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*: La reaccion de Ken hacia los medios cuando le dicen ti una modelo latina está saliendo con un jugador de los tigers, sin saber que él es tu verdadero novio :)
Bonus: coito por celos.
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Había terminado un largo día de entrenamiento, y como de costumbre, los medios estaban agolpados en la entrada del estadio, buscando una declaración o algún comentario jugoso. No me sorprendió, pero lo que sí me tomó por sorpresa fue la pregunta que uno de los reporteros lanzó sin previo aviso.
"Ken, ¿qué opinas sobre los rumores de que T/N, la modelo latina, está saliendo con un jugador de los Tigers?"
Por un momento, pensé que había escuchado mal. ¿Cómo demonios alguien se atrevía a sugerir algo así? T/N, mi T/N, saliendo con uno de los Tigers, y además, que lo hicieran público de esa manera. Sentí un fuego arder dentro de mí, un calor insoportable que se transformó en ira.
Mantuve mi compostura como pude, pero por dentro, una tormenta se desataba. Me imagino que mi sonrisa forzada no pasó desapercibida para algunos, pero me las arreglé para responder de forma diplomática.
"No sé de dónde sacan esas ideas, pero lo que puedo decirles es que no crean todo lo que escuchan."
Dije eso, pero mis pensamientos eran mucho más oscuros. Mientras los reporteros seguían hablando, yo solo podía pensar en una cosa: cómo podía alguien siquiera imaginarse que T/N estaría con otro hombre, y menos con uno de los Tigers. Esos tipos... solo de pensar en uno de ellos cerca de ti, me hervía la sangre.
Terminé la entrevista lo más rápido posible y conduje de vuelta a casa, pero no pude evitar que mi mente siguiera dándole vueltas al tema. Las imágenes de ti y ese jugador desconocido, riendo y hablando, me carcomían por dentro.
Finalmente llegué a casa, aún furioso, y al entrar, te vi allí, tan hermosa y despreocupada como siempre. Ese solo hecho me calmó un poco, pero la furia aún no se disipaba del todo. Me acerqué a ti, y no pude evitar que mi voz sonara más firme de lo habitual.
"¿Escuchaste lo que están diciendo los medios?"
Noté tu expresión de sorpresa y, antes de que pudieras responder, te tomé suavemente por los hombros y te miré directamente a los ojos. "Dicen que estás saliendo con un jugador de los Tigers. ¿Te imaginas lo que sentí al escuchar eso? ¿Cómo creen que alguien más puede estar contigo? Solo de pensarlo... me enloquece."
Tu risa suave alivió un poco mi tensión, pero seguía necesitando más. Necesitaba que supieras que, a pesar de lo que dijeran los medios, tú eres mía.
Sin decir una palabra más, te tomé por la cintura y te acerqué a mí, en un abrazo que dejaba claro quién era tu verdadero hombre. Mis labios encontraron los tuyos con urgencia, como si necesitara recordarte -y recordarme a mí mismo- que nadie más podría ocupar el lugar que yo tenía en tu vida.
"Soy yo, T/N," susurré contra tus labios, "soy tu verdadero hombre. No te equivoques, no dejes que nadie, ni siquiera esos idiotas de los Tigers, piensen lo contrario."
Te miré a los ojos, buscando una confirmación que sabía que ya tenía, pero necesitaba escucharla de tus labios. Y cuando finalmente me dijiste que no había nadie más, que solo yo podía ser tuyo, sentí cómo la furia desaparecía, dejando solo el profundo amor que sentía por ti.
Te besé de nuevo, esta vez con más ternura, pero con la misma pasión, asegurándome de que, en cada gesto, en cada caricia, entendieras lo mucho que significabas para mí.
"Nunca más, T/N," susurré suavemente, "nunca más dejaré que esos rumores nos afecten. Porque al final del día, lo único que importa es lo que tenemos tú y yo. Y eso... es inquebrantable."
Me miraste con ese brillo peculiar en tus ojos, ¡mierda! como me gustan muchos tus ojos. Te volví a besar con amor dejando que mi lengua y la tuya lucharan en un pelea que poco a poco se iba intensificando, obviamente yo gane.
Te mire desde arriba acorralándote contra el colchón y mi cuerpo, haciendo fricción contra tu cuerpo y el mío escuchando tus jadeos que cada vez se hacían más intensos y eso me calentaba más.
Hiciste que mi mano fuera guiada por la tuya llegando a uno de tus pechos, eran perfectos para mí, todo de ti me es hermoso y perfecto. Alce tu camisa descubriendo que no traías brasier, mi boca babeada de solo verte para mí, jadeaste alto cuando mi lengua mojo tu piel canela. Te estremecías a mi tacto por tus piernas y espalda sintiendo lo rico que sentías en tus gemidos me lo hacías saber.
Mi lengua cada vez bajaba más, marcando un camino de mi baba y mis mordidas sobre tu piel. Cerraste las piernas al ver como quitaba tu pantalón "mi amor, me he aprendido cada parte de tu cuerpo... ¿no me digas que aún te da vergüenza?" mi voz sonrisa burlona hizo que me dieras un golpe pequeño en el cabello.
Te jale más hacia mí, abriendo tus piernas con mis grandes mano, metí la cabeza dejándome llevar por el hambre sexual que me carcomía desde aquellos primeros besos. Sentí tus uñas clavarse en mi despeinado cabello haciendo que llegara más profundo con mi lengua. Tus dulces y finos gemidos como siempre hacían que mi erección cada vez sea más grande y duele de no poder metértela.
Me aleje de entre tus piernas lamiendo tus fluidos con gran satisfacción mirando como temblabas con tu respiración entre cortada, tus piernas aún temblorosas se enredaron en mi cintura suplicando con la mirada que no te haga esperar más "¿qué pasa? ¿aún no quedas satisfecha, mami?
Me encanta ver tu rostro con una capa de sudor cubriendo tu sonrojo, no respondiste nada, pero sus pies traviesos intentando quitar mi pantalón, tierno de tu parte. Me quite mi ropa teniendo tus ojos comiéndome todo el cuerpo, me encanta cuando me miras así, tan hambreada.
Subí tus piernas a mis hombros dejando que tus paredes me apretaran lo suficiente para empezar a cantar el himno nacional japonés al derecho y al revés con tal de no venirme rápido, tu cuerpo temblaba a cada embestida fuerte y cada que lo sacaba tu boca no paraba de hacer esa linda música que me gusta.
No quería admitirlo pero seguía celoso de imaginarte teniendo sexo con uno de los idiotas de los tiger, la rabia aún seguía ahí, no me imagino que estés tan linda y sumisa ante animales como ellos. Mis embestidas eran la única manera de aliviar mi enojo y parece que te diste cuenta por qué empiezas apretarme cada vez más.
La última embestida deje salir todo mi semilla dentro tuyo sintiendo como te llenaba por completo, ambos sudando nos miramos, siempre me haces sentir que soy especial en la manera en la que me miras, esa mirada llena de amor, paz, confianza y admiración.
Mea coste alado tuyo dejando que tu cabeza descansara en mi pecho, aun estando dentro tuyo sentía tu interior caliente y cómodo. Bese tu frente admirando tu belleza, aun estando dormida te miras tan bella, tan preciosa... Tan para mí.
Y así, esa noche, me aseguré de que supieras, sin ninguna duda, quién era tu verdadero hombre.
Me gustan mucho los finales felices.