Ve por ella.

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Hyejoo miraba la comida una y otra vez. Jamás pensó en comprar algo para comer en la cafetería de la escuela.

No quería comer. Le daba en cierto modo asco y se sentía culpable de comer.

Dejó salir un suspiro y tomó aquellas galletas que había comprado, dispuesta a dárselas a algún chico o chica del lugar.

Haría un gesto de total generosidad, pero apenas se levantó de su asiento con la galletas en sus manos. Los murmullos, miradas feas y todo lo que pudiera ser en contra de ella, se hicieron notar.

Se encogió en su lugar con vergüenza, sintiendo cada mirada de desagrado hacia si misma.

Como odiaba que eso pasara. Estaba acostumbrada a todo eso, pero en aquella escuela todo era muy diferente y difícil.

Se sentía mal. La peor del mundo, la más fea, la más idiota. Hyejoo siempre se sintió así ante las personas.

Camino a paso firme y rápido hasta la salida de la cafetería, con un mechón de cabello tapando su ojo derecho y la cabeza agachada, evitando todo.

Lanzó las galletas a la basura y metió sus manos en los bolsillos de su sudadera gris.

No lloraba, por que ya no tenía lagrimas para hacerlo. Pero de que se sentía mal, lo hacía. Por supuesto que si, se sentía como la misma mierda y no era primera vez.

[...]

-Jungeun... -la interrumpió.

-Ahora si vete. -le ordenó, de mala manera. Típico la verdad.

Jinsoul no supo reaccionar. Y si lo hizo, podía parecer la persona más idiota mirando a Jungeun de tal manera, que era muy difícil de explicar.

-No, espera. -le pidió, deteniendo los movimientos de la contraria que le decían que se fuera de ahí.

-¿Que?. -pregunto enojada, con la intención de sacar a Jinsol del lugar, si era necesario a patadas.

-Cantas muy bien. Deberías...no lo sé ¿cantar en público? Tal vez para ganar algo de dinero. -eso fue una propuesta digna de ser una molestia para Jungeun.

-Déjate de estupideces, rubia. Ahora vete y déjame sola. -lastima, Jinsoul no haría eso.

Comenzaba a tener cierta curiosidad por Jungeun.

El día anterior descubrió que aún así fuera desagradable y fría, la castaña clara era como un osito que solo necesitaba amor para poder ser más cariñosa.
Jinsol quería ser ese impulso, es por eso que insistía tanto.

Dejaría que sus impulsos hablaran. Que su corazón se dignara a hablar.

-Jungeun. -esta la miró con esa mirada de frialdad. -Sal conmigo el mañana. Olvídate de ese trabajo y sal conmigo a donde sea. -le pidió, casi de rodillas.

Jungeun proceso todo en menos de cinco segundos.
Jinsol la invitó a salir.
Estaría con ella toda una trade si le era necesario.
Después saldría con ella al partido de fútbol.

Vaya que se sentía idiota estando con una chica como Jinsoul, pero....

Tal vez, simplemente tal vez, esa salida podría ser algo importante en su vida. Jamás se digno a pensar en eso, pero podría ser una posibilidad.

-No, saldremos el sábado. -le recordó, pero eso no bastó para que Jinsol cambiara de opinión y de pensar.

-Jungeun, no es difícil salir conmigo. La pasaremos muy bien, te lo prometo. -¿dudaba? Claro que lo hacía. ¿Aceptaría? No lo sabía.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora