Nadie te lo impide.

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Ninguna tenía en sus planes o en su cabeza, algún tipo de apagón en plena película.

Mientras Haseul rodeaba cariñosamente su brazo sobre los hombros de Kahei, esta apoyaba su cabeza en el mismo hombro de Haseul, mediante prestaba demasiada atención a la película.

A ninguna de las dos les atemorizaba la lluvia, tampoco era algo que les generara un total agrado. Simplemente podían lidiar con eso, a pesar de los fuertes sonidos que generaba fuera de casa y sobre el techo de esta.

Ahora, cuando la televisión se apagó de manera automática y rápida, al igual que el resto de luces en toda la casa, las preocupaciones aumentaron y el miedo también.

Miedo por Kahei y preocupación por Haseul.
Aunque la nombrada sabía cómo lidiar contra esa situación.

Cuantas veces estuvo en Islandia y sufrió un apagón. Siempre la mandaban a comprar velas o baterías para linternas.

La que pocas veces sufría un apagón, era Kahei y su único modo de sentirse protegida y sin miedo alguno, era aferrándose a la única persona que tenía a su lado.

Se aferró fuertemente a Haseul, con tal no sentir aquel miedo que tenía contra la oscuridad extrema.
La de cabello corto sonrió al sentir aquel gesto, por lo que a su vez dejó caricias en el hombro de Kahei, también en su espalda y un tierno beso en la parte superior de su cabeza.
Aquello le era adorable, y a pesar de que podía esperarse eso por parte de Kahei antes de ser su pareja, jamás pensó en vivirlo realmente.

-Tranquila, no pasará nada. -Haseul dejaba caricias en su espalda, como si fuera la mismita tranquilidad en persona. -Haremos algo ¿si?.

La compresión que la de cabello corto utilizaba en distintas situaciones, era en un tono de voz prácticamente que daba paz a todo lo que podía rodearla.

Antes de separarse completamente de Kahei y poder hacer lo que tenía en mente, dejó otro corto beso en su cabeza con tal de darle mucha más tranquilidad.
Luego de eso, con dificultad se fue separando de la pelirroja. Esta se aferraba a ella con fuerza por el cierto miedo que le tenía a la oscuridad.

-Amor, necesito hacer algo. Vuelvo enseguida. -tratando de separarse, pudo sentir como el agarre de la pelirroja sobre su cuerpo cada vez era menos intenso. Es por eso que apenas sintió a la pelirroja separarse, sonrió.

Tomó entre sus manos su teléfono que se encontraba en su bolsillo y de manera lenta también tomó el de Kahei, el cual estaba al lado de ella sobre el sofá.

Haseul si que era inteligente y a penas se corto la luz, una serie de cosas para tener luz sin necesidad de tener electricidad, se cruzaron por su cabeza.

Prendió la luz de su teléfono, la igual que en el de Kahei.
Le entregó dicho teléfono a la mayor para que pudiera alumbrar y Haseul se levantó del sofa con el mismo aparato en mano, dispuesta a ir por las linternas que sus padres siempre guardaban en el cajón de la cocina.

Junto a su teléfono, Haseul se dirigió de manera rápida a los muebles de su cocina dispuesta a sacar las linternas que sus padres guardaban.

No demoro mucho en encontrarlas y saco justamente dos. Una para ella y otra para su novia.

Si bien podían ocupar las linternas de sus teléfonos, Haseul sabía que la batería no duraría bastante tiempo y era mucho mejor tener linternas. Además, estas sobraban en su casa.

Extrañamente su padre compraba muchas linternas todos los meses y jamás comprendió por qué. Pero no era algo que le molestara, simplemente le daba curiosidad.

Salió de la cocina con su teléfono en una de sus dos manos y en la otra contenía con dificultad las dos linternas.

Podía ver a su adobarle novia sentada en el sofá con sus piernas arriba de él, mientras que se aferraba fuertemente a una almohada de decoración del mismo sofá.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora