crónicas de una adolescente | loona.

Siempre podemos ayudar.

No podía sentirse más bien y más afortunada despertando con ella entre sus brazos.

La mañana de por sí estaba fría, pero estando con Kahei todo era más cálido.
Aferraba su mano a su cintura y podía decir libremente que se sentía la mejor persona del mundo estando así.

Gracias al cielo y para su suerte, sus padres no había llegado y no estaba presentes en todo lo que era su casa. Lo sabía porque de ser así, su habitación hubiese sido invadida por su madre y las preguntas hacia Kahei iban a ser verdaderamente constantes.

La pelirroja estaba en esas condiciones donde no tenía intenciones de despertar, por lo que aprovechar cada segundo con su novia en esas condiciones era su mejor opción, al igual que lo más tierno que podía hacer.

La luz del sol cubierto por las nubes podían entrar difícilmente gracias a que las cortinas de la ventana estaban completamente cerradas.
Por lo menos existía mucha más más iluminación que cuando se corto completamente la luz.

Haseul tampoco sabía si la luz había regresado o no, pero eso era su menor preocupación en esos momentos.
Tampoco tenía intenciones de levantarse e ir a la escuela, porque realmente no era necesario.

Sabía que varios alumnos no asistirían a las clases, simplemente por el corte de luz que se había generado hace horas y por la potente lluvia que se había creado desde el día anterior.

Hacia frío y tanto ella como Kahei estaba tapadas con las cobijas hasta el extremo de su estómago.

Si observaba mejor a la pelirroja, realmente no se movía. Con suerte podía deducir si respiraba o no, y podía jurar que ni siquiera la sintió moverse en lo que la noche pasó.

Despertar con Kahei, era como despertar y seguir soñando. Simplemente estar a su lado era perfecto.

Haseul se volteó cuidadosamente, dispuesta a ver mucho mejor a su novia dormir.
Era prácticamente imposible no enamorarse de alguien como Kahei. Por lo menos así lo sentía ella.

Acarició su mejilla con sus dedos de manera delicada y suave, dejando salir una sonrisa al sentir esa sensación.

Todo para Haseul era paz y tranquilidad. Todo hasta que la asustaron de manera imprevista.

De por sí la madre de Haseul todas las mañanas ponía música para levantarla y hacer las cosas de la casa. Limpiar, cocinar, lustrar los muebles, diversas cosas que muchas mujeres y hombres de su edad podían hacer para mantener el hogar limpio. Y ante eso la madre de Haseul no era la excepción.

Su música que era algo extraña sonó a todo volumen por cada rincón de la casa, a lo que Haseul saltó del susto y también saltó de la cama hacia abajo.

Se pego bastante fuerte en el brazo y Kahei saltó de susto a escuchar cada ruido fuerte, proveniente tanto de su lado como de la sala, de la casa de Haseul.

-¡Ah puta... !. -gritó groseramente, sintiéndose algo mal ante decir tal grosería.

La pelirroja movió su cabeza hacia todas partes, tratando de deducir donde diablos estaba Haseul y ya cuando recibió ese grito por parte de ella, pudo deducir que se encontraba en el suelo.

-¿Que haces ahí? ¿Y por que suena tan fuerte esa música?. -pregunto frunciendo su ceño, con sus ojos entrecerrados y mirando a Haseul, sin siquiera poder distinguir muy bien lo que pasaba.

-B-Bienvenida a mis mañanas. -respondió frotando su brazo con una mueca de dolor.

Haseul era débil ante golpes y tanto Heejin como Yeojin la consideraban como una débil. Sin embargo, lo fuerte que le faltaba en su cuerpo, lo tenía de carácter molesto.