Capítulo 26

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A la mañana siguiente se levantó temprano, realizó sus rutina de ejercicios, estuvo tres horas y media sin parar, al término de la extenuante rutina fue en busca de una toalla, entró al baño, se desvistió, quedó desnudo frente al espejo, se colocó las manos sobre la cintura y apretó, "me falta, aún me falta...", abrió el grifo del agua caliente, cuando ésta estuvo tibia se metió, agarró el envase de shampoo y lavó su cabello anaranjado, sacó tanta espuma como fuera posible, ésta escurría a través de sus ojos cerrados, bajaba por la nariz y su mentón, se estaba relajando pero su mente lo traicionó y giró hacia Kageyama, rememoró su experiencia primera, las expresiones eróticas de Kageyama, su calor, sus ojos azulosos... Se excitó, odiaba haberse excitado, se odiaba por ello pero su necesidad fue mayor, tomó su miembro y comenzó a embestir contra su propia mano, su orgasmo fue leve, se sintió asqueroso, horrible, patético, basura, "¿cómo pude hacer esto pensando en él?, algo dentro mío está mal, podrido", salió de la ducha, nuevamente se miró en el espejo, odiaba su reflejo, le avergonzaba su imagen, tenía rabia, se secó con furia, su piel quedó roja por la fricción, en algunas zonas incluso con puntitos rojos, pequeñas petequias delataban a los vasos sanguíneos rotos, su madre lo vio salir con la toalla amarrada a la cintura, lo saludó alegremente, Hinata respondió con una sonrisa, falsa por lo demás, su hermanita corrió a abrazarlo, la tomó y le besó su mejilla, ella no tenía la culpa de sentirse mal, no podría desquitarse con ella, la dejó en el suelo y le dijo que debía vestirse, ella le pidió jugar mas tarde, pero Hinata tuvo que negarse, iría a la casa de Yachi a estudiar. Entró en su pieza y se vistió con unos jeans azules, les hizo el típico doblez en el borde dejando a la vista unos calcetines con diseño de un panda que estaba sentado comiendo una ramita de bambú; una polera amarilla con el diseño de un círculo de prohibido con un grupo de música al fondo, sí era un hater de ese grupo; estaba comenzando a refrescar, por lo que llevó un sweater verde oscuro y por último sus típicas converse negras.

Revisó su bolso, llevaba los cuadernos, Yachi tendría los libros, obvio, el que pone la casa pone los libros, sería ridículo andar con todo ese peso a rastras siendo que el dueño de casa los tenía a mano. Se sentó en la cama y se quedó mirando sus pies, "¿qué es lo quiero realmente?", sonó su teléfono, miró la pantalla, Tanaka Yuu.

-    Alo... Tanaka...

-    Hola precioso, ¿cómo te sientes?.

-    Bien, gracias.

-    Me dejaste preocupado ayer, tu nariz sangraba mucho, debes tener más cuidado precioso.

-    Yuu, no me digas precioso, me da vergüenza y la gente se hace una idea errónea de ambos.

-    Por mí que todos crean esa idea errónea para que así se haga realidad.

-    Yuu... – "no saco nada con rebatirle, es insistente este hombre".

-    ¿Qué pasa precioso?.

-    Nada, sólo estoy cansado.

-    Si quieres te paso a buscar para que vayamos al acuario, ¿has ido?

-    No, no he ido.

-    Bueno, está hecho, te paso a buscar en una hora.

-    Yuu, no puedo hoy voy a la casa de Yachi san a estudiar, siempre voy una vez al mes en promedio.

-    ¿Vas a la casa de esa?... Tsk... No dejes que te ataque.

-    Aquí el único que me ha atacado dos veces has sido tú.

-    Hey, solo fue una.

-    ¿Y la del parque?.

-    Esa no cuenta.

-    Fresco – una leve risa se le escapó de los labios.

-    A mucha honra, pero precioso, ¿puedo hacer algo para convencerte de salir conmigo en vez de ir a la casa de ese proyecto de mujer?.

-    No le digas así, ella es una gran amiga y la respuesta es no, ya quedé con ella.

-    ¿A qué hora terminan de estudiar?, te puedo pasar a buscar y podemos ir a comer a algún lado.

-    No sé Yuu – dijo en tono cansado.

-    Te llamo mas tarde, prométeme que no dejarás que nada te pase. Si fuera por mí estaría a cada segundo contigo, me das la impresión de ser un imán para las desgracias.

-    Ay Yuu – "no estás tan lejos de la verdad".

-    Adiós precioso, ve con cuidado.

-    Claro, adiós Yuu.

Se escuchó un sonoro beso por la línea, lo que hizo que Hinata se pusiera rojo en el acto y cortara rápido, "este hombre no entiende", dijo en voz baja.



Por la puerta aparece la mamá y su hermana menor.

-    Hijo, ¿quieres almorzar ahora?, tengo listo el almuerzo, yo me tengo que ir con Natsu donde tu tía.

-    Sí, perfecto mamá.

-    Hermanito, dame un abrazo – se tiró a los brazos de Hinata, éste la recibió y acarició su cabello.

-    Eres lo más lindo que tengo en mi vida, ¿sabes?.

-    Te amo mucho hermanito – estiró la trompita para recibir un beso.

Hinata miró a su hermanita con los labios arrugados esperando un beso, se acercó y le dio un pequeño toque con los suyos.

-    Listo el beso.

-    Te amoooo hermanito.

-    Y yo a ti.

Natsu se bajó de las piernas de Hinata y corrió contenta hacia el comedor, "ojalá ella nunca tenga que sufrir una desilusión amorosa, espero que la vida sea blanda con ella, es preciosa, Dios cuídala, prefiero que las cosas malas me sigan pasando a mí, pero a ella nunca".

Bajó a comer, picoteó el almuerzo, su madre ya se había ido con Natsu, miró su plato de comida a medio comer, movió el contenido, se paró con el plato hacia la cocina, abrió la tapa del basurero y vertió los restos.

Subió a su pieza a buscar su bolso, listo estaba preparado para ir a la casa de Yachi, pero faltaban dos horas para las cuatro de la tarde, agarró su teléfono y escribió

-    Yachi san, hola (+ - *)/

¿puedo ir antes a tu casa?, estoy listo.

-    Hola Hinata por supuesto, vente ahora :)

-    Gracias Yachi san



Hinata salió de su casa hacia una dirección segura...

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora