Capítulo 40 parte 2

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- Hijo no has tomado desayuno y tampoco almorzaste – le sirvió un plato de comida – come para que tengas fuerzas, te has exigido mucho con el voleibol y los estudios, estoy muy orgullosa de ti.

- Gracias mamá – sintió vergüenza y remordimientos.

La mamá lo dejó solo, él intentó comer, sólo comió la mitad, el resto con mucha pena lo botó en una bolsa y botó la bolsa cerrada en el basurero. Volvió a su pieza y se recostó, pensó en tantas cosas, en Kageyama sobre todo,  no podía creer que estuvieron juntos como Kaori le había dicho, que estaba desnudo y que Dios sabe que cosas habían hecho en ese cuarto, y que luego Pablo lo masturbó con Kageyama presente, Mierda, eso era lo peor, además hizo un show bailando frente a puros desconocidos que vitoreaban "naranjito", mierda, naranjito, se repitió nunca más.

Escuchó que tocaron el timbre y luego unos pasos en la escalera, tocaron su puerta, abrió de mala gana, sabía que era Tanaka el que lo había ido a visitar.

- Hola precioso, ¿cómo estás? – se acercó a abrazarlo pero Hinata se alejó – no seas así precioso, te eché de manos – se rió y abrió y cerró las manos como queriéndolo agarrar.

- Perverso... Es que ahora estoy con Yachi san y me sentiría mal abrazándote.

- Pero es sólo un abrazo, no le veo lo malo.

- Pero yo sí Tanaka.

- Yuu, habíamos quedado de acuerdo en eso.

- Pero tú me dices precioso y ahora amor, ese no me gusta – hizo un puchero de lo más tierno.

- Dios que eres adorable – se quejó Tanaka.

- ¿Viste?.

- Precioso eres lo que yo siempre quise, por favor déjame decirte todo lo que siento.

- Bueno, pero lo que no me puedes decir por ningún motivo es: amor, ya que no lo soy – le espetó.

- Está bien, ambos cedimos como una pareja, ¿te das cuenta de que somos el uno para el otro?.

- Estás exagerando Tanaka.

- Yuu.

- Bueno, Yuu – sonrió con ternura.

Hinata se quedó acostado y Tanaka sentado en el suelo apoyado en la cama, a Hinata lo venció nuevamente sueño y se durmió, efecto secundario de la droga, esta producía un sueño devastador cuando comenzaba a salir del sistema. Tanaka lo miraba dormir, le hizo cariño en el pelo y suspiraba cada cierto rato, quería besarlo, quería abrazarlo pero no se atrevía, el pequeño podía despertar y se enojaría con él. Era tanta la tentación que cayó rendido y lo beso en los labios con sumo cuidado, el no despertó pero Tanaka decidió irse antes de hacer algo más.

- Te amo Shouyou, te amo como nunca pensé amar a alguien – le dijo a sabiendas que no lo iba a escuchar.

Salió de la pieza, se encontró con la mamá abajo, se despidió y se retiró suspirando.

El teléfono sonaba, Hinata sin mirar la pantalla contestó con voz de ultratumba.

- Alóoo.

- Hinata imbécil, ¿te acuerdas de algo de ayer?.

El peli anaranjado despertó de golpe, era Kageyama al habla, su corazón latió rapidísimo y fuerte, tanto así que escuchaba los latidos en sus oídos.

- Kageyama... Hola, yo... – "¿ qué le digo?, me haré el tonto, siempre es lo mejor, la verdad no recuerdo mucho así que no estaré mintiendo pero de que sé lo que pasó lo sé, luego de un silencio prolongado dijo, por fin – no, no recuerdo nada.

El peli negro se quedó mas tranquilo, no quería admitir que tuvo "algo" con Hinata.

- Bailaste frente a mucha gente, te sacaste la polera y ¡¡¡además un extranjero te masturbó!!! – dijo todo enojado y gritando.

- No puede ser.

- ¡¡¡Estabas DROGADO ESTÚPIDO HINATA!!!, drogado hasta la punta del pelo – volvió a regañarlo.

- No me acuerdo de nada Kageyama – dijo compungido.

- Me vas a tener que explicar ¿de dónde sacaste la droga?, ¿por qué estabas con esa gente?, ¿cuándo comenzaste a drogarte?, ¿a qué hora llegaste a tu casa?, llamé a esa tipa y dijo que te fue a dejar temprano, pero no me fío del todo de sus palabras, ahora me vas a responder todo.

Hinata sabía que Kageyama estaba omitiendo lo más importante que tuvieron "algo" anoche, sintió una rabia profunda.

- No tengo por qué darte explicaciones, tú no eres nada mío y eso es por tú decisión – alzó un poco la voz pero no llegó a gritar como lo hacía Kageyama.

- Eres un imbécil Hinata, un maldito imbécil – Kageyama esta vez habló con tristeza, casi con melancolía, "no te acuerdas que te quité tu virginidad  y que yo también perdí mi virginidad contigo, es algo que deberíamos atesorar por siempre y tú lo echaste a perder".

- ¿Sabes?, no entiendo por qué tú estabas ahí, ¿a caso estás siguiéndome?.

- Fue pura casualidad, pero eso no es relevante, ahora baja y abre la puerta, estoy afuera de tu casa – tocó el timbre.

Hinata se aceleró, su corazoncito no podía más, buscó a Tanaka, tal vez estaba en el baño, "¿qué le digo sobre Tanaka?, espera Hinata eso no te debe importar Kageyama no es nada tuyo, es sólo un compañero de equipo, mi compañero que amo tanto, ¡rayos!", enchufó el cargador de su teléfono y bajó a abrir la puerta, se encontró con que su madre ya lo había hecho.

- Kageyama, bienvenido.

- Disculpe la intromisión – se sacó las zapatillas.

- Hola Kageyama – dijo Hinata todo nervioso, un leve sonrojo cubrió sus mejillas, la mamá sonrió al verlo, al pasar a su lado, le acarició la cabecita, con una ternura desbordante, no le dijo nada, pero le transmitió amor con ese pequeño gesto.

- Hola Hinata – Kageyama también esta fucsia, mucho más que Hinata, sentía el calor en sus orejas y un pequeño sudor cubría su frente, no podía dejar de acordarse de anoche, de todo lo que hicieron, de Hinata tan sexy, de Hinata gimiendo, de Hinata ofreciéndose, de Hinata masturbándose, comenzó a excitarse por lo que sacudió su cabeza e intentó pensar en cosas asexuadas, pensó en Yachi san, lástima por la pobre, ambos la consideraban lo menos erótico que hay.

- Pasa, ¿quieres ir a mi pieza? – dijo tímidamente, al terminar de hablar su sonrojo aumentó.

- Sí – fue escueto.

Hinata iba a la delantera, Kageyama lo seguía intentando que sus ojos no se desviaran del suelo. Entraron a la pieza y Hinata bajó la cabeza, se sentía pésimo, no sabía qué decir, todo era vergüenza, no al nivel del peli negro pero no tener una idea clara de lo que hicieron hacía que su imaginación se escapara de la lógica, volaba libre y tal vez creaba imágenes más terribles de lo que habían vivido.

- Hinata yo... – el ceñudo bajó su mirada, respiró profundo y dijo – yo... Creo que tenemos que hablar...

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora