Kageyama y Hinata estaban en la pieza de éste último, se miraban de reojo a cada rato, estaban jugando play, un juego de pelea, Hinata elegía siempre personajes femeninos, decía que los podía manejar mejor, a Kageyama le daba lo mismo el tipo de personaje, era bueno con todos, en cambio Hinata era promedio, discutían un poco cuando Hinata perdía pero luego sonreían como bobos y se daban besos castos, nada de meter la lengua porque sabían que ese tipo de besos llevaría a algo más.El ceñudo estaba retrasando la llamada a su casa, no quería hablar con su padre y que éste arruinara el momento, estaban tan bien, todo era tan armonioso que no lo quería echar a perder por ningún motivo.
Hinata estaba en las nubes, feliz, eufórico, por fin su amado y él estaban juntos como siempre debió ser, ahora entendía por qué Kageyama había actuado como un imbécil, todo fue culpa de su padre, agradecía que su familia fuera tan comprensiva, que lo apoyaran incondicionalmente, se sonreía solo al recordar por todo lo que pasó, fue difícil pero si ahora estaban juntos todo lo que vivió lo valía.
- Kageyama... – el mencionado lo miró – me gustas mucho – dijo fucsia, sentía que debía decírselo.
El peli negro sonrió, dejó el comando en el piso y se tiró sobre el naranjito abrazándolo con ganas pero delicadamente, lo trató como si fuera un valioso objeto frágil y hermoso.
- Hinata – dijo aun abrazado a su amado – te amo como nunca creí amar a alguien.
- ¿cuándo te diste cuenta de que me querías? – se le ocurrió la pregunta en ese minuto pero no dijo "que me amabas" ya que le dio vergüenza.
- Hace cuatro meses atrás cada vez que te miraba mi corazón se aceleraba y me ponía un poco rojo– se separó del peli naranja para mirarlo a los ojos – fue difícil seguir tratándote igual que siempre, pero lo disimulé muy bien, ¿cierto? – le sonrió cansadamente rememorando lo que sufrió escondiendo sus sentimientos – cuando me quedé a cuidarte no aguanté y te besé, no quería soltarte, ¿y tú?.
- Yo hace poco, hace unas tres semanas pero creo que te quería desde mucho antes – le devolvió la sonrisa.
- ¿Sabes que fue lo que rebalsó el vaso? – Hinata negó – ese imbécil de Tanaka, quería matarlo cuando te acompañó a la enfermería – Hinata recordó que ese día también Kageyama se había ofrecido a llevarlo a la enfermería – pero me aguanté los celos.
Hinata gateó hasta quedar encima de Kageyama, lo abrazó y apoyó su cabeza en el hombro de su amado – de ahora en adelante, estaremos siempre juntos, iremos al campeonato nacional y superaré al pequeño gigante, ya verás, volaremos como los cuervos que somos y ganaremos, te lo aseguro.
Se quedaron abrazados haciéndose cariño en la espalda, y disfrutando del contacto del otro, pero Kageyama no podía dejar de pensar en que debía llamar a su casa.
- Hinata debo llamar a mi casa – lo tomó por las mejillas – no creo que me den permiso de quedarme así que sólo nos veremos en la preparatoria – dijo cabizbajo.
- Pero hay que contarle a tus padres, yo creo que si les demostramos que de verdad nos queremos no se opondrán – dijo esperanzado y con una sincera sonrisa en su rostro.
- Hinata tú no conoces a mi padre –frunció más aún el ceño y miró al lado haciendo una mueca de molestia con los labios.
- Vamos a tu casa, yo te acompaño para que pidamos permiso, pero no diremos nada, la idea de que yo vaya es para que se acostumbre a verme seguido y se comience a hacer una idea, ¿te parece? – creía fehacientemente en su plan.
- Obvio que no le diremos nada, no quiero que me encierren de por vida.
- Ya, vamos.
- Hay que avisarle a tus padres, ¿te dejarán salir, después de lo que pasó?.
- No sé, pero no perdemos nada con preguntar.
Hinata y Kageyama le pidieron permiso a la madre del peli anaranjado, ella estaba reticente, no quería que su hijo saliera, pero sabía que debía superar ese miedo y dejarlo vivir, no sacaba nada encerrándolo.
- Está bien, pero vayan con cuidado – miró a Hinata – ¿tienes tu teléfono cargado? – Hinata afirmó – Kageyama si algo sucede llamen de inmediato y también cuando lleguen a tu casa, no me voy a quedar tranquila hasta que me llamen, ¿entendido? – ambos asintieron.
Se despidieron, caminaron hacia la parada del autobús, estaban en el paradero y se miraban sonriendo a cada rato, "tengo unas ganas locas de tomarle la mano", ambos pensaban lo mismo; disimuladamente se acercaron al otro, hasta que sus manos se tocaron y sintieron el calor del otro, Hinata hizo el primer movimiento, le tomó el dedo meñique con el suyo, así estarían conectados, sentirían seguridad, Kageyama se dejó tomar, él también necesitaba ese contacto. Como estaban en un lugar público ambos se sonrojaron levemente. El bus llegó a los cinco minutos, se subieron y quedaron de pie, otra vez se tomaron del dedo meñique durante todo el camino.
Llegaron al paradero, se bajaron, Kageyama estaba muy nervioso, sus manos sudaban muchísimo al igual que el resto del cuerpo, Hinata lo notó, nunca lo había visto así, tenía un rostro de miedo, el pequeño no podía creer que alguien le tuviera miedo a su padre, para él su padre siempre fue un ser cariñoso y comprensivo; Kageyama suspiraba mientras iban caminando, intentando calmar sus nervios pero esto era en vano,cuando estuvieron cerca de su casa su corazón comenzó a desbocarse, sus manos tiritaban y tragaba saliva pronunciadamente.
- Kageyama, ¿estás bien? – preguntó preocupado.
- Sí – mintió "mi padre se dará cuenta, fue una pésima idea venir con Hinata, mierda, esto no va a salir bien" – pero ¿sabes?, mejor devolvámonos y así te dejo en tu casa y yo me devuelvo sólo a la mía.
- Pero Kageyama eso sería una tontera, o sea, te acompañé y ni siquiera voy a entrar a tu casa? – lo miró extrañado – no le vamos a decir nada y yo no me voy a acercar a ti, disimularemos muy bien.
- Sí, tienes razón – observó la calle – ya queda una cuadra, aléjate por lo menos un metro de mí – le ordenó.
- Ossu – respondió coqueto.
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Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina]
FanfictionHinata se da cuenta que le atrae Kageyama y de ahí para delante su vida se vuelve un caos, cada día un mal entendido tras otro, pasa por períodos en que añora morir, no estar, esfumarse del mundo por lo que toma pésimas decisiones que traerán nefast...