Estaba pensando y si cerramos el libro con 100 caps....¿qué opinan?
*:Eres más alta que Ken
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En el vasto y sombrío mundo de la legión, donde los titanes eran la amenaza constante, Ken Sato se destacaba no solo por su habilidad en combate, sino también por su liderazgo impecable. Como capitán, había ganado el respeto y la admiración de sus compañeros. Sin embargo, había una persona en particular que capturaba su atención de una manera especial: su subordinada T/N.
T/N era una mujer imponente, con una altura que superaba la de Ken por varios centímetros. Su destreza en el campo de batalla y su inteligencia estratégica la convertían en una valiosa aliada. Sin embargo, su altura era un tema que a veces irritaba a Ken, aunque nunca lo admitiera abiertamente.
Una tarde, mientras Ken se encontraba en su oficina revisando un montón de papeleo, T/N entró para ofrecer su ayuda.
—Capitán, ¿necesita ayuda con esos documentos? —preguntó ella con una sonrisa, inclinándose ligeramente para mirar los papeles en su escritorio.
Ken, intentando mantener la compostura, asintió.
—Sí, gracias, T/N. ¿Podrías sentarte en esa silla de allá y revisar estos informes? —dijo señalando una silla cercana.
T/N, sin cuestionar la petición, se sentó obedientemente y comenzó a revisar los documentos. Ken, ahora de pie junto a ella, se sintió un poco más alto y eso le dio un impulso a su ego. Mientras trabajaban, Ken no podía evitar notar lo cercana y atenta que era T/N. Su presencia le daba una extraña mezcla de seguridad y nerviosismo.
De repente, un ruido fuerte resonó desde fuera de la oficina, haciendo que ambos se sobresaltaran. T/N, instintivamente, se levantó rápidamente, lo que hizo que su altura volviera a ser evidente. Ken, un poco irritado por sentirse pequeño nuevamente, soltó un suspiro.
—T/N, ¿podrías... sentarte otra vez, por favor? —pidió, intentando sonar profesional.
T/N lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión, pero obedeció.
—Claro, capitán, lo que usted diga —respondió con una sonrisa divertida.
Mientras trabajaban, la conversación se desvió hacia temas más ligeros y personales. Ken, aprovechando la oportunidad, le hizo algunas preguntas.
—Entonces, T/N, ¿cómo terminaste en la legión? No todos tienen el valor de unirse —preguntó Ken, intentando conocerla mejor.
T/N sonrió mientras continuaba revisando los informes.
—Siempre quise proteger a los que amo. Además, creo que tengo una cierta ventaja con mi altura, ¿no crees? —dijo, guiñándole un ojo de manera juguetona.
Ken se rió, relajándose un poco.
—Sí, definitivamente. Aunque a veces es un poco intimidante —admitió, medio en broma, medio en serio.
T/N rió suavemente y se inclinó hacia él, aún sentada.
—Bueno, capitán, si alguna vez necesitas sentirte más alto, siempre puedes pedirme que me siente —dijo, con una sonrisa cómplice.
Ken se sonrojó ligeramente, pero sonrió de vuelta.
—Lo tendré en cuenta, T/N. Gracias por tu ayuda hoy. Realmente aprecio tu... perspectiva única —respondió, tratando de sonar casual.
Mientras el día llegaba a su fin, Ken y T/N terminaron el papeleo y se prepararon para partir. Ken se dio cuenta de lo mucho que disfrutaba de la compañía de T/N, a pesar de sus inseguridades sobre la altura.
Antes de salir, T/N se detuvo en la puerta y miró a Ken.
—Capitán, si alguna vez necesitas ayuda con más papeleo, solo avísame. Y no te preocupes por la altura. A mí no me importa en absoluto —dijo con una sonrisa cálida.
Ken sonrió de vuelta, sintiendo una oleada de gratitud y afecto por ella.
—Gracias, T/N. Eres una excelente subordinada y... una amiga increíble —dijo, sintiendo que esas palabras no eran suficientes para expresar lo que realmente sentía.
A medida que T/N se alejaba, Ken se quedó en la puerta, observándola con una mezcla de admiración y cariño. Sabía que sus sentimientos por ella eran más profundos de lo que quería admitir, pero por ahora, se conformaba con tenerla cerca, ayudándolo tanto en la batalla como en los momentos más tranquilos del día a día.
La vida en la legión era dura y llena de peligros, pero con T/N a su lado, Ken sentía que podía enfrentar cualquier cosa, incluso sus propias inseguridades. Y mientras ella siguiera allí, ayudándolo a sentirse un poco más alto, sabía que todo estaría bien.
¿Saldrían con alguien más bajito que ustedes?