Capítulo 11 parte 2

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Hinata se acostó en el pasto, mirando las hojas, pequeñas lunas adornaban el camino colindante, alrededor de los faroles pululaban polillas gigantes, que revoloteaban y chocaban contra las lunas, "Kageyama, ahora sí que no tengo oportunidad contigo, soy un hombre lobo", se incorporó y vomitó, ondas de contracciones vaciaban su estómago, quemándole la garganta, rogaba por agua, pero no había traído, escupió hasta que ya no quedaba rastro del vómito en su boca, sólo el sabor agrio, "agua, necesito agua, tengo tanta sed que me tomaría un bidón repleto de agua",se recostó nuevamente, su boca estaba seca, miraba las hojas, se relajó, su Kageyama volvía a cada rato a sus pensamientos y comenzó a sentirse excitado, mucho, su cuerpo exigía ser tocado, exigía atención, se dio cuenta de que estaba duro, como nunca lo estuvo en su vida, se tocó sobre el pantalón del buzo con vergüenza, pero la necesidad y el placer fue mayor, friccionó, comenzó a gemir,  no aguantó y metió su mano bajo el buzo, puso un dedo sobre la cabeza de su miembro, de él salían gotas casi transparentes, las esparció y se masturbó, con fuerza, moviendo su mano con velocidad, su cuerpo caliente estaba sintiéndose como nunca, el placer era exacerbado, sus pupilas estaban dilatadas, su piel sensible, todo era sublime, su orgasmo fue rápido y potente, rebuscó entre su bolso pañuelos desechables para limpiarse, encontró, luego del incidente del helado andaba con ellos, procedió a erradicar la evidencia, le entró un sueño profundo, un cansancio extremo, sus párpados se cerraban solos, sentía el cuerpo pesado, relajado, como si estuviera flotando en vaivenes lentos y agradables, suspiró y se quedó profundamente dormido en posición fetal, sintió frío pero el sueño lo venció, eran las 12, las estrellas brillaban en el cielo, eran escasas, la luz de la ciudad las escondía del ojos humano.

Ring... ring... ring... ring...

Se despertó de mala gana, lo primero que hizo fue mirar sus manos, ya no tenían pelo, su piel normal y lampiña, contestó con voz adormilada.

  - ¿Si?.

  - ¡Shouyou!, ¿dónde diablos estás?.

  - ¿mamá?... Voy ahora a la casa mamá, me quedé practicando hasta tarde y me quedé dormido en el gimnasio - "ojalá me crea".

  - ¡Ven ahora!, me tenías tan angustiada, no contestabas el celular, te he llamado como un millar de veces, hijo tienes que avisar, aunque sea un mensaje - comenzó a llorar, la angustia contenida afloró en un estallido de sollozos.

  - Sí mamá - "otra vez decepciono a alguien y lo peor, a mi mamá, no fue mi culpa, lo juro".

  - Apúrate, por favor hijo.

Se subió a la bicicleta, en el recorrido se dio cuenta de que estaba en un parque, que las lunas que veía no eran más que faroles, "Dios, ¿qué me pasó?"... "Esto me pasó luego de beber de la lata, tal vez, estaba con droga...", sí, así fue.

Llegó a su casa a las cuatro de la madrugada, su madre lo esperaba en la entrada, cuando estuvo frente a su puerta la mamá corrió hacia él, lo abrazó apretándolo en un abrazo rompe costillas. No dijo nada, se separó de él y le pegó una cachetada de aquellas que te giran la cara.

  - Nunca más - luego de decir esto volvió a abrazarlo y lloró.

Hinata también lloró, ya no podía con tanta presión, todo lo que había sucedido no era su culpa, ser engañado y tomar drogas no fue por elección propia.

  - Perdón - dijo entre sollozos.

Un mareo lo atacó, escuchaba un zumbido en sus oídos, la voz de su madre se perdía, sus mirada estaba desenfocada, cayó desmayado en los brazos de su madre, en lo último que pensó fue en Kageyama, "te odio porque me gustas demasiado", su consciencia se apagó. La madre lo tomó en brazos como pudo, lo llevó a la pieza, le puso un pijama tierno y lo acostó arropándolo.

Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora