Entre lagrimas, hay confianza.

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Jinsoul prestaba mucha atención a su clase. Miraba la pizarra y luego miraba su cuaderno para escribir.

Era algo continuo, sin mucha diversión. Su clase de física no era algo con lo cual podía divertirse, pero le iba bien, dedicaba bastante su tiempo en aquella materia.

Si bien los maestros no eran personas que se enfadarán mucho por escuchar un teléfono vibrar, habían momentos en los cuales no era correspondido que el objeto sonara.

Prácticamente era por que la maestra de física comenzaba a pasar los contenidos de un examen importante.
Jinsol no tenía problema en eso. Tenía problemas cuando su teléfono sonaba y la clase entera la miraba frunciendo su ceño.
La maestra también hacia lo mismo. Se volteó y miró a la rubia confundida.

Por su lado, Jinsoul sonrió de manera avergonzada y sacó el teléfono de su bolsillo, dispuesta a ver de quien era la llamada.

Para su sorpresa, y una mala, la llamada era directamente de su padre.
Sabía que si no le respondía en esa misma llamada, las consecuencias eran graves, por lo que tuvo que pedir permiso y responder inmediatamente.

-¿Puedo...?. -pregunto con una mirada de súplica.

La maestra lo comprendió, o tal vez no. La verdad es que solo pudo ver cómo asentía con la cabeza y le señalaba la puerta para que saliera a atender fuera del salón.

Jinsol hizo una pequeña reverencia como gesto de decir "gracias".
Con el teléfono en mano salió del salón y apenas cerró la puerta detrás suyo, contestó.

-Estoy en clases ¿no podía ser en otro momento?. -escuchó como su padre suspiraba. También oía a lo lejos cómo su madre hablaba con gente.

-La verdad es que no. Tengo noticias sobre tu viaje. -Jinsoul cambió su expresión en menos de un segundo. Aquel viaje no era algo que la ponía feliz, todo lo contrario.

-¿Q-Que es?. -nerviosa, con miedo, Jinsoul no quería saber cual era la noticia sobre su viaje.

-En cinco meses más te vas de viaje. Algo así como al día siguiente de tu graduación y el baile de fin de año. -a Jinsol se le cayó al suelo la larga vida que tenía en Corea.

-¿D-Donde?. -pregunto con su voz temblando, refiriéndose a que lugar iría a recrear su vida.

-Italia. La verdad es que Canadá no fue buena idea, irás a Italia. -la rubia dejó apoyar su peso en la pared. Apretó sus ojos con fuerza y mordió su labio inferior de la misma manera.

Jinsoul sabía que en algún momento su padre la mandaría a otro país a estudiar y crear una mejor vida, sin embargo nunca pensó que fuera tan rápido.

Tenía en su planes poder pasar un año más en Corea y ya luego poder irse a otro país.
Jamás pensó que todo sucediera en cinco meses más.

Jinsol no quería irse. No quería dejar a sus amigos, su familia o por lo menos a su abuela. No deseaba crear un nuevo mundo en el cual ella tuviera que hacer las cosas por obligación.

La medicina, cuya carrera universitaria debía estudiar en Italia, no era lo que deseaba para un futuro. Tampoco tenía muy en claro que deseaba estudiar, pero sabía que medicina no era lo suyo.

-¿E-En cinco meses más?. -no quería llorar, era estúpido. Pero Jinsol no se sentía feliz con aquello.

A veces lloraba para expresar su enojo, rabia o simplemente porque estaba triste, y en ese momento las lagrimas eran por esos tres sentimientos juntos.

-Exacto y bueno...ya sabes que el no, no existe. -obvio que lo sabía y ese fue motivo suficiente para apretar más sus dientes en sus labios. -Debo colgar, nos vemos.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora