Pedido por: Aleja_Chvz
*:Ken reclama lo que es suyo.
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Era una tarde lluviosa en Tokio cuando Ken Sato y [T/N] se encontraron por primera vez. El metro estaba abarrotado de gente tratando de escapar del aguacero, y los pasajeros se apretaban unos contra otros en los vagones llenos. Ken, una estrella de béisbol reconocida, se ocultaba tras una gorra y gafas de sol, esperando pasar desapercibido. [T/N], una joven latina de espíritu libre, también buscaba refugio en el tren.
El destino quiso que sus caminos se cruzaran. Un frenazo brusco del tren hizo que [T/N] perdiera el equilibrio y cayera directamente en los brazos de Ken. Sus ojos se encontraron, y aunque solo fue un instante, sintieron una conexión inmediata.
—Lo siento mucho —dijo [T/N], sonrojada, mientras intentaba recuperar su compostura.
—No te preocupes, estoy bien —respondió Ken, sonriendo bajo su gorra—. ¿Estás bien tú?
Asintiendo, [T/N] se apartó ligeramente, pero la curiosidad y algo más la mantuvieron cerca de Ken durante el resto del viaje. Conversaron sobre trivialidades, compartiendo risas y sonrisas, hasta que el tren llegó a su destino final.
—¿Te gustaría tomar un café o algo? —preguntó Ken, sintiendo una atracción irresistible hacia [T/N].
Ella dudó por un momento, pero algo en los ojos de Ken la hizo aceptar. Juntos salieron del metro y caminaron bajo la lluvia hasta el apartamento de Ken, donde encontraron refugio y algo más.
En la calidez del apartamento, la conversación fluyó libremente. Las miradas se tornaron más intensas, y la química entre ellos era palpable. Antes de que ninguno de los dos pudiera detenerse, se encontraron enredados en un apasionado abrazo, sus labios encontrándose en un beso ardiente que los llevó a una noche de intimidad y conexión profunda.
La cargo llevándola a su habitación sin separar sus labios, con sutileza la dejo en la cama, su sonrisa juguetona y divertida la hizo reír, nuevamente besándose. Sintió sus manos andar por aquí y por haya por todo su cuerpo. Cuando menos se dio cuanta ya le había quitado la camisa y el brasier.
—Qué bonitas— miro su pecho relamiendo sus labios. Se agachó mirándola a los ojos— ¿puedo chupar?—
[T/N] dio permiso, sintiendo la lengua del beisbolista mojar su piel. Succionaba como un bebe esperando a que saliera la leche, le dolía las mordidas y los pequeños pellizcos en sus pezones por sus dedos traviesos. Mordía su labio aguantando los dolores de excitación que le daba.
Ken iba bajando poco a poco, un beso en el pecho derecho, otro en su estómago hasta llegar a su intimidad. Miro el pantalón estorbarle en su camino de besos húmedos, tan hábil con las manos le quito los pantalones y las bragas, dejándola ver mojada y apretada.
[T/N] se tapó con sus manos al sentir mucho la mirada de Ken hacia su intimidad mojada. Ken soltó una risilla quitando la mano de ella con delicadeza.
—No tiene que darte vergüenza— abrió más sus piernas dejando que le viera todo— me alegro que te pongas así por mí... ¿Te gusta como te trato?—
Con una sonrisa burlona metió su cabeza entre sus piernas, lamiendo los pliegues de su intimidad con lentitud. [T/N] curvio la espalda y dejo escapar un jadeo tomando la cabeza de Ken para mayor profundidad. Sus dedos se enredaban en su cabello negro desordenado, perdiéndose en el placer que Ken le daba con su lengua.