Hinata lloraba sonriendo, Kageyama por primera sonreía con euforia, al ex ceñudo giró su rostro y acercándose lentamente a lo labios de Hinata finalmente lo besó, fue un beso tierno, un beso de veneración.
Los padres comprendieron que se habían olvidado de ellos, que la cosa se pondría un poco más fogosa, pero ninguno de los dos sabían cuan fogosa podría ser, sólo pensaban en besos subidos de tono pero no sería así; salieron llevándose a rastras a Natsu que lloraba a gritos y reclamaba que esos besos eran sólo para ella, que ella era la única que podía recibir esos besos de su hermano, cuando por fin la pudieron controlar cerraron la puerta de la pieza de Hinata y se marcharon, debían darles privacidad, ambos después de haber tenido esa experiencia de ver a su hijo sufriendo, golpeado y casi perderlo ablandó sus corazones de tal manera que harían lo imposible por su hijo incluso dejarlo solo por una noche con su novio.
- Hinata, te amo, te amo, perdóname, te amo tanto que creo que voy a explotar, no puedo controlar este sentimiento, me supera – Kageyama hablaba rápido, casi no respiraba cuando se le acaba el aire – Amor, perdón, fui un imbécil el peor de todos – fue callado por el beso de Hinata.
- Ya no importa, ahora estamos juntos, es suficiente para mí – dijo Hinata con sus labios pegados a los de Kageyama.
- No lo es, déjame explicarte por favor – le tomó el rostro con delicadeza y lo sostuvo a unos pocos centímetros del suyo – es importante para mí explicarte todo lo ocurrido, si no lo hago me voy a atragantar, todo lo sucedido no me ha dejado vivir en paz, todo lo que te he dicho me ha torturado por estos días, yo, yo estoy tan pero tan arrepentido, tenía miedo, un miedo profundo, perdón, debería decir terror, el peor de todos, ese fin de semana en que estuvimos juntos por primera vez fue magnífico, me di cuenta de inmediato que estaba enamorado como un imbécil, no quería irme de tu lado, pero debía volver a casa, a mi padre no le gusta que me quede en casa de mis compañeros, odia eso; cuando llegó tu mamá me puse nervioso de que se notara que habíamos hecho algo, me sentía raro, nervioso y emocionado pero también con miedo, pero en ese minuto me decidí que no te daría otro beso hasta que fuéramos novios por eso no te besé cuando nos despedimos, créeme estaba nervioso, asustado y emocionado y tu me conoces, reacciono cortante cuando muchas emociones me invaden, así que tenía todo planeado el lunes te pediría formalmente que comenzáramos a salir, ese domingo cuando me devolvía a mi casa compré un anillo en una feria, no es mucho, es de fantasía pero era simbólico, por eso no te besé cuando nos despedimos, tenía que cumplir mi cometido, llegué tarde a casa, mi padre me estaba esperando sentado en el living, con un vaso de licor en la mano, lo primero que hizo fue preguntarme por qué llegaba tan tarde, le dije que te estaba cuidando y que me vine a penas llegó tu mamá, el me dijo que nunca había visto que un hombre se quedara en la casa del otro y me dijo que él no estaba de acuerdo con eso, si acaso yo era un mariquita, un maricón que me quedaba toda una noche con otro hombre, que a caso no me daba asco y repulsión, yo me defendí cobardemente diciendo que sólo éramos amigos, que entre nosotros no había nada, le juré que era imposible que su hijo fuera un marica, él estaba furioso y me prohibió acercarme a ti, me dijo que si te veía por la casa me prohibiría jugar voleibol, no sé por qué se empecinó tanto, yo creo que él sospecha que yo te amo y al saber que estuve contigo toda una noche lo volvió loco, ese lunes fue terriblemente difícil decirte que te había usado, imagínate que tenía el anillo en el bolsillo de mi pantalón y jugaba con él mientras te decía esa mentira, quería alejarte de mí a como diera lugar, quería que te olvidaras de mí y me odiaras así no podría acercarme a ti, así iba a ser más fácil, pero ¡mierda Hinata!, ese maldito comenzó a cortejarte, cada vez que lo veía acercarse a ti una parte de mi alma se desgarraba, me dolía montones pero debía ser fuerte, no podía ser un maricón y un adefesio como me había dicho mi padre, me aguanté las ganas de correr y separarte de él, estaba enfurecido y enojado contigo, sí, me enojé porque te buscaste un reemplazo muy rápido, además le coqueteabas descaradamente y yo sufría cada vez que veía como le regalabas tus hermosas sonrisas a ese pelafustán, era terrible y además él podía acercarse a ti fácilmente, eso era lo que más odiaba y ahora entiendo que lo envidio porque es homosexual y le importa una mierda lo que piensen los demás, yo quería tener la capacidad de hacer eso, quería tener la fuerza y el coraje de gritar que te amaba, quería cortejarte, pero no podía, a parte del miedo que tenía por lo que pensaría mi padre era porque me daba una vergüenza atroz, soy un imbécil, lo sé, todo habría sido tan distinto si hubiera tenido el valor de abrazarte y no soltarte jamás.
- Kageyama, yo quería sacarte celos, yo también fui un imbécil, pero tenía rabia yo pensé que me habías utilizado, pensé que era una basura por como me desechaste – la voz de Hinata tembló al recordar como se sintió.
- Perdóname mi amor, perdóname – lo besó y luego continuó relatando sus vivencias – él estaba todos los recreos sobre ti, te perseguía, te acosaba pero tú aceptabas sus atenciones, además aceptarte ser su novio – Hinata negó con su cabeza frenéticamente – amor, los vi, un día estaba tan desesperado que los seguí, escuché lo de la cita en el parque y como un acosador los seguí, y aunque no lo creas estuve tres horas fuera de tu casa esperando, así de desesperado estaba, y te vi Hinata, él se arrodilló y se besaron – Hinata intentó hablar pero fue callado con el dedo índice de Kageyama —ahí quise morir, morir de desilusión, de rabia y de angustia, te estaba perdiendo, te estabas alejando cada vez más de mí, pero eso era justo lo que yo necesitaba, justo lo que yo había querido pero estaba arrepentido, te odié por eso, me hacía bien odiarte, me era conveniente porque así te olvidaría con facilidad, o eso creía pero fue todo lo contrario, no podía dejar de pensar en ti, de recordarte, de añorarte; y lo peor vino después cuando Tanaka fue a mi casa y me contó que tú estabas de novio con Yachi...
- Oh Dios, es cierto Kageyama, no te mintió, pero eso también es mi culpa – Kageyama lo iba a besar para callarlo pero Hinata se echó hacia atrás – déjame contarte, como no reaccionabas con celos con Tanaka...
Kageyama al recordar algunas cosas explotó silenciando a Hinata – Incluso te regaló flores el mierda, ¿sabes como me sentí cuando lo vi hacer algo que yo quería hacer?,¿ cómo me sentí cuando me ganó?, él lo hizo antes y tú estabas tan coqueto, Hinata me quería morir ahí mismo, no sabía que hacer, tenía rabia, mucha, Hinata – le acarició la mejilla – perdón por no regalarte flores, perdón por ser un cobarde.
- Yo también actué mal Kageyama, por favor créeme cuando te digo que yo jamás acepté ser novio de Tanaka él me besó a la fuerza, debo contarte que no fue la primera vez que lo intentó, antes en la enfermería me forzó pero llegó la enfermera y lo detuvo...
- Pero Hinata entonces ¿por qué lo seguiste viendo?...
- Porque estaba solo y despechado, porque me sentía una basura y él me ayudó a salir a flote, me hacía sentir querido, apreciado y repito, no una cosa que se desecha...
- Lo siento tanto Hinata, amor, por favor, nunca más debe haber un mal entendido entre nosotros, por favor – tomó sus manos y las besaba por todos lados, sus dedos, sus palmas y el dorso de sus manos.
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Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina]
FanfictionHinata se da cuenta que le atrae Kageyama y de ahí para delante su vida se vuelve un caos, cada día un mal entendido tras otro, pasa por períodos en que añora morir, no estar, esfumarse del mundo por lo que toma pésimas decisiones que traerán nefast...