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Que bonito 💗
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Era una mañana soleada y alegre en la casa de los Sato. Kenji Sato, el famoso beisbolista, y tú estaban disfrutando del desayuno con su hijo de cuatro años, Ryu, quien era una versión en miniatura de su padre. El niño tenía el mismo cabello oscuro y desordenado, los mismos ojos brillantes y una energía contagiosa que llenaba la casa de risas.
—Papá, ¿podemos ir al parque hoy? —preguntó Ryu, saltando en su asiento con entusiasmo.
—Claro que sí, campeón —respondió Kenji, revolviendo el cabello de su hijo—. Hoy te enseñaré a batear como todo un profesional.
Después del desayuno, los tres se dirigieron al parque cercano, llevando con ustedes un pequeño bate de béisbol y una pelota. El parque estaba lleno de familias disfrutando del buen tiempo, y Ryu. Corría de un lado a otro, impaciente por empezar.
Kenji preparó un pequeño campo improvisado y llamó a su hijo.
—Ven aquí, pequeño —dijo Kenji, arrodillándose para estar a la altura de su hijo—. Voy a enseñarte cómo sostener el bate.
Ryu agarró el bate con fuerza, imitando a su padre, y Kenji lo ajustó suavemente.
—Así está mejor —dijo Kenji, sonriendo—. Ahora, mantén los ojos en la pelota y balancea con fuerza.
Tú te sentaste en el césped cercano, mirando con una sonrisa mientras tu hijo. Trataba de batear. La primera vez, falló por completo, y la pelota cayó al suelo sin ser golpeada.
—¡Uy! —exclamó Ryu, con una risa—. ¡No le di!
Kenji se rió y le dio una palmadita en la espalda. —No te preocupes, campeón. Todos fallamos al principio. Vamos a intentarlo de nuevo.
Después de varios intentos y mucha risa, Ryu. finalmente, logró golpear la pelota, que salió volando unos metros antes de aterrizar en el césped.
—¡Lo hice, papá! —gritó Ryu, saltando de alegría.
—¡Así se hace, campeón! —Kenji lo levantó en el aire y lo giró, ambos riendo juntos.
Decidiste unirte a la diversión, corriendo hacia ellos y abrazándolos. —¡Eso fue increíble, Ryu! ¡Eres todo un profesional!
Después de un rato, se sentaron en una manta de pícnic, disfrutando de unos bocadillos y refrescos. Ryu, seguía hablando emocionadamente sobre su logro, y tú y Kenji lo miraban con amor y orgullo.
—Es increíble cómo se parece a ti —dijiste, tomando la mano de Kenji.
—Sí, es una pequeña copia mía—respondió Kenji, sonriendo—. Aunque creo que también tiene mucho de ti.
Más tarde, de regreso a casa, Ryu se quedó dormido en el sofá, agotado por la emoción del día. Tú y Kenji lo fueron a acostar juntos, mirando a vuestro hijo con ternura.
—Hoy fue un día perfecto —dijiste, apoyando tu cabeza en el hombro de Kenji.
—Sí, lo fue —respondió Kenji, besándote en la frente—. No hay nada mejor que pasar tiempo con mi familia.
La noche llegó, y después de acostar a Ryu, tú y Kenji se relajaron en el sofá, recordando los momentos divertidos y felices del día. La risa, el amor y la alegría llenaron vuestro hogar, y sabías que con su pequeña familia, cada día estaba lleno de felicidad y aventuras.
Kenji te miró a los ojos y dijo suavemente—. No podría pedir nada más. Tengo todo lo que siempre he querido: a ti y a nuestro hijo.
Y en ese momento, te diste cuenta de que la verdadera felicidad estaba en los pequeños momentos compartidos con aquellos que amabas.
Un minie Ken jijiji
La personita que lo pidió, espero y te haya gustado :)