Capítulo 50 parte 1

4.9K 438 116
                                    

Suga andaba de ánimos, no así Daichi que no logró dormir más de dos horas, estaba muy decaído.

-    Daichi, ¿dormiste mal?, tienes ojeras.

-    Sí, dormí poco y mal.

-    Yo no recuerdo cuando me quedé dormido.

-    Te dormiste con el libro de inglés en la cara – sonrió al mirar a su amigo.

-    Ah jajaja, gracias por sacarlo – asumió que fue Daichi fue el que le sacó el libro.

-    De nada... Creo que me voy a quedar dormido en clases.

-    Podrías decir que estás enfermo e ir a la enfermería a dormir, la enfermera es un amor de persona.

-    Es una buena idea.

-    Además, con la cara que traes te dejará de inmediato.

-    ¿Me acompañas? – le pidió inconscientemente.

-    Es mejor que vayas solo – dijo con toda su fuerza de voluntad, encantado habría ido con él.

-    Tienes razón – sintió algo extraño en su pecho y se dirigió a la enfermería.

Suga entró a la sala de clases, "bien, no caí en la tentación, voy bien encaminado".

Pasó la mañana y Daichi durmió todo ese tiempo, a la hora de almuerzo ya estaba repuesto, esperaba que Suga lo fuera a visitar pero no llegó por lo que solo se devolvió a su salón, lo primero que hizo fue buscar a su amigo para almorzar juntos, pero, para su sorpresa, no estaba, le preguntó a unas compañeras por él, ellas le dijeron que se había ido al comedor con otros compañeros, Daichi nuevamente sintió esa sensación extraña en su pecho, se sentó en su puesto a comer solo, odiaba estar solo, la hora pasó muy lento, veía los minutos pasar, miraba hacia la puerta a cada rato, una sonrisa nació de sus labios cuando ve llegar a Suga, su corazón comenzó a latir más rápido, se acordó de anoche y se puso rojo, era tan obvio que su amigo se acercaría a preguntarle como estaba que se quedó sentado en su puesto pero lo único que logró fue decepción, Suga le hizo señas con la mano dándole a entender que lo había visto pero en vez de ir a preguntarle como estaba se fue a sentar a su puesto y se quedó conversando con otros compañeros, se reía encantado con las bromas de los otros, Daichi no podía quitar los ojos de su vice capitán, el como sonreía, el como se movía, como los demás se llevaban tan bien con él, no se había dado cuenta pero los demás estaban rodeándolo, él era el centro de atención, nunca se había fijado, siempre lo tenía al lado, nunca pero nunca lo había mirado de lejos, otra vez esa sensación dominó su pecho, se levantó para ir donde estaba Suga, ya no aguantaba pero no pudo porque sonó el timbre que daba inicio a la clase de inglés, lo más probable es que tuvieran control, no estaba preparado en lo absoluto, pero ¿por qué ahora no se había preparado?, recordó que siempre antes de los controles Suga le hacía un repaso en la hora de almuerzo, otra vez su pecho se agarrotó.

En el receso de la tarde Daichi se paró rápidamente y fue al puesto de Suga.

-    ¿Cómo te fue en el control de inglés? – preguntó ansioso de recibir cualquier respuesta.

-    Bien ¿y a ti?.

-    Mal, me hizo falta tu repaso – dijo con sus mejillas teñidas de rosado.

-    Si es verdad – Suga bajó la mirada.

-    Pero no te preocupes, pero la próxima vez te la cobro – le cerró un ojo y sonrió de medio lado.

-    Ah jajaja – rodó los ojos – pero creo que es mejor que estudies solo, en la universidad yo ya no estaré a tu lado.

Al escuchar eso una angustia lo aprisionó, sintió unas ganas irrefutables de tocarlo para sentir su presencia, quería sentir que su amigo era tangible, las ganas imperiosas lo vencieron y alargó la mano hacia la mejilla de Suga, en otros tiempos Suga habría aceptado el contacto pero esta vez fue distinto, se alejó, Daichi abrió los ojos, no se esperaba esa reacción, creía que Suga iba a aceptar el contacto y que le iba a sonreír, pero en vez de eso se alejó y frunció el ceño, sí, se molestó, su querido amigo lo rechazó.

-    Perdón – dijo sorprendido y acongojado.

-    Ah jajaja, es que me pillaste desprevenido, además la gente se puede hacer ideas extrañas y tú odiarías eso – se explicó, "no puedo aceptar tus caricias, me duele porque sé que son sólo de amistad y nos tenemos que alejar de a poco, es lo mejor".

-    Sí, tienes razón Suga – respondió sumiso.

-    Voy al baño – le sonrió y se alejó.

Daichi se quedó parado frente al puesto de su amigo, miró hacia los lados, ¿con quién podría conversar mientras su amigo no estaba?, atisbó un grupito de compañeros, se acercó y fue bien recibido, pero se sentía de igual forma solo, muy solo, continuó mirando la puerta quería que Suga llegara rápido, pero sospechaba que su amigo no volvería hasta el término del recreo y así fue, un minuto antes que tocaran el timbre llegó Suga y fue directo a su puesto.

"Suga entiendo que te quieras alejar de mí, ¿pero es necesario?, esto no me está gustando para nada, siento un vacío enorme cuando no estás, incluso aunque esté rodeado de gente, Suga estoy demasiado acostumbrado a ti, quiero que volvamos a como éramos antes, antes de confesarte que yo sabía que estabas enamorado de mí, pero eso es imposible, ¿qué puedo hacer?".

Al término de clases se juntaron a la salida de la sala, eso no cambió, se irían juntos al entrenamiento, pero la ida fue distinta, no conversaron Suga iba mirando al frente, Daichi lo miraba a cada rato de reojo, extrañaba la mirada constante de Suga, esa mirada cargada de amor que siempre le daba y que cuando se encontraban sus ojos él siempre le regalaba una sonrisa espontánea, una bella y amable sonrisa pero ahora, no lo estaba mirando, no tenía puestos los ojos en él, parecía distante, parecía sólo un compañero, sólo un amigo más.

En la sala del club Suga se cambió dándole la espalda a Daichi, fue veloz, Daichi no tuvo tiempo de ver nada, ya listo se fue sólo al gimnasio, nuevamente no lo esperó, lo dejó solo, Daichi estaba totalmente afligido, le dolía mucho el pecho, echaba de menos la rutina de antaño, sólo había cambiado durante estos cuatro días y ya no lo soportaba, estaba desazonado.

"Tengo que invitarte a dormir a mi casa, eso sí que no quiero perderlo".

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora