No puedo dejarlos sin especiales 😜
GHOST FACE +18
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En una noche fría y silenciosa, T/N esperaba ansiosa en su departamento. Había sido su idea traviesa pedirle a su novio que se pusiera el traje de "Ghostface", con la máscara y todo. La mezcla de misterio y peligro la emocionaba, y sabía que él haría cualquier cosa por complacerla. Pasaron varios minutos, y la tensión se acumulaba, los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos mientras esperaba ver esa figura conocida cruzar la puerta.
Finalmente, escuchó el crujido de la puerta y una sombra familiar entró al cuarto. Ahí estaba, con la máscara blanca y la capa oscura que parecía devorar la luz. El aire se tensó de inmediato, y aunque algo de la manera en que se movía le pareció ligeramente diferente, no le dio mucha importancia. La figura no dijo una sola palabra, lo cual sólo aumentó el misterio. Sin embargo, cuando la jaló hacia él con firmeza, un escalofrío le recorrió la espalda, uno que combinaba miedo y emoción.
Sintió sus manos, fuertes y posesivas, recorriendo su cuerpo. El tacto era desesperado, como si la hubiera estado esperando toda una vida. Ella cerró los ojos, dejándose llevar por el momento, dejándose perder en esa fantasía que parecía tan real y tan íntima. Pero entonces, algo peculiar llamó su atención: una sensación en su boca, una cosa húmeda y fría... ¿un piercing?
Sentir aquel objeto metálico recorrerle la piel la hizo morder su labio, quitando la capa de su cabeza la hizo dudar aún más... ¿cabello negro?... Pensó mientras dejaba que esa lengua mojara más sus bragas con cada lamida, toque atrevido y desesperado.
Intentó ver mejor a través de la máscara, pero él la sujetó con más fuerza, como adivinando su curiosidad. Y en vez de detenerse, le dio un beso que borró cualquier preocupación. Su cuerpo respondía sin pensarlo, el miedo se transformó en adrenalina pura, en un impulso insaciable. Cuando él se quitó la máscara y quedó desnudo frente a ella, sus dudas desaparecieron por completo. Este hombre era... distinto. Más musculoso, más alto, más rudo, y su presencia dominaba todo el cuarto.
Podía apenas respirar sobre la almohada intentando agarrarse de la base, cada embestida era jalada hacia él, sus piernas sentía que se derretían como helado al sentirlo golpearla por dentro, sus duras manos agarrando fuertemente su cabello y cintura la hacían jadear y dar pequeños espasmos de lo rudo y ridículamente cariñoso que estaba haciendo. Un sexo tan jodidamente delicioso.
Lo sintió como abría su coño diciendo cosas ridículas y calientes "mira como te comes toda mi verga,¡aah!" ese tono burlón y juguetón hacían juego con toda clase de embestida hacia tu coño apretado y jugoso. El sonido de sus bolas chocar con su culo la hacían recordar que estaba siendo cogida por una bestia insensible.
La noche transcurrió con una intensidad que no había experimentado antes. Cada beso, cada toque la hacía perderse más en él, olvidando el mundo exterior. Su mente se debatía entre la emoción y el instinto, y al final, decidió abandonarse a esta experiencia salvaje. Había algo prohibido, algo peligroso que la atrapaba. Sus cuerpos entrelazados parecían encajar perfectamente, y cada minuto que pasaba la convención de que, aunque fuera una locura, quería quedarse en esta travesura una y otra vez.
El sonido de su lengua lamer y chupar sus pezones la tenían embriagada, esa lengua suya hacia maravillas, sus dedos traviesos y largos saliendo de su coño, tocando cada pared vaginal como si fuera lo más suave que haya tocado, aunque el rostro no le podía ver esas muecas con su boca, la hacían sentir el dulce más rico de todos. Su coño empapado apretaban sus dedos que solo hacían sacarle gemidos, suplicando de nuevo por su verga.
Notaba como las luces de las calaveras de los niños desde lo alto, su pierna estaba alzada su cuerpo completamente pegado a la ventana que daba hacia la calle, de puntas apenas si podía hacer que el fuera lento y despacio, pero su mano como la otra fueron alzadas sin problema sobre su cabeza, escuchando ese sonido de aplausos fuertes y pegasos detrás de ella. Miraba abajo y podía ver como entraba y salía,ese bulto grande le robaba toda su energía.
Horas después, agotada y con una sonrisa que aún le quemaba los labios, se dejó caer sobre la almohada. Miró hacia donde él estaba, observando cómo se vestía lentamente. Sus movimientos eran seguros, y antes de que pudiera decir algo, él le lanzó una mirada que la hizo estremecerse. Había una sonrisa en sus labios, una mezcla de triunfo y malicia. El hombre reconoció la máscara y la dejó caer en el suelo, como si fuera una última provocación. En el poco espacio entre el sueño y la realidad, vio su espalda musculosa salir de su apartamento, escuchando el suave clic de la puerta al cerrar.
Exhausta, T/N sintió que el mundo giraba a su alrededor, pero un extraño presentimiento la hizo levantarse. Se acercó al baño para refrescarse y, al encender la luz, quedó paralizada. Allí, en la tina, estaba su verdadero novio, dormido... y atado con una cuerda gruesa que le rodeaba las muñecas y los tobillos. Su respiración era suave, ajeno a todo lo que había sucedido en el cuarto. T/N llevó una mano a su boca, conteniendo un grito de sorpresa y emoción al mismo tiempo. Miró hacia el espejo, donde un mensaje escrito con su labial la espanto.
"Dulce o travesura, preciosa. Siempre elijo la travesura."
Las letras parecían bailar en el reflejo, y ella sintió un escalofrío recorrer su espalda. No estaba segura si lo que acababa de vivir había sido un sueño o una aterradora realidad, pero cada detalle quedaría grabado en su memoria. Un pensamiento más persistía: la expresión del hombre ya no tan misterioso, esos ojos oscuros y esa sonrisa traviesa, como si él supiera exactamente cómo hacerla perder la cabeza.
Mientras contemplaba todo, el teléfono sonó, sacándola de su ensimismamiento. Al ver el nombre en la pantalla, casi dejó caer el aparato. Ken.
"Hola... cuñada" dijo con tono burlón. "Espero que hayas dormido bien... una disculpa, pero mi hermano no me quiso dar dulces. Así que tuve que hacerle una pequeña travesura, sé que tú me entiendes, hermosa"
Ella se quedó en silencio, las palabras se le atoraron en la garganta mientras escuchaba la risa suave de Ken al otro lado de la línea.
¡Qué miedo, que tu cuñado te haya cogido duro solo por una travesura entre hermanos!
¿Nos vemos para Navidad?