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Está obsesionado contigo 😦
Escenas con pecado.
Escenas con juguetes sexuales 😔👊
Escuchar el temon (aquí somos todoterreno)
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Ken Sato, la estrella del béisbol, tenía un lado oscuro que solo tú empezabas a descubrir. Desde el primer momento en que te vio, se obsesionó completamente contigo. No había nada que no haría para asegurarse de que fueras suya, y solo suya.
Un día, Ken decidió que ya no podía soportar verte con otros. Su amor se había transformado en una obsesión peligrosa, y no podía soportar la idea de que alguien más te tuviera. Así que ideó un plan para asegurarse de que estuvieras con él para siempre.
Te invitó a una cena en su lujoso Penthouse. Habías notado su comportamiento cada vez más posesivo, pero aún no sabías hasta qué punto estaba dispuesto a llegar.
-T/N, me alegra tanto que hayas venido -dijo Ken con una sonrisa, mientras te recibía en la puerta.
-Gracias por invitarme, Ken. La vista desde aquí es increíble -respondiste, intentando ignorar la inquietud que sentías en su presencia.
La cena fue encantadora. Ken había preparado todos tus platos favoritos, y la conversación era amena, aunque notabas su mirada intensa siguiéndote en todo momento. Después de la cena, te ofreció una copa de vino.
-Por nosotros, T/N -dijo, levantando su copa.
-Por nosotros -respondiste, chocando tu copa con la suya y tomando un sorbo.
Lo que no sabías era que Ken había puesto un sedante en tu bebida. Antes de que pudieras darte cuenta, comenzaste a sentirte mareada y somnolienta.
-Ken... me siento... extraña -dijiste, antes de desplomarte en sus brazos.
Cuando despertaste, estabas en una habitación desconocida, con las manos y los pies atados a una cama. La habitación estaba decorada con buen gusto, pero las puertas y ventanas estaban selladas herméticamente. Ken estaba sentado a tu lado, mirándote con una mezcla de amor y locura en sus ojos.
-Ken, ¿qué... qué has hecho? -preguntaste, tu voz temblando de miedo.
-T/N, lo hice por nosotros. No podía soportar la idea de perderte. Ahora, nadie podrá separarnos. Serás mía para siempre -dijo, acariciando tu mejilla con suavidad.
Tu corazón latía con fuerza mientras intentabas procesar lo que estaba sucediendo. La desesperación y el miedo te invadieron, pero también había una parte de ti que se sentía atraída por su intensidad, por la pasión en sus ojos.