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=: El caballero y la reina.

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En un lejano reino, donde las colinas verdes se extendían hasta donde la vista alcanzaba y los ríos cantaban su melodía bajo el sol, vivía un joven caballero llamado Ken Sato. Fiel a la corona, pero más fiel aún a la mujer que la portaba, Ken dedicaba su vida a proteger y servir a la reina T/N.

T/N no era una reina común; su corazón era tan vasto como el reino que gobernaba. Con una sonrisa siempre presente en su rostro y una amabilidad que envolvía a todos a su alrededor, T/N era conocida por su dedicación a su pueblo. Su mayor deseo era que la paz reinara en sus tierras, ideando constantemente planes para evitar conflictos y erradicar la guerra. Su pueblo la adoraba, pero nadie la admiraba más que Ken.

Desde pequeño, Ken había visto en T/N algo más que una simple soberana. La veía como una diosa, una figura divina que había transformado su vida. Fue ella quien, en un acto de misericordia, lo liberó de la esclavitud. Comprado en una subasta donde su destino parecía estar sellado, Ken había sido llevado ante la reina, y en lugar de ser condenado a una vida de servidumbre, ella le dio la libertad. Pero en lugar de huir, Ken decidió dedicar su vida a proteger a la mujer que le había dado una segunda oportunidad.

Cada día, Ken permanecía a su lado, observando con ojos vigilantes y manos firmes, dispuesto a enfrentar cualquier amenaza que se atreviera a acercarse a la reina. Cualquiera que intentara hacerle daño, cualquiera que se atreviera a conspirar contra ella, pagaría con su vida. Para Ken, T/N no era solo la reina de su reino; era la reina de su corazón.

Las tardes de té eran momentos que Ken atesoraba en lo más profundo de su ser. En esos momentos, todo el reino parecía desvanecerse, y solo quedaban él y T/N, compartiendo una intimidad que nadie más podía comprender. La reina, siempre amable y generosa, le ofrecía los más deliciosos postres y frutas, y a menudo le daba de comer en la boca. Si alguna vez Ken se ensuciaba, T/N lo limpiaba con una ternura que lo desarmaba, a veces usando sus manos y otras, con un cálido beso que encendía su alma y dejaba su rostro sonrojado.

Pero en los grandes salones del palacio, durante los bailes y las festividades, la actitud de Ken cambiaba. Mientras T/N bailaba o caminaba entre sus súbditos, Ken permanecía siempre a su lado, su mirada afilada y su expresión severa, manteniendo a raya a cualquier hombre que osara acercarse a la reina. Su presencia era intimidante, y más de un pretendiente se retiraba antes siquiera de pensar en ofrecerle un baile a T/N. La reina, sin embargo, no comprendía por qué nadie se acercaba a ella. Cuando giraba para mirar a Ken, lo encontraba con un semblante tranquilo, casi feliz, lo que la desconcertaba aún más. Sin embargo, cuando volvía a mirar hacia la pista de baile, Ken recuperaba su mirada asesina, listo para proteger a su reina de cualquier amenaza.

Ken Sato era un caballero leal, pero más allá de la lealtad, lo que sentía por T/N era un amor profundo, casi devoto. Sabía que su lugar era protegerla, pero en su corazón albergaba la esperanza de que algún día, tal vez, pudiera confesarle lo que realmente sentía. Hasta entonces, se conformaba con esos momentos robados en las tardes de té, con los breves toques de sus manos, y con la promesa silenciosa que había hecho: protegería a T/N de todo y de todos, incluso si eso significaba sacrificar su propia vida.

Porque, al final, T/N era la persona que le había devuelto la vida, y no había mayor honor para Ken Sato que dedicar cada momento de esa vida a ella.

Porque, al final, T/N era la persona que le había devuelto la vida, y no había mayor honor para Ken Sato que dedicar cada momento de esa vida a ella

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One Shots [ken Sato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora