Cuatro corazones rotos.

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Luego de que Chaewon cortó la llamada del teléfono de aquel restaurante, se dirigió al baño del mismo lugar.

Tal vez no era la mejor opción quedarse en el baño, sabiendo que su madre o padre podían ir a buscarla de la oreja si era necesario.

Si era sincera, estaba triste. Pero esa tristeza le dolía, le afectaba desagradablemente y tenía un dolor en su pecho que no lo soportaba.

Su nudo en la garganta era tan doloroso como si estuvieran haciéndole presión en su cuello, hasta dejarla sin respirara.

Chaewon podía decir que volver a ver a Hyejoo, era poco posible mientras su padre, madre y hermano se lo impidieran.

Quería llorar, gritar, golpear a alguien, abrazar a Hyejoo. Quería tantas cosas, que ninguna le hacia totalmente bien desearla.

De por sí, ella ya era sentimental cotidianamente.
Habían ocasiones en las cuales lloraba porque lo necesitaba o porque le era imposible continuar aguantado las lagrimas.

Era bastante cierto que Chaewon era una persona cuyo ego era más grande que su pequeño corazón. Pero eso era gracias a la educación que recibió desde pequeña y las cosas que le enseñaron desde la misma edad.

Park Chaewon no era feliz como podía aparentarlo en la escuela.

Si bien mucha gente la trataba de la chica más hermosa, popular y la que más feliz podía ser con todo lo que tenía, eso no era así.

Chaewon lo tenía todo en temas de cosas materiales. Emocionalmente le faltaban muchas cosas para poder decir segura; "Soy feliz".

Hyejoo, quien era una persona demasiado buena para ella, no era feliz siendo segura de sus palabras.
Es decir, si alguien le preguntaba a Hyejoo; "¿Eres feliz?", ella era perfectamente de encogería de hombros o simplemente no diría nada.

A ella le podían hacer esas mismas preguntas y por costumbre diría que si, junto a una sonrisa que reflejaba su supuesta felicidad.

Chaewon no amaba a quien quería. Le decían a quien debía amar.
Ella no podía considerarse una impopular nerd, porque no debía ser parte de su vida aquello.

Habían varias cosas en su vida que eran a conciencia de su familia, y no suya.

Apoyó su peso en el lavabo y miró su reflejo en el espejo.
Estaba mal, destrozada por dentro sin demostrarlo por fuera.

Siempre mantenía esa posición de "la chica perfecta".
Aburría ser algo que no eras. Era estresante, despertarte y daba rabia.
Así lo tomaba Chaewon y nadie podía hacerle cambiar de opinión.

Largo un suspiro lleno de emociones confusas. Su pecho realmente dolía y lo único que quería era desaparecer, desahogarse o simplemente abrazar a Hyejoo y poder saber si estaba bien o no.

Era preocupante. Hyejoo luego de haber estado en esa situación, podía haber terminado mal o muy mal.
Chaewon necesitaba saberlo. Necesitaba saber de Hyejoo.

Era complicado hacer eso. Mientras sus padres tuvieran su teléfono bajo sus manos y lo que le restaba de vida, ella no podría ver a Hyejoo.

Una que otra mirada le podría dedicar, pero ella no quería eso.

Si que quería mirar a Hyejoo cada vez que quisiera y poder apreciar cada rincón de su hermoso rostro. Pero también quería la oportunidad de tomar su mano, de poder besar una vez más sus mejillas, y si era posible... besarla una vez más.

Abrazarla, decirle lo perfecta que era una y otra vez, hacerla feliz, sacarle una sonrisa y sobre todo ayudarla. Ella poder hacer feliz a su roto corazón.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora