No existen ganas.

698 95 67
                                    

[ Para leer este capítulo, tienes que estar completamente enterado de lo que fue el cambio de Heejin. Es decir, cuando hizo sus cagaditas ]

[ También les digo que es un capítulo subido de tono. Mencionare dos temas delicados, no específicamente por cierto, por favor, léanlo a su propia responsabilidad y... es algo serio, tómenlo como tal ]

[ Okeeey, let's get it ]

[ Recomendación; canción triste para mejor experiencia ]

[ Recomendación; canción triste para mejor experiencia ]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Meses atrás...

Los exámenes estaban siendo una maldita tortura. Tanta cosa junta que no era capaz de aprender para dos días más.

Se sentía inútil, así quien quisiera estar con ella para decepcionarse.

Cerró el cuaderno, lo dejó volar como pájaro libre hasta su cama y colocó sus manos sobre su rostro.

Patético era su show de no saber como estudiar y lograr pasar de año. Patética era ella.

Horriblemente un desastre, hasta su propio reflejo se lo decía millones de veces. Tan así que se lo llego a creer, odiándose un poquito más cada día...

Y si ella se odiaba, los demás quizás también lo hacían. Probablemente estaba haciendo todo mal, quizás ya no era lo que Hyunjin necesitaba... lo que Haseul quería como apoyo de amiga o el consejo que Yeojin en algún momento le pediría.

Quizás ya no era lo que Ryujin esperó, no era lo que Minho siempre vio en ella... no era la sobrina, ni la hija, ni la novia, ni mucho menos la amiga perfecta.

Era Jeon Heejin... un asco. O así se veía ella, física y personalmente.

Se desanimaba sola cada día, cada noche. Una sonrisa falsa adoraba a su rostro con pena para fingir que lo feliz era lo mejor de su vida... que estaba sobrellevando lo mejor de sí misma en su día a día.

Era patética. Quien quisiera darle un golpe en la nariz por lo patética que era, por favor que se acercara y que la golpeara hasta dejarla inconsciente... o hasta que la dejara sin respirar.

Basura... era basura. Un asco de persona, por Dios, hasta las mismas personas de la escuela se lo decían.

¿Y que hacía? Guardarse todo como imbécil. Eso hacía una idiota como ella, recibir la basura porque ella era el basurero completo.

Se sentía sola, bajo su propia sombra. Tratando de sostener su propia mano cuando ni su propia respiración le parecía ser suficiente para vivir.

Decepcionaba a todos, estaba segura de eso, guardaba todo. Todo le comenzaba a ser más pesado, le dolía despertar cuando antes todo era lo contrario.

No quería caer, pero no comenzaba a tener otra opción... ya no sabía cómo mantenerse en pie.

Y si quería pedir ayuda, lo más seguro es que la seguirían tratando como basura. Una maldita y verdadera basura.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora