Yeojin.

2.8K 374 246
                                    

—Recuerda que cualquier cosa, me vas a buscar a los salones más grandes. —Haseul parecía la madre de Yeojin.

—Si, Unnie. —y está perfectamente podía pasar desapercibida siendo su hija.

—Si te pasa algo, solo ve a buscarme y si no me encuentras, ve donde Heejin. —Yeojin se sentía como en su primer día de escuela. Estaba nerviosa, entrar en secundaria era algo totalmente nuevo para ella.

—Si, si, Haseul Unnie. —Yeojin sonó desagradable y eso molestó a Haseul.

—Ya, ranita. Ahora ve y se libre. —la mayor dejó un pequeño empujón en el hombro de Yeojin y esta camino con amabas manos en los mangos de su mochila hasta lo que sería su salón principal.

Yeojin no era nueva en la escuela, pero si en lo que se llamaba "adolescencia". Y si Haseul no llegaba a la escuela donde estudiaba, ella no se atrevería a entrar en el lugar, por el miedo de vivir una nueva etapa.

Ahora que Haseul había vuelto de Islandia, se atrevió por completo a entrar en un nuevo salón, donde pocos amigos tenía. Bueno, no tenía amigos.

Mediante caminaba veía a muchos "adolescentes" entre el pasillo. Chicos riendo, chicas hablando, otros jugando a esos extraños juegos que Yeojin no deseaba ser parte. Y otros atentos a los libros que tenían entre sus manos, que según la mente de la pequeña Yeojin, eran de estudio.

Yeojin no sabía de que grupo ser parte. Era "nueva" en casi todo, sobretodo en las amistades.

Estaban los estudiosos, los "populares", los irresponsables y muchas variedades más de personas que se encontraban en la clase y el salón completo.

Yeojin sentía que no encajaba con nadie. Y mientras más caminaba, menos expectativas tenía sobre sus nuevas amigas o amigos.

—¡Yeojin!. —gritaron a lo lejos. La pequeña ranita  no conocía esa voz, ni mucho menos a la persona que era dueña de aquello.

Era una chica de flequillo, con una sonrisa que brillaba en todo su esplendor. Ojos tiernos, estatura promedio, cabello color como si fuera un caramelo y en todo lo que se podía ver en ella, era que podía ser un persona que se definía perfectamente con la palabra "adorable".

—Yeojin, Yeojin, Yeojin... —repitió mientras se acercaba a la nombrada mediante corría en un ritmo lento, prácticamente trotando.

—¿Quien eres?. —lo primero que aprendió Yeojin en esa charla extensa que tuvo con Haseul el día anterior, fue que no se confiara tanto en las personas nuevas. Esa chica adorable, no la conocía para nada.

—Kim Jiwoo. —hizo una reverencia y estiró su mano hacia la pequeña. Esta la miró confundida.

—¿Kim Jiwoo?. —Yeojin todavía no creía nada.

—Se que no me conoces para nada, pero...Heejin me habló de ti, también Haseul. —ahora estaba mucho más confundida.

Ninguna de las dos de sus amigas le había dicho que una extraña chica adorable se le acercaría a hacer amistades.

—¿Heejin y Haseul Unnie?. —entre todas sus palabras, se notaba que Yeojin estaba bastante confundida e indignada. Indignada por que Haseul jamás le dijo que tendría que conocer a esa tal "Kim Jiwoo".

—Son tus amigas, ¿no?. En fin, me dijeron que fuera tu amiga. La verdad no me negué por que me comentaron que eres muy tierna y dulce. —Jiwoo parecía estar nerviosa y Yeojin poco a poco comenzaba a procesar que esa chica de cabello pelicaremelo, realmente quería ser su amiga.

—Eh, si. No apresures tanto tus palabras, no te golpeare. —colocó su mano derecha en el hombro de la contraria y respondió entre confundida y algo apenada. Sentía que había actuado algo mal ante los gestos de Jiwoo.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora