Apoyo.

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-Muy bien, haremos lo siguiente. -Yerim se encontraba detrás de la pared que daba a la salida de la escuela. Hyunjin estaba detrás de ella, mirando cada movimiento que hacía. -Hay que distraer a la secretaria. No es tan complicado.

-¿Y como lo harás?. -cuestionó la mayor mirando a la contraria con confusion. Conocía muchísimo a Yerim, pero jamás pensó que esta sería capaz de escaparse de clase así como así.

-Confía en mi, gato. Tengo todo bajo control. -confiaba plenamente en su amiga, pero ese momento era algo peligroso. No quería ser castigada con aquel señor del aseo, era muy amargado.
Ahora, si la castigaban y en la sala de castigos se encontraba la señora de la cafetería, no se quejaría tanto en estar castigada. Esa mujer era muy divertida.

-Ajá. -sonó desconfiada, pero en un tono divertido solo para esconder su desconfianza.

Yerim era muy en escaparse de clase. Así que...¿por que desconfiar de ella?.

[...]

-Haseul-ah. -llamaron y la nombrada despegó la mirada de su cuaderno, dispuesta a ver a la persona que la llamaba, quien era la maestra.

La mujer al ver que captó la atención total de la menor, sonrió.

-¿Puedes traerme estos libros de la biblioteca?. -la maestra le estiró un pequeño papel con los distintos nombres de los libros que necesitaba.

Haseul no se negó, tampoco lo podía hacer, así que se levantó de su asiento, tomó el papel en sus manos y junto a una sonrisa "fingida" se dirigió a la biblioteca.

Detestaba el hecho de que siempre la mandaran a ella a hacer aquellas cosa, siendo que tenía como veinte compañeros más. Era frustrante.

Si bien ser buena y amable era muy bueno, habían veces que le cansaba. Veces en las cuales deseaba ser irresponsable, egoísta, mala persona, pero era difícil.

Haseul fue toda su vida así. Ahora que cambiará repentinamente, no era tan fácil.

Abrió silenciosamente la puerta de la biblioteca. La mujer que siempre se encontraba ahí le dejó una mirada de reojo. Cuando se dio cuenta de que era Haseul, no le dio tanta importancia.
Haseul era muy buena y torpe como para hacer algo malo y muchas veces pasaba por la biblioteca.

Miró el papel y repitió los nombre de los libros en su mente, dispuesta a encontrarlos rápido e irse de ahí lo más luego posible.

Si bien no era una chica que no le gustara leer o estar en una biblioteca, le molestaba el hecho de ser ella la que siempre salía de clases a buscar algo.
Después debía encontrar a alguien de su clase que fuera amable y que le diera los apuntes de la clase, ya que se perdía media hora de algo importante y claramente después necesitaría lo escrito por la maestra. Eso lo encontraba injusto y molesto.

Mediante tomaba los libros, los dejaba en una mesa cercana. No andaría de acá para allá con tres pesados libros en su mano.
No era tanto lo que debía buscar, aproximadamente unos seis libros. Algunos más gruesos que otros.

Iba por el penúltimo libro, cuando sintió algo romperse a menos de cinco centímetros de su lado.
En un trance de tiempo muy corto, volteo su mirada y corrió a atrapar a esa chica que caía de espaldas y podía hacerse una herida bastante grave.

No se percató de quién era a primera vista, solo se preocupó de que aquella chica estuviera bien.
Cayó en sus brazos, no supo cómo lo hizo, solo la atrapó como a estilo princesa.

-¿Estas bie...?. -fue interrumpida cuando sus ojos se centraron en los de ella.
Si algo era aquello, era el destino.

Jamás pensó que Kahei estaría ahí, a punto de caerse de espaldas y darse un fuerte golpe. Tampoco pensó que ella la atraparía.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora