crónicas de una adolescente | loona.

Simplemente.. es amor.

Estaba de más decir que ambas se empaparon de agua, sin importar el abrigo de Jinsoul mantenía sobre su cabeza y la de Jungeun.

El abrigo fue el que más sufrió las potentes gotas de agua, al igual que Jinsoul.
Para la suerte de Jungeun, las gotas de agua no la afectaron tanto gracias al abrigo y el cuerpo de la rubia arriba suyo. Aún así, también terminó empapada.

-Tu súper idea no funciono, Lippie. -mientras fruncía su ceño y a su vez, también achicaba su mirada por las gotas de agua cayendo en toda su cabeza y rostro, Jinsol se quejó y abrazó más fuerte a Jungeun.

-Por lo menos tuve una idea, además, no era tan mala. -Jungeun hacia las mismas expresiones que Jinsol, gracias a las gotas de agua.

La rubia no se quejó ni protestó contra aquello, pues tenía algo de razón.
Lo único que hizo fue apoyar su mejilla en la cabeza de Jungeun.

Si era sincera, la manera en la que abrazaba a la castaña clara, era de una manera especial.
La abrazaba como nunca había abrazado a alguien y se sentía cómoda estando así.

Y bueno... Jungeun solamente sabía que tenía frío. Pero tal vez el cuerpo de la rubia era más cálido para ella.

Sus brazos rodeándola era como tener un oso peludo que entregaba el calor suficiente para sentirse cálida.
Jinsoul era algo así. Un osito peludo, al igual que cálido y tierno.

-¿Cuanto falta, Jinsol?. -la pregunta de la castaña clara hizo que la mayor alzara su mirada y viera a lo lejos, cuánto faltaba para llegar hasta su casa.

Con dificultad, gracias a las gotas de agua, pudo ver cómo su casa se encontraba a menos de un minuto.
Reconocía perfectamente su casa, ya que fuera de ella siempre estaba la misma camioneta color roja de su vecino del lado.

-¿Ves a lo lejos esa camioneta roja?. -Jungeun hizo un intento por verla y lo logro, frunciendo su ceño.

-Si. -la mayor sonrió al escuchar eso positivo y apoyó su barbilla en la parte superior de la cabeza de Jungeun, apoyando sus manos en sus hombros y acariciando levemente estos.

-Ahí es. -si bien Jungeun ya había estado fuera de la casa de Jinsol, no recordaba cómo era el camino exacto o como era exactamente la casa por fuera. Es por eso que preguntaba para guiarse mucho mejor.

-¿Podrías caminar? Lo digo como sugerencia. -ofreció en un tono de súplica, solo que disimulando su necesidad de sacar a la rubia de su espalda.

-Ehh... no. Ahorraremos camino, así que apresúrate. -Junguen suspiró por lo bajo y procedió a volver a caminar con tal de llegar a la entrada de la casa de Jinsol.

La rubia por su lado seguía apoyada a la cabeza de Jungeun, mientras cerraba sus ojos.
Ya había asumido que después de eso, ambas estarían algo resfriadas y eso le generaba algo de sueño. Más aún sabiendo que probablemente tendría que dormir junto a la castaña clara.

Jungeun no demoró nada en llegar a la entrada de la casa, Jinsol ni se percató de eso, pues parecía que el cansancio la consumía bastante.

-Oye, Soulie. -la castaña clara movió un poco a la rubia con sus manos en sus piernas, sin embargo esta no respondió. -Jinsol. -sin respuesta. Junguen ya había asumido que la rubia que se encontraba sobre su espalda, estaba dormida o por lo menos estaba cayendo en un sueño profundo, en plena lluvia.

Gritar era su única opción, bueno... no totalmente. Pero eso fue lo primero que le llegó a la cabeza.

-¡Jung Jinsol!. -la nombrada llegó a saltar del susto, cosa que también asustó a Jungeun por el fuerte movimiento generando por la mayor.