- Confío en tus instintos siempre han acertado antes, Suga... - se sentó en el suelo, apoyó los codos en sus rodillas flectadas y con los dedos de las manos entrelazados apoyó su frente - tengo que decirte algo...- Ya sé lo que me quieres decir Daichi, te doy todo mi apoyo - se le quebró la voz, por lo que tuvo que toser un poco - como decía, te doy todo mi apoyo en tu relación con Michimiya san - le sonrió tal feliz, una felicidad llena de tristeza, "Dios, llegó el día, el maldito día en que Daichi reconoció, por fin, su amor por Michimiya, creo que esto me está afectando más de lo que había pensado, siempre me puse en la situación para ver cómo reaccionaría, pero la realidad es más cruel... recuerda sonreír, no dejes de hacerlo si no lo haces lágrimas se derramarán, no, deténganse".
Se levantó aún sonriendo, una sonrisa amplia, fingida, casi tenebrosa, caminó por delante de Daichi, se dirigía al baño debía llegar antes que las represas se rebalsaran.
- Espera - Daichi se levantó velozmente, se interpuso en el camino de Sugawara - eso no era lo que te quería decir.
- ¿No?, ¿seguro? - aún tenía el nudo en la garganta.
- Pero eso no es lo importante - lo miró de reojo, poniendo una cara de lo más pícara - así que crees que me gusta Michimiya - le sonrió de medio lado.
- ¿No es obvio? - agachó la cabeza admirando el piso alfombrado.
- No, no lo es, ella tiene novio Suga, yo soy sólo un amigo, nada más.
- Ah, es que parecía que tú y ella... Bueno, eeeh... - "Gracias universo, gracias Dios, creo que voy a llorar de felicidad", lágrimas amenazaban con escurrir, sus ojos cristalinos lo miraban llenos de amor, de ese amor no correspondido, de angustia y alegría al mismo tiempo, se sonrojó porque recibía la mirada fija de su amor platónico, estaban a escasa distancia, podía sentir la respiración de su capitán.
La habitación azul, los póster de voleibol, el computador prendido y pausado en un animé, la silla del escritorio detenida en dirección a ellos, los múltiples libros del estante, la cama con el cubrecama revuelto, la lámpara roja del velador, este con figuras de totoro, los mismo totoros fueron testigos de un momento que cambiaría su relación para siempre, como todo el tiempo temió Sugawara.
- Suga yo - le tomó una mano.
Sugawara se dejó tomar, su corazón desbocado, golpeaba dentro de su pecho con fuerza, "¿qué pasa, Daichi... Tú, por fin, me has mirado con otros ojos, Daichi...".
- Daichi... - susurró ruborizado.
- Suga, no sé cómo decir esto... - miró hacia el lado y respiró profundo.
- Dime Daichi - lo animó, "vamos dímelo, dime que me amas, por favor".
- ¿Estás enamorado de mí? - preguntó Daichi, soltó la bomba nuclear sin siquiera mirarlo a los ojos.
- ¿Qué? - "¿qué le digo?" - eeeeh.
- Si no lo estuvieras no habrías dudado, ay Suga, hace tiempo me he dado cuenta como me miras, tus sonrisas fingidas, tus suspiros... Pero, yo... No te veo de esa forma, lo siento.
- No Daichi, ¡estás equivocado!, yo no estoy enamorado de ti, en serio, por favor créeme - "no, ¡no!, esto es lo peor, él sabía, él sabía, fui muy obvio".
- Suga, yo... Lo lamento, lamento no quererte de la forma en que tú lo haces - al disculparse lo miró a los ojos.
- Estás equivocado Daichi, en serio - comenzó a reír, una risa nerviosa - yo... Yo...
- No llores, por favor - apoyó su frente en la de Suga - sonríe para mí.
Sugawara así lo hizo, rió nuevamente nervioso, "Daichi, gracias por ser mi amigo durante todo este tiempo y no alejarte aún sabiendo que yo te amaba"...
- Daichi... Esto jamás sucedió, ¿está bien?.
- Por supuesto - le cerró un ojo.
Pero nada volvería a ser igual, el corazón de Suga se quebró, algo cambió en ese momento...
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Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina]
FanfictionHinata se da cuenta que le atrae Kageyama y de ahí para delante su vida se vuelve un caos, cada día un mal entendido tras otro, pasa por períodos en que añora morir, no estar, esfumarse del mundo por lo que toma pésimas decisiones que traerán nefast...