Luego de comer en el local de comida rápida, pasaron primero a la casa de Daichi, éste se duchó y cambió de ropa, se colocó unos jeans negros, con un cinturón de cuero negro y una polera blanca, calzó unos zapatos negros y para finalizar una chaqueta de cuero negro, quería dar un aspecto más maduro, quería verse un poco mayor, lo logró a medias, porque la cara de niño de preparatoria no se la sacaba nadie, se echó perfume, el perfume que Suga tanto amaba y añoraba oler todas las noches, "me encanta tu olor Daichi, te ves tan guapo, pareces un actor famoso, jajaja no creo que sea para tanto, pero a través de mis ojos eres el más hermoso de todos, si sólo me vieras con otros ojos Daichi, si sólo te fijaras en mí". Daichi no cambió su forma de ser frente a Suga, se cambiaba de ropa frente a él, se paseaba en bóxer sin problemas, sin pudores, a diferencia de lo que todo el común de la gente creería, a él no le importaba que su amigo, que estaba enamorado de él, lo viera desnudo o en ropa interior, siempre había sido así, eso no tenía por qué cambiar, y esto Suga lo agradecía, pero ahora que él sabía que Daichi sabía que él estaba enamorado de él, era el mismo Suga el que había cambiado y se ponía nervioso cada vez que veía a su Daichi con poca ropa, intentaba disimular sacando su teléfono, se ponía a navegar, a jugar a hacer cualquier cosa con tal de tener los ojos ocupados mirando lo que sea antes que mirar el cuerpo bien formado de su amado, porque seamos sinceros, que el moreno tiene un cuerazo, lo tiene, su abdomen era firme y marcado, sus glúteos dos esferas musculosas, sus brazos pura fibra, para qué hablar de sus piernas bien formadas, sustanciosas, fibrosas, "Dios, no puedo dejar de mirarlo de reojo", Suga peleaba consigo mismo, tratando de vencer el impulso de mirarlo, "no puedo, no debo mirarlo", se decía, pero sus ojos se movían sin su consentimiento para ir a parar a esa espalda musculosa.
- ¿Estás listo Daichi?, aún falto yo – dijo Suga para distraerse y hacer que de una vez por todas sus ojos le hicieran caso y miraran a los ojos a Daichi.
- Sí, voy al baño y nos vamos.
- Está bien Daichi.
Sawamura salió del cuarto, Suga en un impulso irrefutable, que le carcomía las manos se acercó a la cómoda y agarró el frasco de perfume de su amado, sacó la tapa y olfateó el aspersor, "huele tan bien, huele a ti", miró hacia la puerta, nadie, sacó un pañuelo desechable de su bolsillo y lo empapó con el perfume, se guardó el pañuelo en el bolsillo, cerró el frasco del perfume y se fue a sentar a la cama intentando disimular su nerviosismo. "¿Qué hice?, él notará el olor, soy un imbécil, debo deshacerme de...", en ese minuto llega Daichi.
- Listo Suga, vamos a tu casa, es tu turno – le cerró un ojo.
- Está bien Daichi.
"Huele a mi perfume, no me digas Suga que te echaste un poco, haces cosas tan tiernas y tan infantiles de repente, me lo deberías haber pedido, o tal vez no te echaste si no que guardaste el aroma... Suga... Amigo", se entristeció con sus pensamientos, conocía tan bien a su amigo que había acertado medio a medio.
Caminaron a la casa de Suga, entraron y saludaron a los padres de éste, la mamá amaba al amigo de su hijo, lo adoraba, siempre fue bien recibido en esa casa. "Hasta mi mamá te ama, ¿podrías dejar de ser tan perfecto señor Sawamura?", pensó Suga. Le avisaron que iban a salir que iban a una fiesta, luego de pasar por el típico interrogatorio de las madres, lograron subir al cuarto del dueño de casa.
- Voy a ducharme y vuelvo – avisó Suga.
- Tómate tu tiempo – respondió Daichi, que estaba tendido sobre la cama.
- Está bien Daichi.
Suga fue hacia el baño, se desvistió, guardó el pañuelo desechable en un frasco y el frasco lo escondió en el fondo del mueble del baño, ya iría por él cuando llegara mas tarde. Se duchó rápidamente, salió del baño con la toalla amarrada a su cintura y con el pelo mojado, llegó a su cuarto y quedó paralizado, como nunca le entró una vergüenza suprema, de aquellas en las que te pones rojo con sólo imaginar lo que viene, no quería por ningún motivo que su Daichi lo viera desnudo, no podía, ahora que todo se sabía se le estaba haciendo increíblemente complejo el asunto, "noooo, me va a ver desnudo, que vergüenza, pero ya me ha visto desnudo antes, debo controlarme, él actúa normal frente a mí, no puedo ser yo el que se ponga raro, tengo que calmarme", Daichi se dio cuenta de que su amigo estaba con los ojos cerrados en el marco de la puerta y no se movía, levantó una ceja en señal de incredulidad.
- ¿Suga?
- Ah – Suga abrió los ojos – sólo estaba... – no se le ocurrió nada inteligente que decir, comenzó a sentir calor en su rostro, mucho calor que llegaba incluso a las orejas.
- Suga, te duchaste con agua muy caliente – se levantó hacia él.
Koushi estaba al borde del colapso por la vergüenza, cuando vio que su amigo se levantó se echó para atrás de reflejo.
- Lo siento Daichi – se disculpó – ¿podrías salir un momento? – dijo todo apenado.
- Claro – Daichi caminó y pasó al lado de Suga, cuando salió del cuarto Suga cerró la puerta.
Velozmente se puso ropa interior, se vistió con lo primero que encontró, unos jeans azules, una camisa blanca... Su cuerpo ya estaba cubierto por lo que hizo pasar a su amigo.
- Entra Daichi – se estaba poniendo los calcetines sentado en la cama.
- Permiso – dijo al abrir la puerta.
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Sé que es corto, esta tarde lo termino y lo subo a penas esté finalizado.
Un abrazo bien apretadito. \(*-*)/ . beshos
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Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina]
FanfictionHinata se da cuenta que le atrae Kageyama y de ahí para delante su vida se vuelve un caos, cada día un mal entendido tras otro, pasa por períodos en que añora morir, no estar, esfumarse del mundo por lo que toma pésimas decisiones que traerán nefast...