Ustedes lo harán. [1/2]

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Y en cuestión de minutos, bastantes minutos, la camisa de Heejin voló hacia cualquier parte del baño y la camisa de Hyunjin se encontraba desabotonada.
Era un lugar poco adecuado para entregarse demasiado amor, pero aún así fue algo mágico, sin importar el lugar.

Heejin sonrió por inercia al sentir la mano de Hyunjin rodear su cintura.

En cualquier momento podían descubrirlas, sin embargo ninguna se percataba de eso, en aquellos momentos.

-Te amo, Heejin. -su otra mano pasó a estar sobre la mejilla de su novia y la acarició con su dedo pulgar, de tal manera que Heejin la beso levemente en los labios.

-Yo te amo más, Hyunjin. -eso hizo que la nombrada cayera ante la felicidad y enamoramiento que podía tener hacía Heejin.

No podía enfadarse con ella, aún sabiendo de la manera en la que Heejin hacía las cosas. Y de que debía cambiar aquello, lo debía hacer. Pero no presionaría a su novia a hacer algo que le costaría cambiarlo.

Entre las dos lentamente iban juntando sus miradas y labios. Sus manos se entrelazaban y Heejin pudo sentir que su historia de amor era y sería con Hyunjin. Que si podría entrelazar sus dedos con los de ella y que si podía besarla hasta quedarse sin aliento.

Sería feliz con Hyunjin, sin importar cuán difícil fuera.

-¿Sabes que si nos descubren estaríamos en un grave problema?. -cuestionó la menor con una sonrisa luego de separar sus labios con los de la castaña oscura.

-No creo que nos descubran. -Heejin sin sentir miedo de ser descubierta, se colocó arriba de las piernas de su novia.

Comenzó a besarla con la misma pasión que hace minutos atrás y cuando la blusa desabotonada de Hyunjin comenzaba a desaparecer de su cuerpo, el fuerte portazo de la puerta del baño se escuchó, retumbando en cada rincón del lugar.

Heejin saltó del susto y cayó al suelo, golpeándose el brazo. Hyunjin nada más abrió sus ojos grandes y entro en pánico.

-¡A dirección señoritas! ¡Está prohibido hacer eso! ¡Menos en el baño!. -la voz del conserje, quien abrió la puerta fuertemente, se escuchó de la misma manera.

Ambas sabían que desde ese momento, todo el mundo sabría de su relación.

Ambas sabían que desde ese momento, todo el mundo sabría de su relación

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-¡Es genial que seas de China!. -exclamó Yerim, dando saltitos por todo el pasillo.

Kahei nada más sonrió, juntado sus manos con ternura.
Lo poco que llevaba conversando con Yerim, podía deducir que era como un sol reluciente. Una persona demasiado buena como para existir, al igual que positiva.

-¿Hace cuanto llegaste?. -pregunto, estando algunos centímetros más adelante que Kahei, saltando feliz.

-Supongo que hace algunos meses atrás. No lo recuerdo totalmente. -rascó la parte trasera de su nuca y Yerim asintió con su cabeza.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora