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*: Tus celos prenden a Ken 

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*: Tus celos prenden a Ken  ._.

Ya saben que va a pasar.

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Era una tarde soleada en Tokio y el bullicio de la ciudad creaba un telón de fondo perfecto para la cita que tenías planeada con Kenji Sato, tu encantador y apuesto novio. Llevabas semanas esperando este momento, pero una sensación incómoda se instaló en tu pecho cuando notaste a una chica coqueteando con Kenji en la cafetería donde se encontraron.

Kenji, con su carisma natural y sonrisa deslumbrante, le respondía con cortesía, sin percatarse del brillo de celos que comenzaba a arder en tus ojos. Cuando finalmente te sentaste a su lado, la chica se fue, y Kenji notó tu expresión.

—¿Todo bien, cariño? —preguntó con una sonrisa, pasando un brazo por tus hombros.

—Claro —respondiste, intentando sonar casual, pero la tensión era palpable.

Kenji te conocía demasiado bien. Sabía que estabas celosa, y aunque en el fondo eso le encantaba, no quería que te sintieras insegura. Se inclinó y susurró en tu oído:

—¿Sabes que eres la única para mí, verdad?

Aunque esas palabras aliviaron un poco tu malestar, todavía podías sentir la chispa de celos. Mientras caminaban por el parque, intentaste concentrarte en la conversación, pero tu mente seguía volviendo a la imagen de esa chica.

Finalmente, te detuviste y te giraste para enfrentarlo.

—No me gusta cuando otras chicas te coquetean —dijiste, tu voz llena de determinación y un toque de vulnerabilidad.

Kenji sonrió, y el brillo en sus ojos te hizo estremecer.

—Me encanta cuando te pones celosa —admitió, acercándose más a ti. —Significa que te importo tanto como tú a mí.

Sus palabras, junto con la intensidad de su mirada, derritieron cualquier resistencia que pudieras tener. Te acercaste a él, rodeando su cuello con tus brazos, y lo besaste profundamente.

Kenji respondió con igual pasión, su lengua explorando la tuya mientras sus manos recorrían tu espalda. Se separó solo lo suficiente para susurrar:

—Vamos a casa.

El camino de regreso estuvo lleno de toques y susurros. Una vez dentro, atrajiste a Ken hacia ti con un deseo palpable en tus ojos. Te levantó y te llevó a la cama, sus labios nunca separándose de los tuyos.

—Eres tan sexy cuando te pones así —murmuró, sus manos moviéndose hábilmente sobre tu ropa, desnudándote lentamente.

Gemiste al sentir sus manos recorrer tu cuerpo. Sintiendo la calentura y adrenalina, moviste un poco tu pelvis haciendo fricción con su erección. Él gruñe. 

—Quieta— sonríe divertido, al ver tu desobediencia.

—Después de coquetear con una gata rompe hogares, ¿quieres que me quede quieta?... creo que alguien aún no está consciente de su posición— tu mirada tan seria, lo hizo temblar.

Ken quiso hacer algo, pero al mirarte tan dominante y decidida se dejó amarrar con los brazos arriba de su cabeza amarrado a la cabecera de la cama aún sonríe divertido, le encantaba verte así algunas veces. Temía por su pene, pero la sensación de ser reclamado por ti, lo excitaba más.

Tan entusiasmado que empezaras, olvido que podías ser más salvaje que él, sintió varias mordidas y besos en su pecho, abdomen y cuello. Marcas que dolían y excitaban, marcas que él sabía que iban a ser muy notorias e iban a tardar en sanar.

Tu lengua recorría su piel blanca y suave, como si fuera un helado. Cada caricia, cada beso, estaba cargado de la mezcla de celos y amor que sentías por él. Kenji lo sentía también, y le encantaba la intensidad de tus emociones.

—Te miras tan bien, mi Ken— te acercaste a él, mordiendo su labio inferior.

Ken sentía que moria ahí acostado, solo de verte así, la polla le explotaba. Notaste el desespero entre sus piernas, divertida te acostaste a su lado metiendo mano en su pantalón librando su erección, lo escuchaste gemir y gruñir a tu tacto firme y duro.

—No es una palanca— 

Sonríes, empezando con una masturbación lenta, la glande es tocada por tus dedos y el resto con tu palma, tu mano de arriba, abajo. Ken echa la cabeza hacia atrás dejándose entregar por la excitación. Dice tu nombre en suspiros llenos de amor.

Ken sintió esa sensación de electricidad recorrer todo su cuerpo. Te advirtió que dejaras de masturbarlo y te hiciste la de oídos sordos aumentando tu ritmo. En segundos ya tenías una fuente entre tu mano derecha, manchando la cama, tu mano y parte del pecho de Ken.

Cuando finalmente hicieron el amor, fue una fusión de pasión, celos y un amor profundo que los unía.

Al final, yacían juntos, respirando pesadamente, tu cabeza sobre su pecho. Kenji acariciaba tu cabello, su corazón latiendo al mismo ritmo que el tuyo.

—Te amo tanto —susurraste, y sentiste sus brazos, apretarte con fuerza.

—Y yo a ti —respondió, besando tu frente suavemente.

La seguridad y el cariño que sentías en ese momento disiparon cualquier rastro de celos, dejándote con la certeza de que, pase lo que pase, Kenji siempre sería tuyo.


Pobre de mi muchacho 😩🫶

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Pobre de mi muchacho 😩🫶

¿Me dirán el porqué la mayoría de los pedidos, es que ambos estén celosos y follen como animales?

¿Tanto les gusta que les acomoden la matriz o qué pedo?🤨📸

A la personita que lo pidió, espero y te haya gustado 🥰 

One Shots [ken Sato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora