Volver a intentarlo.

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Llegó al salón en cosa de segundos, casi que corriendo con tal de entregarle la melodía y la letra al maestro. Sabía que este mismo tomaba desayuno a esas horas, porque entre buscarlo y buscarlo, más maestros le dijeron que a esas horas todos tomaban desayuno.

Jungeun se conocía y sabía que si esperaba a que el día pasara, al final jamás le entregaría lo que quería al maestro.

En esos últimos días las cuatro se reunieron con tal de darle más cosas a la canción y poder ensayarla, a ver qué tal iba al compás de sus cuatro voces. Pero, dejando a un lado el tema de la canción, Jungeun también quería hablar con el maestro.

Era él, el que daba las clases del taller de música. Ante él debían de ir la mayoría de quejas sobre el taller y Jungeun no dudaría mucho en reclamar sobre esas chicas, más otros dos chicos más que solo tenían intenciones de hacerle la vida imposible a su novia.

Tocó la puerta unas cuantas veces, el salón de maestros era uno que le daba miedo entrar. Tantos mayores que en sus manos podían tener su futuro con sus calificaciones, sinceramente le daba algo de temor.

Demoraron segundos en abrirla, para que el maestro de educación física la abriera.

-Hola. -saludó sonriente.

-Buenos días... -el hombre también saludó. -¿A quien buscas?.

-Ah... al maestro Kim. Al de música. -Jungeun se impresionaba de la cantidad de gente en Corea que tenía en su nombre la palabra "Kim". Persona que conocía, persona que tenía de nombre "Kim" y no se quejaba, ella misma también lo tenía, pero la mitad de Corea se llamaba así y le parecía extraño.

-Ah, si claro. -el hombre miró hacia adentro del salón, llamó al maestro y este apareció frente a Jungeun en cosa de segundos.

-Buenos días. -la castaña clara hizo una reverencia y el contrario la correspondió inclinando su cabeza. -Ah... le traigo parte de la canción y... la melodía, así puede ver qué tal todo. -le estiró una pequeña carpeta negra, en la cual habían ciertos papeles con lo nombrado.

-Oh... gracias, Jungeun. Lo revisaré. -la castaña clara asintió y parecía ser que el mayor iba a adentrarse nuevamente en el salón de maestros, pero lo detuvo para quejar lo que se debía.

El hombre se volteó frunciendo el ceño y a pesar de que Jungeun era algo tímida y le daba nervios a veces hablar con un maestro, esa vez fue diferente.

-Quería darle una queja sobre el taller de música. -el maestro pareció sorprendido. -Verá... hay unos chicos que están molestando a una chica dentro del taller y... siento que las burlas no son todas hacia la chica, sino que también se pueden considerar más personas. -Jungeun sacudió su cabeza al darse cuenta que sus palabras no iban por donde quería. -A lo que me refiero, es que... debería de hacer algo para que eso no pasara. Quizás conversar con esos chicos o... tratar de estar más atento a los alumnos. Yo sé que decirle esto siendo yo una alumna puede sonar como falta de respeto, pero... es como una sugerencia o algo para que... las burlas no se hagan presentes. ¿Me entiendo?.

El mayor sonrió de lado, asintiendo con su cabeza de manera leve. Considero que aquello fue un tierno gesto por parte de Jungeun.

-Claro, veré que hacer. -la castaña clara asintió levemente y dando otra reverencia se despidió, dispuesta a disfrutar su receso comiendo algo.

La hambre que tenía era bastante. Más aún cuando ella y Jinsoul llegaron tarde por su culpa y no alcanzó a comer.

 Más aún cuando ella y Jinsoul llegaron tarde por su culpa y no alcanzó a comer

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crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora