Capítulo 36

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Kageyama salió a caminar sin rumbo, quedó enrabiado con la visita de ese pelafustán, sus padres ya se habían acostado a dormir así que no tenía hora de llegada, quería despejar sus pensamientos, estaba tan confundido, tenía tanta rabia. Tenía sus manos dentro de los bolsillos de su jeans negro, su camisa escocesa celeste ondeaba con la brisa gélida que se había levantado a esas horas, estaba helando, tal vez era hora de volver, iba a darse media vuelta cuando escucha un coche frenar y detenerse a una cuadra de donde estaba, al abrirse la puerta se escuchó la música a todo volumen desde el interior del auto y vio bajarse a una mujer y tres hombres y uno de ellos era ¡Hinata!, no podía ser, imposible, ese enano no podía ser el que se hubiera bajado del auto, era impensado, definitivamente sus ojos lo estaban engañando, no podía ser cierto, estaba mal de la cabeza, se rió de sí mismo, pero dentro de su pecho sintió una opresión muy fuerte, algo no andaba bien, no perdía nada con ir a investigar un poco, total no tenía nada que hacer, caminó con prisa, cuando estuvo cerca escuchó.

- Esto es muy wuaaaaaaaaaaaaaa – el personaje que se parecía a Hinata estaba girando con los brazos extendidos como un niño hiperactivo.

"No puede ser él, mentira... imposible", volvió a escuchar.

- Mi corazón hace fuaaaawww – el personaje se tiró al piso y la mujer se acercó y lo levantó.

"Mierda, al parecer es Hinata, ese estúpido enano, ese imbécil, ¿qué mierda está haciendo?, debo apurarme", así lo hizo y llegó justo cuando los cuatro estaban entrando en una casa, "¿qué hago?, ¿cómo entro?", se quedó afuera esperando que se le ocurriera una idea de cómo entrar pero nada se le venía a la mente, estuvo helándose ahí parado unos diez minutos cuando otro grupo apareció, "ahora es cuando", se puso al final del grupo y entró colado.

Lo primero que lo recibió fue el olor del humo, de diversos humos, tabaco, marihuana y otro olor más fuerte, uno bien desagradable, la música estaba fuerte pero no era imposible escuchar al otro, por lo menos algo dentro de lo aceptable, miró a su alrededor buscando a Hinata, pero no estaba por ningún lado. En el living habían unas diez personas, en el comedor unas doce, "la cocina, siempre se juntan en la cocina", caminó sigiloso, intentando verse normal, cool, pero se veía de lo más sospechoso con su ceño ultra fruncido y un aura de ese genio de mil demonios, "maldito Hinata, ¿qué mierda estás haciendo en una fiesta de este tipo?", siguió caminando, atravesó el comedor y echó un ojo por la puerta hacia lo que creía era la cocina, sí, acertó, era la cocina, había un grupo de jóvenes apoyados en un mueble de la cocina conversando unos con otros, "mierda, tal vez se note que soy menor y que no fui invitado", no entró a la cocina, le dio vergüenza encontrarse con esos jóvenes, por lo que volvió al comedor y se sentó en el piso, sacó su celular y le escribió a Hinata.

- Hinata, oye, ¿dónde estás?, responde.

"Mmm, ¿qué puedo hacer?, tal vez sea mejor que me vaya, no he sido invitado y si me pillan que entré colado, me moriré de vergüenza, pero... ¿Donde está ese enano?", se paró del suelo, miró nuevamente su teléfono, sin respuesta por lo demás... Un borracho chocó con él.

- Disculpa – dijo en el típico tonito de la gente ebria – pero no te vi, oye tu cara da miedo – acercó su mano a la cara de Kageyama.

- No me toques – dijo al detener el movimiento del brazo del borracho – estás ebrio – arrugó la nariz al recibir de lleno el aliento etílico.

- Eres un agua fiestas – se dio vuelta y agregó – deberías ser más como el naranjita, ese sabe.

- ¿Qué naranjita? – lo agarró del brazo – dime.

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora