*:
¿Qué onda con sus emociones?
Mitad de pedidos son hornys y la otra mitad son tristes (._.)
Póngase de acuerdo >:
......
.....
....
...
..
.
Ken Sato y (T/N) vivían una vida que muchos solo podían soñar. Desde el primer momento en que se conocieron, hubo una conexión innegable, una chispa que rápidamente se convirtió en una llama eterna de amor y devoción. Vivían en una acogedora casa de campo, rodeada de jardines floridos y árboles frutales, un hogar que construyeron juntos con esfuerzo y amor.
Cada día comenzaba con un beso cariñoso y un desayuno preparado en equipo. Ken, con su talento natural para la cocina, hacía los pancakes más deliciosos, mientras (T/N) se encargaba del café, riendo y conversando sobre sus sueños y planes.
Los años pasaron y su familia creció. Tuvieron tres hijos: Luis, Ana y Gabriel. La casa se llenó de risas, juegos y una felicidad palpable. Ken y (T/N) eran el ejemplo perfecto de una pareja dedicada, siempre apoyándose mutuamente y enseñando a sus hijos los valores del amor, la honestidad y la compasión.
A lo largo de los años, enfrentaron desafíos como cualquier otra pareja, pero siempre encontraron la manera de superarlos juntos. Sus hijos crecieron, se casaron y les dieron nietos. Los fines de semana se convirtieron en reuniones familiares llenas de vida y alegría, con los nietos corriendo por el jardín mientras Ken y (T/N) los observaban con amor y orgullo.
En la tranquilidad de sus últimos años, Ken y (T/N) disfrutaron de su tiempo juntos. Paseos por el parque, tardes leyendo juntos en el porche y noches mirando las estrellas. Su amor seguía siendo tan fuerte como el primer día, si no más. Cada arruga en sus rostros contaba una historia de aventuras compartidas, de risas y de lágrimas, de una vida plena vivida en amor.
Pero el tiempo, implacable como siempre, continuó su marcha. Un día, (T/N) comenzó a sentirse débil. A pesar de los cuidados de Ken y el amor de su familia, su salud se deterioró. Ken se mantenía a su lado día y noche, sosteniendo su mano, recordándole cuánto la amaba y cómo ella había sido su mundo entero.
Finalmente, (T/N) cerró los ojos por última vez, rodeada de su familia y con Ken susurrándole palabras de amor al oído. Su partida dejó un vacío enorme en el corazón de Ken, un vacío que nada ni nadie podía llenar.
Después del funeral, la casa se sintió extrañamente silenciosa. Los días de Ken se volvieron monótonos, cada rincón de su hogar le recordaba a (T/N) . La silla en el porche donde solían sentarse juntos, la cocina donde preparaban el desayuno, el jardín que ella tanto amaba. Todo le hablaba de ella, de su amor y de los momentos felices que compartieron.
Ken continuó su vida, pero siempre con una sombra de tristeza en sus ojos. Sus hijos y nietos lo visitaban frecuentemente, llenando la casa con risas y compañía, pero el dolor de haber perdido a su alma gemela nunca se desvanecía por completo. Cada noche, antes de dormir, miraba una fotografía de (T/N) y susurraba una oración, pidiendo poder verla de nuevo algún día.
El tiempo pasó y Ken envejeció. Sus nietos crecieron y su familia se mantuvo unida, tal como él y (T/N) habían soñado. Pero cada mañana y cada noche, el recuerdo de su amada estaba presente, como una dulce melancolía que nunca lo abandonaba.
Una tarde, mientras el sol se ponía y el cielo se teñía de colores cálidos, Ken se sentó en el porche, la misma silla donde solía sentarse con (T/N). Cerró los ojos y respiró profundamente, sintiendo una paz que no había sentido en mucho tiempo. Sabía que no pasaría mucho antes de que pudiera reunirse con ella.
Con una última mirada al horizonte, Ken sonrió, dejando que los recuerdos de su vida juntos lo llenaran de calidez. Finalmente, se permitió descansar, sabiendo que su amor por (T/N) lo guiaría hasta el final de sus días y más allá, hacia el lugar donde ella lo esperaba con los brazos abiertos.
Siento que Ken sería de esos abuelitos que se va contigo a las fiestas y te da tu domingo.
La personita que me pidió este triste y bonito escenario. Espero y le guste :)