Capítulo 11 parte 1

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La puesta de sol era hermosa, el cielo tenía tonos anaranjados, como el pelo de Hinata, luego tonos amarillos, seguidos por un degradé hacia el celeste. Hinata estaba en el callejón sosteniendo la lata de bebida energética, pensando en cómo su vida había cambiado desde que se había dado cuenta de su atracción por Kageyama, todo había ido de mal en peor, no se podía concentrar en el juego, se ponía tan nervioso que se había sentido mareado y por culpa de ello fue a la enfermería con Tanaka, el cual intentó besarlo a la fuerza, y qué otras cosas más si no hubiera llegado la enfermera a tiempo, luego el ataque de sus compañeras que hizo que sus amigos del club se decepcionaran de él y ahora esto... "¿Cómo fue que llegamos a esto?... Sólo quiero volver atrás y hacer las cosas bien, distintas"... El dealer lo miraba ansioso, sus ojos saboreaban cada momento, miraba la mano del pequeño, "anda bebe de una vez por todas". Hinata miró la lata, empinó el brazo y...

- ¡No te muevas!.

El dealer salió corriendo despavorido hacia la parte trasera del callejón, al llegar al fondo saltó la pandereta.

- Oye pequeño, quieto - miró a su compañero - síguelo.

El otro salió persiguiendo al joven.

- Sí - "que no soy pequeño", ante la orden del tipo, sólo pudo acatarla y quedarse estático, "¿qué pasó, acaso este día puede empeorar?", por desgracia su día iba a empeorar.

- ¿Eres su amigo?.

- No, eeeh, yo sólo pasaba por acá, se los juro - se asustó, lo miró con detención, múltiples perforaciones en su rostro, pelo teñido de azul, un expansor en su oreja, un tatuaje adornada su mejilla, un ala de águila bajo su ojo derecho de color azul indicaba nada mas ni nada menos que estaba frente a un yakuza, "no puede ser, es broma, ¿cierto?, Dios ¿que hice para que me odiaras tanto?", inconscientemente comenzó a tiritar, abrió los ojos despavorido, apoyó un pie atrás, luego otro y...

- No te muevas - se acercó amenazante, sus ojos daban la impresión de ser complemente negros, las pupilas dilatadas a su máxima expresión expresaban violencia.

- Yo... No me iba a mover, lo juro - de los nervios le pegó un sorbo profundo a la lata.

- Ven, hasta que no lo encontremos serás nuestro - le hizo señas con la mano para que se acercara.

Hinata sintió como su cuerpo se calentaba, sus pupilas se dilataron, y comenzó a sentirse bien, muy bien, extremadamente bien, "oooooh" dijo entusiasmado, el roce del aire era maravilloso, hacía que todos sus receptores mandaran señales de bien estar, se sintió liviano, el yakuza frente a él, ya no era el yakuza si no, un hombre lobo, de esos hambrientos, sedientos de sangre, con los colmillos amarillos, largos y afilados, el pelo negro con mechas azules, largo, tieso y greñudo, los ojos grandes, negros y profundos, la saliva colgaba del hocico, pegajosa, viscosa, expedía un vapor fétido con cada respiración, gruñó furioso, "¡¿Qué mierda...?!", tomó otro trago del líquido nervioso, esta vez fue un sorbo más abundante, el hombre lobo se iba acercando, lo iba a morder, a desgarrarle la garganta, su yugular se convertiría en una manguera y regaría el pavimento con sangre, su sangre, en un pánico absoluto, se subió a la bicicleta, le tiró la lata en la cara al lobo y pedalió, sintió una garra rozándole la chaqueta, era el hombre lobo que lo estaba atacando, aumentó la velocidad, la calle ya no era la calle, era un bosque frondoso, con colores que se deshacían, como si fueran de líquido, el verde de las hojas escurría para chocar con el suelo y quedar como gotas verdosas en el pavimento, la gente que pasaba al rededor eran pequeños duendes malignos, con narices puntiagudas, y dientes afilados.

- ¡Oye muchacho, ten cuidado! - Hinata casi lo atropella al cruzarse por delante a toda velocidad.

Seguía su camino esquivando animales varios y duendes malignos.

- ¡Fíjate por donde vas! - pasó raudo por su lado haciéndole el quite a el árbol que le habló, era un árbol grande, un sauce llorón del cual caían lágrimas que dejaron resbaloso el pavimento, una rama lo quiso sujetar, para zafarse de su agarre hizo un giro peligroso y ronceó la bicicleta sobre el pavimento dejando una marca de las ruedas.

- ¡Insolente! - gritó un viejecita, a la cual le había botado su bolsa con las frutas, estas quedaron desparramadas por el suelo.

Hinata vio pequeñas larvas que cayeron al suelo, reptaban y lo peor, eran explosivas, tenía que evitarlas a toda costa, si no, lo matarían en el acto, con su destreza esquivó las frutas, las voces seguían sonando, no les hacía caso a los duendes, eran malvados, él lo sabía, no lo engañarían tan fácil, miró hacia atrás, el hombre lobo ya no lo perseguía, siguió su recorrido veloz hasta las afueras, un parque, estaba a salvo, ya no habían duendes, estaba cansado, agotado, su corazón latía como nunca, sintió nauseas, las ganas de vomitar fueron de tal magnitud que tuvo que detenerse, se escondió en unos matorrales, su bicicleta en el suelo y él apoyado en el tronco de un árbol, lo miró y el árbol le dijo que era un amigo, que podía descansar en él, Hinata aliviado, se dejó caer hasta el pasto, ahí se quedó, sentado y recostado sobre el tronco, miraba hacia los lados, por si algún duende aparecía, debía estar atento por si tenía que escapar.

"No, esto no está pasando, esto no es real, no es posible, Hinata reacciona, esto no es real", se miró la mano, de esta comenzó a crecer pelo, pelo negro y azul, "me contagió, me volveré hombre lobo, estoy seguro, pero eso no existe, pero lo estoy viendo, veo como sale pelo de mi mano", se miró la mano contraria, comenzó a suceder lo mismo, pelo brotaba de su piel cubriéndolo por completo, se tomó la cara y sentía el pelo abundante cubriéndolo por completo, "no, esto no es real, esto no está sucediendo, estoy soñando, sí como la vez que soñé con Kageyama, esa vez parecía todo tan real, esta vez es lo mismo, estoy seguro, sólo debo despertar", sacó su teléfono, miró la hora, eran las 11:45 de la noche, "si llamo a mi mamá, ella vendrá a buscarme, pero si ella se asusta al verme convertido en hombre lobo... Rayos, esto no es real", volvió a mirarse las manos cuando un gato rubio apareció entre los matorrales, Hinata vio un tigre dispuesto a matarlo, se levantó para arrancar por su vida pero el tigre se engrifó y luego salió corriendo, "esa es la prueba, él arrancó de mí, debo ser un hombre lobo, ¿qué voy a hacer?, oh Dios...". Apoyó una mano en el árbol y agachó su cabeza, la dejó caer, estaba al borde del llanto.

- Dios, ¿que he hecho para merecer esto? - dijo a la nada.

- Duerme, así todo se solucionará - le respondió el árbol.

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora