Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina]

Capítulo 57

Luego de que su amado estuviera relativamente más limpio, se desvistió y caminó así tal cual para ponerle seguro a su puerta. Se recostó al lado de Suga y lo abrazó fuertemente como si el otro fuera a escapar; el abrazado ya no podía más de la felicidad de ser mimado de esa forma.

- Te amo mi capitán.

- Te amo mi vice capitán.

Se besaron sutilmente, ambos cerraron los ojos y se quedaron profundamente dormidos.

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El despertar de Suga y Daichi fue de lo más tierno, Daichi llenaba de besos el rostro de Suga que reía encantado; labios, mejillas, frente, la punta de la nariz y el mentón eran los blanco de los besos proyectiles del capitán, en un minuto Suga tomó el rostro de su amado y le plantó un beso fogoso, caliente, lleno de pasión; sus lenguas jugaban mientras ellos jadeaban, las manos del peli negro viajaron por la espalda de su amado hasta los glúteos, aquellos globos redondos y turgentes, los apretó atrayendo hacia sí las caderas del peli plata, éste sintió el miembro duro de su amado,  despierto y listo para la acción, Suga comenzó a moverse friccionándose en su novio, no se lo había pedido formalmente pero era obvio que eran novios; con uno de sus movimientos arrancó un gemido de su amado, él mismo estaba excitado, sintiendo cómo su miembro crecía y palpitaba, el roce aumentó su intensidad, el beso no terminaba, al contrario, cada vez era más frenético, salvaje. Daichi, abrió los globos de Suga y metió un dedo, Suga se estremeció y soltó un leve gemido, Daichi agarró su miembro y lo estaba acomodando en la entrada de su novio cuando tocan la puerta.

- ¡El desayuno está servido! – gritó la mamá.

Ambos abrieron los ojos, asustados, obviamente los habían escuchado, era imposible que sus gemidos hubieran pasado desapercibidos.

- Daichi, ¿qué vamos a hacer? – dijo  Suga asustadísimo, estaba ruborizado hasta las orejas.

- Afrontarlo orgullosos – respondió su amado capitán.

- Daichi son tus padres, ¿cómo crees que me mirarán?, tengo miedo amor – "me van a mirar raro".

- Repítelo – exigió Daichi.

- ¿Qué cosa? – lo miró con duda – ¿que tengo miedo?.

- No, lo último.

Suga pensó y no se daba cuenta – no sé que fue lo que dije – de verdad no se dio cuenta.

Daichi rodó los ojos sonriendo – me vas a obligar a decirlo yo, ¿cierto?.

- Chicos ¿no van a responder? – alegó la mamá.

- Ya vamos mamá – respondió Daichi, miró a su amado y sonrió al verlo rojo y esconder su rostro con las frazadas, "es lindo, tan lindo cuando tiene vergüenza".

- Ya, bajen rápido – se escuchó una pequeña risita.

- ¡Dios!, Daichi creo que me voy a morir de la vergüenza – dijo con las frazadas como escudo.

- Amor, tranquilo, creo que ya se sabe todo, pero así es mejor, no tenemos que escondernos delante de nuestras familias, debemos hoy mismo decirle a tus padre, necesito pedir su aprobación, no te preocupes yo hablaré – dijo muy seguro de sí mismo, "siento que voy a pedir la mano de Suga, pero él lo vale", suspiró y corrió las frazadas para besar la punta de la nariz de su amado.