Choerry.

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—Yerim-ah, esos libros van en la otra estantería. —la bibliotecaria señaló otro pasillo entre muchos.

—Oh, si. Ya voy, gracias. —Yerim asintió con su cabeza junto una sonrisa, dirigiéndose hacia el pasillo señalando y entre sus manos un pequeño carro que ayudaba a llevar los libros que colocaría en las estanterías correspondientes.

Choi Yerim, una chica de dieciséis, casi diecisiete años. La más adorable, dulce y amigable del sector.

Yerim podría ser la descripción perfecta de "buena persona". Ayuda a quien lo necesita y siempre es voluntaria en cosas de la escuela, como por ejemplo; Ayudar todos los lunes, miércoles y viernes en la biblioteca. Aparte de ser sumamente amable, tierna, divertida, cariñosa, sonriente y positiva.

Su físico era bastante atractivo. Cabello castaño oscuro, sonrisa brillante, altura promedio, prácticamente muy hermosa.
Su puesto en la escuela, no era ser la popular, ni la vándala, ni la rara o la más inteligente. Era buena en los estudios, pero no sobresalía.

Así que Yerim también podía tener la descripción de "persona común".

Claro que hace algunos días tuvo un pequeño problema, que la hizo estar bastante mal. Necesitaba arreglar aquello, por que no se sentía bien, solo que no sabía cómo.

En fin. Sus pasos fueron rápidos hacia las estanterías y comenzó a dejar algunos libros en el lugar correspondiente.
Utilizaba un pequeño carro de madera, exclusivamente para ir transportando libros de manera cómoda y no todos amontonados en las manos.

Cuando terminó con aquella estantería, se dirigió a la siguiente, la cual estaba al lado.
Salió del pasillo y giró en dirección hacia la derecha, dispuesta a entrar en otro pasillo más.

Apenas levantó su mirada del suelo, divisó a una persona que le parecía bastante conocida.
Saltaba y saltaba con la intención de coger un libro que estaba bastante alto, así que por esos gestos, supuso que era esa chica baja que "criticó". No exactamente, pero no había otra manera de explicarlo.
Empujó el carro con libros hasta esa pequeña chica.

—¿Necesitas ayuda?. —pregunto de igual manera que hace algunos días atrás.

—No, gracias. Yo... —la chica volteó de reojo a ver quien era e iba a continuar en lo suyo, cuando se percató de quien era. No se le olvido tan rápido de esa muchacha castaña. —¿Tu otra vez?.

Yerim asintió con su cabeza de manera adorable mientras que la chica mantenía una mueca de confusión.

—¿Deseas ayuda?. —repitió y la contraria bufó.

Algo que también destacaba mucho de Yerim, era su positivismo. Siempre se la veía sonriendo, alegrando a las personas y feliz, ademas, siempre veía lo bueno de las cosas. Así que...mucha gente le decía "virus de la felicidad", prácticamente contagiaba a todos con su sonrisa o su risa divertida.

—No quiero ayuda tuya. Si me vas a tratar de enana, mejor vete. —esa chica si que era orgullosa. Yerim siempre se encontró gente así, sin embargo nunca juzgó a nadie.

—No te dije enana, más bien bajita. —señaló, pero fue mala idea. Solo recibió una mirada totalmente amenazante por parte de la pequeña castaña clara.

Eso también destacaba mucho en Yerim. Meter la pata hasta en fondo de la cubeta y todo por decir lo que pensaba. Eso era positivo, pero aveces solía arruinar las cosas.
Claro que cuando decía esas cosas, se contradecía muy nerviosa, pero bastante arrepentida.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora