Capítulo 22

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Kageyama al ver dormido a Hinata se acercó y lo besó en la frente, luego salió del cuarto, bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, tenía mucha hambre.

"Tuve mi primera experiencia sexual y con Hinata, con ese enano tierno y de pelo anaranjado, no puede ser, creo que me estoy enamorando", se sonrojó y sonrió. "Es tan lindo, adoro cuando se emociona antes, durante y después de un partido, cuando llora por la derrota, cuando grita por marcar un punto, cuando pone caras raras cuando se equivoca, cuando me mira enojado, y cuando ocupa sonidos reemplazando las  palabras,  definitivamente me estoy enamorando, rayos".

Ya en la cocina abrió la nevera, encontró comida preparada, sacó el bol, removió el papel transparente, se le hizo agua la boca al ver gyuudon, buscó en los muebles un plato y se sirvió una gran porción, metió el plato al microondas y esperó dos minutos, "mejor le caliento un poco de comida a Hinata debe estar igual de hambriento que yo", así lo hizo, buscó una bandeja y palillos, subió la escalera con cuidado y al llegar la pieza de Hinata lo ve luchando con su almohada y gimiendo, pero de sufrimiento.

  - No, déjame, suéltame - balbuceaba Hinata.

Kageyama dejó la bandeja en el escritorio y caminó hacia Hinata, se arrodilló y le habló despacio.

  - Hinata - lo tomó del hombro y lo zamarreó - oye, despierta.

Hinata abrió los ojos lentamente, aún agarraba la almohada con fuerza...

  - Estabas teniendo una pesadilla - con su mano derecha le hizo cariño en la frente.

  - Lo siento, no recuerdo.

  - Está bien, traje comida, ¿quieres un poco?.

  - Sí, gracias Kageyama - lo miró con ternura y amor. "No pensé que fueras así de considerado".

Hinata se levantó, se vistió, lo mismo Kageyama y comieron en el escritorio. Cuando hubieron terminado Hinata bostezó satisfecho.

  - ¿Quieres dormir una siesta?.

  - Siempre que sea a tu lado.

  - Claro - Hinata se sonrojó.

El peli anaranjado lo tomó de la mano y lo llevó a la cama, se acostaron juntos, Kageyama abrazando a Hinata por la espalda y olfateando la nuca de éste, "huele a Hinata", ambos se durmieron rápidamente.

Se despertaron muy temprano el domingo, juguetearon un poco en la cama, pero no alcanzaron a terminar ya que fueron interrumpidos por los gritos de la hermanita menor de Hinata.

  - Oniisaaaan... Oniisaaaaaan - cada vez se escuchaban más cerca.

  - Kageyama vístete - Hinata se levantó y colocó el seguro a su puerta.

Justo cuando pasó el cerrojo se escucha a Natsu mover el pomo de la puerta.

  - Oniisaaan abre, soy yo...

  - Ya voy... - luego habló bajito - ¿estás vestido?.

Kageyama ya tenía los jeans y la polera puestos, faltaban los calcetines.

  - Ya casi...

  - Oniisaaaaaan ¿te sientes bien?.

  - Sí, ya voy...

Hinata se puso su traje de perrito, que era lo más rápido, miró a Kageyama que estaba vestido y abrió la puerta. La pequeña saltó a los brazos de su hermano, lo abrazó y besó por todos lados en la cara, Hinata pensaba con remordimientos: "Dios, me está besando donde antes estuvo la cosa de Kageyama".

  - Ya, está bien de besos. ¿Por qué llegaron tan temprano?.

  - Porque mamá estaba preocupada, Kageyama no contestó su teléfono - miró a Kageyama y le hizo un desprecio.

Kageyama se levantó de la cama y miró su teléfono que estaba encima del escritorio, tenía 20 llamadas perdidas, "le debo haber puesto silencio...¿pero cuándo?".

  - Lo lamento lo tenía en silencio.

  - Acá están - dijo la mamá de Hinata - ¿están bien?, me tenían preocupada, Kageyama ¿por qué no contestaste tu teléfono - habló en un tono totalmente reprobatorio.

  - Lo lamento, estaba en silencio - se puso rojo de vergüenza.

  - Ya, no importa, lo importante es ¿cómo está mi pequeño? - fue hacia donde estaba Hinata y Natsu.

  - ¡Que no soy pequeño!.

  - Lo sé, ven dame un abrazo.

Hinata con vergüenza abrazó a su madre.

  - Te ves tan lindo en tu pijama de perrito, ¿no es cierto Kageyama?.

  - Sí - dijo incómodo el ceñudo.

  - Pero mamáaaa -habló en tono de reproche, hizo un puchero pronunciado y cruzó los brazos sobre su pecho.

  - Ay hijo es que eres hermoso.

"En eso estoy totalmente de acuerdo", pensó el peli negro arrugando su cara.

  - Kageyama, ¿te quedas a almorzar?.

  - No, gracias, creo que debería volver a mi casa y cambiarme de ropa.

  Hinata lo miró desilusionado - ¿en serio, te vas? - aún tenía el puchero en los labios.

  - Sí, ya estás bien y estás acompañado.

  - Te voy a dejar a la puerta.

Bajaron, Kageyama acompañado del perrito Hinata, cuando llegaron a la puerta Hinata miró hacia la escalera, su madre y hermana aún estaban en el segundo piso, por lo que estampó sus labios en los de Kageyama, éste alejó a Hinata interponiendo sus manos en el pecho de éste.

  - No es correcto.

  - Pero, no hay nadie.

  - Aún así, no.

  - Mrrrr - hizo un mohín con los labios y miró hacia el lado enfurruñado..

  - Adiós.

  - Adiós estúpido Kageyama.

El peli negro se fue, Hinata se quedó ahí en la puerta frustrado porque le negaron el beso de despedida, "¿pero si no había nadie?, ¿cuál era el problema?, estúpido Kageyama no te entiendo, no importa haré tantos ejercicios para cintura que nunca más podrás negarte".

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora