No sé quién está más loco si tú por leer 130 one shot o yo por escribirlos.
No recuerdo quién había pedido esto, lo siento.
*: Ken te cuida en tu periodo.
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Día 1: La Llegada de Andrés.
Todo empezó una mañana soleada. Yo, Ken Sato, la estrella de béisbol, me encontraba disfrutando de un día tranquilo, pensando que sería una jornada más para entrenar y descansar. Pero todo cambió cuando T/N, mi querida novia, salió del baño con una expresión de terror en el rostro.
"Ken... llegó Andrés", dijo en un tono grave.
No entendí a qué se refería hasta que vi las manchas en las sábanas. Era como si una escena de crimen se hubiera materializado en nuestra cama. No pude evitar pensar en lo increíble que era que algo tan pequeño como su periodo pudiera causar un desastre tan grande. Intenté calmarla diciendo que no pasaba nada, que se podía lavar, pero ya había visto la tormenta acercarse en sus ojos.
Día 2: El Monstruo del Hambre
Al día siguiente, la situación escaló. T/N estaba irreconocible. Se convirtió en un monstruo de hambre que devoraba todo a su paso. No importaba lo que fuera, todo lo que se cruzaba en su camino terminaba en su boca: papas fritas, chocolate, galletas, incluso la comida que estaba preparando para la cena.
"¡Ken, tráeme más helado! ¡Y papas! ¡Y pizza! ¡Y no te tardes!" me gritó desde el sofá, mientras yo intentaba sobrevivir al caos en la cocina. ¿Cómo podía comer tanto en tan poco tiempo? Me preguntaba si estaría preparando su estómago para hibernar durante el invierno.
Día 3: El Dragón de los Cambios de Humor
Ah, el tercer día. Jamás lo olvidaré. T/N pasó de reír a carcajadas por un video de gatos en YouTube, a llorar desconsoladamente porque uno de esos gatos se cayó de un sillón, y luego, en cuestión de segundos, me lanzó una almohada a la cara porque "¿cómo puedes estar tan relajado en este momento?".
Estaba aterrorizado. Era como si estuviera viviendo con un dragón que cambiaba de humor más rápido que yo podía batear una bola curva. Intenté darle espacio, pero eso solo empeoró las cosas. "¿Por qué estás tan distante, Ken? ¿Es que no me quieres?" me preguntaba entre sollozos, mientras yo intentaba desesperadamente encontrar las palabras correctas.
Al final del día, me encontré en la esquina de la sala, abrazando una almohada, preguntándome si sobreviviría al día siguiente.
Día 4: Los Dolores Infernales
Llegamos al cuarto día, el más difícil de todos. T/N estaba acurrucada en la cama, retorciéndose de dolor. "Me duele como si un camión me hubiera pasado por encima," me dijo, con los ojos llenos de lágrimas.
Intenté hacer lo que cualquier novio decente haría: le preparé una bolsa de agua caliente, le di masaje en la espalda, incluso le ofrecí que me golpeara si eso aliviaba algo del dolor (¡y casi lo hizo!). Cada vez que la veía en ese estado, me sentía impotente. Me recordaba lo frágil que podía ser el cuerpo humano, y lo mucho que la admiraba por soportar todo eso.
Día 5: La Recuperación
Finalmente, el quinto día llegó y, aunque T/N seguía sintiéndose mal, el peor de la tormenta parecía haber pasado. Le preparé su desayuno favorito, intenté mantener la casa en orden, y sobre todo, intenté no decir o hacer nada que pudiera desencadenar otro episodio de cambios de humor.
Cuando se sintió un poco mejor, T/N me miró con una sonrisa cansada y me dijo: "Gracias por soportarme estos días, Ken. Sé que no ha sido fácil."
Yo solo sonreí y me acerqué para darle un abrazo. "No ha sido fácil, pero eres tú. Y eso lo hace valer la pena."
Día 6: La Reflexión Final
Mirando hacia atrás, nunca imaginé que cuidar de T/N durante su periodo sería una de las experiencias más desafiantes de nuestra relación. Pero también fue una de las más gratificantes. Aprendí a tener paciencia, a comprender más a fondo por lo que pasan las mujeres, y sobre todo, a quererla aún más.
Al final, sobrevivimos juntos, y eso es lo que importa. Aunque ahora, cada vez que veo helado, papas fritas, o sábanas manchadas, no puedo evitar sentir un pequeño escalofrío. Pero lo que importa es que T/N está mejor, y juntos, podemos superar cualquier tsunami que la vida nos arroje.
Wey es que Andrés llega sin avisar :(
La personita que me lo pidió, espero y te haya gustado :)