- ¿Tú no vas a venir? – Hinata sospechaba que eran celos y se aprovechó de ello – ¿me vas a dejar solito con ella?.
Kageyama se crispó ante la pregunta y accedió a acompañar a su señuelo, ni muerto lo dejaría solo con esa tipa. Salieron de la pieza, bajaron la escalera, doblaron y encontraron a Kaori sentada en el sillón con las piernas arriba.
- Naranjito te demoraste mucho, pareces una princesa – se burló con su sonrisa sarcástica.
Esto molestó muchísimo al ceñudo que ya tenía dos arrugas entremedio de sus cejas en vez de la típica arruga solitaria..
- Es que estoy adormilado – era cierto, tenía un sueño profundo, estaba agotado.
- Ese sueño se te pasará al instante cuando veas lo que te tengo de regalo – bajó las piernas y se puso de pie.
- ¿Qué es? – dijo emocionado Hinata.
- Ya verás – se acercó a la puerta de salida pasando por el lado de Kageyama con una actitud altanera que le cayó como patada en el abdomen al ceñudo – síganme.
Así lo hicieron, ella abrió la puerta de calle y ahí en la entrada estaba el hombre de negro con lentes sosteniendo una flamante bicicleta nueva.
Hinata no podía creerlo, él había perdido su bicicleta cuando lo raptaron porque la había dejado en el parque, ya había asumido que no tendría otra por lo menos en mucho tiempo, pero ahora tenía una nueva y era mil veces mejor que la antigua. Estaba con sus ojos bien abiertos, ella tenía razón, se le pasó el sueño de la emoción.
- Wow, es tan fuaaaaaw, es como poooom y splash al mismo tiempo – dijo entusiasmado.
- Jajaja naranjito exacto, es eso mismo, me agradas – Kaori estaba satisfecha de la reacción del pequeño.
- Pero... Es mucho Kaori – Hinata estaba apenado, desvió la mirada y miró al hombre que sostenía la bicicleta, le pareció haberlo visto antes, lo pensó rápidamente y se acordó que cuando ella vino la vez pasada, ese mismo hombre le había abierto la puerta de la limosina a Kaori, pero había algo en él que le llamaba profundamente la atención, no le dio más vueltas, total, no era importante, eran simples banalidades comparado con el medio regalo que acababa de recibir.
- Nada es mucho para un amigo mío, además me agradas muchísimo – le sonrió desde el alma, de verdad le agradaba mucho el pequeño, incluso ya lo quería.
- Hinata – lo llamó con celos vivos.
- ¿Qué pasa? – le dijo sumiso.
- No puedes aceptar algo tan caro – miró a Kaori y dijo con cizaña – debe querer algo a cambio.
- Mira que eres celoso, entiende de una vez por todas que lo único que quiero es la amistad, ¿entendido? , amistad de naranjito, no te lo voy a quitar, además él está profundamente enamorado de ti, tranquilo hombre – se acercó conciliatoriamente a Kageyama y le palmeó la espalda lo que le cayó pésimo a Kageyama.
- Gracias Kaori – Hinata se acercó a ella y la abrazó con fuerza.
Kageyama no se pudo controlar, caminó hacia ellos e interponiendo las manos los separó – no es necesario el contacto físico con Hinata – dijo con rabia para luego abrazar a su novio de forma posesiva por la espalda – Hinata es mío – lo giró, le besó la frente y lo miró directamente a los ojos – eres mi novio.
Hinata se puso rojo, amaba esta forma cariñosa y posesiva en que lo trataba su novio pero Kaori era su amiga y además le había hecho un regalo supremo, un regalo fuaaaaw.
- Soy tu novio y te amo – dijo con vergüenza el pequeño ruborizado.
- Ufff que pegajosos – alegó Kaori que no estaba acostumbrada a ser ignorada – ¿no vas a probar la bicicleta Hinata? – miró al orangután y él se la ofreció a Hinata.
El pequeño muy emocionado la tomó – es tan fuaaaaww, por supuesto que quiero probarla, es lo que más quiero – Kageyama arrugó su frente, esa frase no le gustó, se puso celoso de una jodida bicicleta, aunque sea difícil de creer, su instinto posesivo se apoderó de él, pero se aguantó, respiró profundo y sonrió o algo por el estilo.
Hinata calzó sus zapatillas sobre sus calcetines de panda en el bosque de bambú, ni se acordó de la pobre Yachi cuando se los puso. Miró a Kageyama – acompáñame – dijo estirando su trompita y con voz tierna.
Kageyama cayó bajo los encantos de Hinata era imposible negarse viendo ese rostro que tanto amaba – está bien, vamos – se puso sus zapatillas y salieron acompañados de Kaori y del gorila de negro.
- Hinata, tienes que ajustar la altura del asiento a tu porte – le avisó Kaori.
El pequeño así lo hizo, se subió y pedaleó, estaba muy feliz, su nueva bicicleta era liviana y rápida, pasaban los cambios fluidamente, a penas se sentían. Anduvo por la cuadra, pasó como tres veces delante de sus espectadores, en una de esas se soltó de las manos y las levantó feliz provocando un semi infarto en Kageyama que ya veía que se sacaba la mierda y su bello rostro se estampaba en el suelo, le gritó enfurecido junto con Kaori, ambos se miraron, Kageyama no sonrió pero ella sí lo hizo, le estaba gustando que este peli negro fuera el novio de su naranjito, se notaba que lo quería y lo cuidaría.
- Oneesan – le llamó el orangután, ella se acercó y le habló al oído – dos gatos en la esquina de la derecha, nos siguieron, un perro en la otra.
- ¿Puedes controlar la situación?.
- Sí, sólo le avisaba.
- Perfecto – sonrió y gritó – ¡Naranjito entremos mejor!.
Kageyama esta vez estuvo de acuerdo con ella – ¡Hinata imbécil entra de una buena vez!
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Volemos (yaoi) [ Haikyuu] [kagehina]
FanfictionHinata se da cuenta que le atrae Kageyama y de ahí para delante su vida se vuelve un caos, cada día un mal entendido tras otro, pasa por períodos en que añora morir, no estar, esfumarse del mundo por lo que toma pésimas decisiones que traerán nefast...