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Como dije, aquí somos masoquistas :)

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Como dije, aquí somos masoquistas :)

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El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de un ominoso tono anaranjado mientras Ken Sato y su novia, (T/N), se abrían paso a través de las ruinas de la ciudad. La civilización había caído meses atrás cuando el apocalipsis zombi comenzó, y desde entonces, su vida se había convertido en una constante lucha por la supervivencia.

Eran un equipo formidable, unidos no solo por su amor, sino por su determinación de sobrevivir juntos. Sin embargo, los recursos eran cada vez más escasos y salir a buscar comida se había vuelto una misión extremadamente peligrosa.

Una tarde, decidieron aventurarse más lejos de lo usual, esperando encontrar algún supermercado o almacén aún no saqueado. Ken estaba nervioso, pero (T/N) lo tranquilizó con una sonrisa valiente.

—Estaremos bien, Ken. Siempre lo hemos estado —dijo, apretando su mano antes de salir del refugio.

Avanzaron con cautela por las calles desiertas, con los ojos y oídos atentos a cualquier señal de peligro. Después de varias horas de búsqueda infructuosa, encontraron una pequeña tienda que parecía intacta. Al entrar, sus esperanzas se elevaron al ver estantes con algunos suministros aún disponibles.

Mientras recogían todo lo que podían, un ruido sordo se escuchó desde la parte trasera de la tienda. Ken levantó la mirada, alertando a (T/N).

—¡Cuidado! —gritó, pero fue demasiado tarde.

Un zombi emergió de las sombras, lanzándose hacia (T/N). Ken intentó intervenir, pero el zombi ya la había mordido en el brazo. Con un grito de dolor, (T/N) logró empujar a la criatura, y Ken rápidamente acabó con ella.

(T/N) cayó al suelo, sosteniendo su brazo ensangrentado. Ken se arrodilló a su lado, sus ojos llenos de terror y desesperación.

—No... no, por favor, no —murmuró, tratando de detener el sangrado.

(T/N) lo miró, sus ojos llenos de lágrimas.

—Ken, sabes lo que esto significa. No hay tiempo. Debemos regresar al refugio antes de que sea demasiado tarde.

Con el corazón destrozado, Ken ayudó a (T/N) a levantarse y comenzaron su camino de regreso. Cada paso era una agonía para ambos, sabiendo lo que inevitablemente vendría.

Una vez en el refugio, (T/N) comenzó a mostrar signos de la infección. Su piel se tornó pálida y sus ojos perdieron su brillo. Ken, incapaz de aceptar lo que estaba ocurriendo, se quedó a su lado, tratando de encontrar una solución que sabía que no existía.

—Ken, debes prometerme algo —dijo (T/N) con voz débil—. Cuando llegue el momento, no dudes. No quiero hacerte daño.

Ken asintió, las lágrimas corriendo por su rostro.

—Lo prometo, (T/N). Pero te juro que encontraremos una manera.

Pasaron los días y (T/N) seguía luchando contra la transformación, manteniéndose a su lado, aunque cada vez era más difícil. La lucha interna era visible en sus ojos, el constante conflicto entre su amor por Ken y el hambre insaciable que crecía dentro de ella.

Finalmente, una noche, (T/N) ya no pudo resistir más. Ken la observaba mientras su amada novia se convertía en algo irreconocible. Ella lo miró con una mezcla de tristeza y desesperación antes de lanzarse hacia él, sus instintos zombis tomando el control.

Ken cerró los ojos, su corazón rompiéndose en mil pedazos, y apretó el gatillo. El disparo resonó en la habitación, y (T/N) cayó al suelo, inmóvil. Ken se derrumbó a su lado, sollozando incontrolablemente.

La pérdida era insoportable. Había perdido a la única persona que había hecho soportable este infierno. Ahora, estaba completamente solo, rodeado por los recuerdos de su amor y los ecos de su promesa.

Con el amanecer, Ken enterró a (T/N) en un pequeño claro cerca del refugio. Colocó una sencilla cruz de madera sobre la tumba y se arrodilló, susurrando una última despedida.

—Te amo, (T/N). Siempre te amaré.

El peso de la soledad lo abrumaba mientras se alejaba de la tumba. El mundo era un lugar vacío sin ella, y cada día que pasaba sentía que una parte de él también había muerto.

Ken continuó sobreviviendo, pero sin el propósito y la esperanza que (T/N) le había dado. Cada vez que cerraba los ojos, la veía, recordando el amor que compartieron y el sacrificio que ella hizo. Su vida se convirtió en una lucha solitaria, una existencia marcada por el dolor y la memoria de lo que una vez tuvo y perdió.

El apocalipsis zombi había tomado todo de él, dejándolo solo en un mundo devastado, con nada más que el recuerdo de un amor que nunca podría olvidar.

El apocalipsis zombi había tomado todo de él, dejándolo solo en un mundo devastado, con nada más que el recuerdo de un amor que nunca podría olvidar

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Si la vida me da la espalda que sea la de Ken...plissss

La personita que pidió el escenario triste, espero y le guste :)

One Shots [ken Sato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora