adentro!", dijo mientras cerraba la puerta con fuerza y atrancaba con una estantería.

El sonido de los golpes en la puerta retumbaba como un tambor. No había salida. El aire se sentía espeso con el sudor, el miedo... y algo más. El pulso de ambos iba a mil por hora. Sabían que estaban atrapados. Era solo cuestión de tiempo.

Ken se dejó caer contra la pared, tratando de controlar su respiración. El dolor en su costado le arrancaba jadeos, pero cuando T/N se arrodilló frente a él para examinar la herida, todo su dolor se desvaneció al ver la preocupación en sus ojos.

"No es profundo," murmuró ella, aunque su voz temblaba de nervios. "Pero necesitas descansar, Ken. No puedes seguir así."

Ken, a pesar de la situación, no pudo evitar una pequeña sonrisa. "No tenemos tiempo para eso. Si esos malditos entran aquí, estarás en peligro."

T/N lo miró fijamente, su corazón latiendo fuerte, y con un movimiento impulsivo, lo agarró por el cuello de la chaqueta, tirándolo hacia ella. "¡Ken, siempre te preocupas por mí! ¡Pero, maldita sea, no puedo soportar verte así!"

El silencio que siguió fue denso. Sus respiraciones se mezclaban en la tensión del momento. Ken la miró, sorprendido por su explosión, pero al mismo tiempo... encendido. No había tiempo para más palabras. De pronto, el miedo a perderla, la adrenalina, y todo lo que habían reprimido desde el inicio de esta pesadilla, se desbordó.

Sin pensarlo, Ken la tomó por la cintura y la empujó suavemente contra la pared. "No es solo que te quiera proteger...", susurró cerca de sus labios. "Es que te necesito. No lo entiendes, ¿verdad?"

Sus labios finalmente se encontraron, pero esta vez no había duda ni vacilación. El beso fue ardiente, desesperado, cargado de todo el peligro que los rodeaba y de la pasión acumulada durante cada segundo de lucha. T/N respondió con la misma intensidad, sus dedos enterrándose en el cabello de Ken, atrayéndolo más cerca, como si ese momento fuera lo único real en medio de tanto caos.

Afuera, los zombis seguían golpeando la puerta, pero para ellos, todo lo demás desapareció. Se tenían el uno al otro, y eso era lo único que importaba.

Pero la realidad golpeó de nuevo cuando la puerta comenzó a ceder. Ken se separó, sus ojos ardiendo con una mezcla de deseo y rabia. "Tenemos que movernos. No pienso dejar que esos bastardos nos arruinen este momento."

T/N asintió, aún recuperándose del beso. Su rostro estaba enrojecido, pero su mente volvía al enfoque. "Estoy contigo, Ken. Hasta el final."

Sus ojos recorriendo la habitación en busca de una nueva arma. Encontró una vieja escopeta en una esquina, probablemente abandonada por algún pobre desafortunado que no tuvo la misma suerte que ellos. La cargó con firmeza, listo para pelear.

"A la de tres, abrimos esa puerta y corremos hacia el sótano. No podemos seguir encerrados aquí.", dijo con una sonrisa que escondía la tensión.

T/N respiró profundamente y asintió, aferrando la barra de metal con fuerza.

"Uno...", dijo Ken, sus ojos fijos en la puerta tambaleante.

"Dos...", ambos se prepararon, la adrenalina bombeando a través de sus venas.

"¡Tres!". La puerta se abrió de golpe, y los zombis comenzaron a entrar, pero Ken no les dio oportunidad. Con un disparo de escopeta, los primeros dos cayeron como sacos de carne podrida. T/N corrió detrás de él, golpeando a cualquier zombi que se acercara demasiado.

Corrieron juntos hacia el sótano, bajando las escaleras de dos en dos. Cerraron la puerta de metal detrás de ellos, bloqueándola lo mejor que pudieron. El silencio que siguió fue abrumador. Ken bajó la escopeta, respirando con dificultad, mientras T/N lo miraba con una mezcla de alivio y agotamiento.

En ese momento, sin decir una palabra, Ken la tomó de nuevo, esta vez con más calma. Sus labios se encontraron en un beso suave, lleno de promesas no dichas. Estaban en el infierno, rodeados de muerte, pero habían encontrado algo hermoso: el uno al otro.

"No me importa lo que venga," murmuró Ken contra sus labios. "Siempre estaré contigo, T/N. Hasta el final."

Sentí cosas de zombie :)

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Sentí cosas de zombie :)

One Shots [ken Sato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora