Italia.

1.1K 162 302
                                    

Al ser presidenta de su salón, habían veces en las cuales se quedaba a ordenar lo que sus compañeros generaban y no directamente el desorden; la suciedad que sus compañeros no se encargaban de recoger en clases tirando papelitos por el aire o comiendo en clase, era desagradable.
Creía que jamás en la vida les enseñaron que la basura debía de ir en la basura. Era totalmente lógico y fácil.

Haseul no se quejaba, al fin de todo, ese era su último año en una escuela y en el cual sería presidenta de algún salón. Ya su siguiente año, era de universidad.

Mientras recogía la basura y a su vez la tiraba donde correspondía, tarareaba una pequeña canción con tal de hacer el lugar más tranquilo y agradable.

Se caracterizaba bastante por ser buena en el canto, al igual que tener una voz dulce y perfecta a los oídos de cualquiera.

El silencio que contenía el salón completo, era testigo de la pacifica voz de Haseul. Algo que sin duda no tenía imperfecciones.

Cualquier persona que pasara por el frente de la puerta entreabierta del sitio y escuchara esa melodiosa voz, le daría curiosidad entrar y ver de quien era o de que trataba aquello.

En el caso de Kahei, quien buscaba a Haseul de manera apresurada, no le fue complicado reconocer aquella voz.

No entendía como lograba distinguir a su novia con tan solo escuchar parte de su canto y la tranquilidad que este mismo generaba.

Asomó su cabeza por la puerta del salón y pudo ver a Haseul agacharse cada cinco segundos recogiendo basuras del suelo. Parecía ser que la escoba no estaba disponible en esos momentos.

-Hey... -llamó en un tono suave y la de cabello corto giró su mirada para ver a Kahei.

-Hola. -devolvió el gesto y la pelirroja entró en el sitio con rapidez, junto a una delicada sonrisa.

-¿Ahora eres sirvienta de tu clase?. -interrogó en un tono divertido y Haseul soltó una pequeña risilla ante el comentario.

-Creo que siempre lo fui. -contestó con una iré de cansancio. -¿No deberías de estar en casa?.

Las preguntas que Haseul le hacía a la pelirroja, eran simplemente por curiosidad.
Kahei era una chica que amaba demasiado los días viernes, por el simple hecho de ver películas hasta tarde sin interrupciones.

A Haseul le aprecia extraño que ese mismo día no estuviese en la sala de su casa viendo lo que tanto le gustaba.

-Quiero hablar contigo. -la de cabello corto pareció sorprendida.

-Ah, bueno... ¿de que trata?. -preguntó junto a una mueca de curiosidad.

-Siéntate. -pidió mientras se sentaba en uno de los puestos y la contraria se acercó con aquella intención de sentarse igualmente.

-¿Me asusto?. -cuestionó divertida.

-No, no es preocupante. -garantizó con seguridad y Haseul dejó que hablara libremente. -¿Recuerdas mi suscripción a la universidad?.

-Claro. -asintió segura.

-Bueno... ¿también recuerdas cuanto tiempo tengo para acceder a la universidad?. -Haseul afirmó con un movimiento de cabeza. -Bien... creo que tome mi decisión.

El rostro de la menor se convirtió en uno ansioso por la respuesta de su novia. Era algo que tenía ganas de saber.

-No quiero que te molestes. -Haseul frunció su ceño.

-Te he dicho que la decisión que tomes será aceptada por mi, siempre y cuando te haga feliz. -ella lo sabía, pero no estaba segura de lo que Haseul quería para ella y su futuro. Sabía que lo mejor, pero no conocía el pensamiento de su novia sobre lo mejor para su futuro.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora