Pasaron los días, una semana aproximadamente, Kageyama cada vez que miraba a Hinata no disimulaba su asco, se repulsión hacia el pequeño.Hinata todos los días sagradamente realizaba sus ejercicios para la cintura, comenzó a comer menos, quería ver resultados rápidamente, pero hubo dos veces en que lo atacó la ansiedad y comió como desaforado. Cuando sentía ese vacío en su pecho buscaba comida, corría a la tienda para comprar aquellos dulces empalagosos llenos de calorías, crema, saborizantes y químicos, corría de vuelta a su casa con una bolsa llena de golosinas, se encerraba en la pieza, abría un paquete y tragaba sin masticar desesperado, sentía odio, un fuerte odio, tragaba sin saborear, engullía otro, seguía por el tercero, más, quiero más, pensaba, iba por el cuarto, por el quinto, no se podía detener, la crema le escurría por la boca, caía sobre su camiseta, embetunándola, ensuciando su ropa como tenía sucia su alma. No era suficiente, no estaba satisfecho por lo tanto sería el turno del chocolate, sus dedos tembloroso y llenos de crema atacaban el envoltorio, el sonido del paquete al abrirse retumbaba fuerte en sus oídos, sus sentidos estaban exaltados, sensibles, mordió el primer trozo, lo masticó con furia, comía con rabia, siguió en su tarea, dos barras grandes de chocolate desaparecieron y lo llenaron al fin, pero luego venía el arrepentimiento, su meta de la cintura perfecta se alejaba, se le escapaba de las manos, nuevamente la desesperación le carcomía el alma, se apretaba el abdomen tirado en el suelo pero no lloraba, no se lo permitía, sería dar su brazo a torcer, sería reconocer que estaba sufriendo y él por ningún motivo sufriría por Kageyma, no lo haría, "voy a engordar, voy a engordar, voy a engordar", se repetía a cada rato, se agarraba el pelo y lo tironeaba, incluso se arrancó unos mechones, al ver aquellas hebras anaranjadas en sus manos fue el punto de quiebre de no retorno, venía el arrepentimiento, sentía asco, un asco profundo que venía de su abdomen y viajaba hacia su garganta, ese asco por uno mismo, por haber sido débil, por haberse dejado llevar, ya estaba corrompido, corría al baño, levantaba la tapa de la taza, miraba el agua azulosa con desinfectante al final, el olor del químico era fuerte, le hacía daño a sus ojos que estaban muy cerca del líquido, le lloraban un poco, dudó, de verdad dudó en hacerlo pero el asco fue mayor, se miró la mano, la empuñó dejando el dedo índice y el dedo de al medio extendidos, los metió dentro de su boca, recordando cuando Kageyama le succionó ese mismo dedo índice, introdujo su mano hasta que tocó la garganta, una arcada nació, la comida fue expulsada violentamente en la taza del baño, otra arcada, dos, tres, contracciones fuertes lo invadían, lo atormentaban y aliviaban a la vez, el dolor era intenso, sus ojos se hinchaban quedando rojos, su cara se congestionaba, llena de sangre, no se detenía hasta sentir que se había desecho de todo el contenido de su estómago, luego quedaba con el sabor agrio de la bilis y quemazón en su garganta, el vacío de haber realizado un acto corrupto, un acto prohibido. Estaba decayendo, no quería llorar pero esto le estaba comenzando a afectar, se odiaba, se recriminaba haber sido usado, se sentía miserable, se miraba al espejo y recordaba su noche con Kageyama, "¿por qué ya no me quieres?", estaba comenzando a obsesionarse con su cuerpo, debía tener cintura a como de lugar. Luego de terminar la misión, agarraba papel higiénico y limpiaba el borde de la taza, bajo el doblez de la circunferencia de cerámica, por fuera de ella, donde había un chorro de su vómito contando la historia del calvario vivido, le tomó sólo cinco minutos para botar y eliminar el contenido, tiró la cadena, sus desechos estomacales giraban, los veía irse, pero una descarga no era suficiente aún quedaban restos flotando, recordándole su desenfreno, esperó a que el estanque se llenara, otra vez tiró de la cadena, ahora sí los restos viajarían por el desagüe, se levantó, fue a lavarse las manos, abrió la lleva ensuciándola, aún quedaban restos en sus dedos, el agua corría mientras él se restregaba las manos con mucho jabón, debía eliminar el olor, que era persistente, se olfateó la mano pero el olor no se iba, seguía pegado, tomó más jabón y volvió a realizar la tarea con furia se lavó las manos, cuando hubo terminado, acunó su mano y recogió agua para luego verterla sobre la llave, no podían quedar restos o su madre se preocuparía, cerró la llave, se miró al espejo, su cara congestionada lo saludaba y se burlaba de él, "te odio Kageyama", luego salía del baño como si nada, como si lo vivido hubiera sido un mal sueño o un cortometraje o mejor aún, un reportaje en el noticiero.
Es corito porque es lo que llevo, en la tarde publico el resto si lo escribo hoy.
Este capítulo me dio pena escribirlo, pero, al parecer, me gusta hacer sufrir al pobre Hinata, ojalá no se me haya pasado la mano. Un beso a todas, porque creo que son sólo mujeres las que leen este fic, si hay algún varón me avisas por fis, me haría sumamente feliz saber que alguien del género masculino me lee.
Gracias a todas, son mi empuje para seguir escribiendo.
Un besho y abaaazo.
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Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina]
FanfictionHinata se da cuenta que le atrae Kageyama y de ahí para delante su vida se vuelve un caos, cada día un mal entendido tras otro, pasa por períodos en que añora morir, no estar, esfumarse del mundo por lo que toma pésimas decisiones que traerán nefast...