Al final del día. [2/2]

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Hyejoo llegaba a su casa, sin intención de despertar a su madre.
Sabía que por más le hubiese dicho que se cuidara, estaba durmiendo en el sofá con el control remoto en su mano.

Apenas abrió la puerta, sin hacer casi nada de ruido, miró en dirección hacia el sofá.
Le impresionó no ver a su madre ahi, pero verla la televisión encendida.

No le gustaba, en cierto modo, gastar energía innecesariamente, por lo que se acercó al sofá, tomó entre sus manos en control remoto y apagó la televisión, que estaba al frente suyo.

El silencio invadió toda la sala y cada rincón de la casa.
No era algo que le incomodara, al contrario, el silencio le gustaba mucho. Pero le precia muy extraño que su madre no estuviera esperándola.

Dejó las llaves de su moto en la mesa de la cocina y el casco, al igual que su sudadera, la dejó en el sofá.

Cuando pasó por la cocina, pudo ver una nota pegada en la nevera, junto a un imán con el diseño de un lobo.

Tomó la nota entre sus manos y comenzó a leerla. Ahora podía entender el hecho de que su madre no estuviera en casa.

"Tengo turno de tarde, se me olvidó decirte...
Tienes comida en la nevera. No te amanezcas jugando videojuegos

Te quiero".

Dejó la nota en la mesa de la cocina y suspiró.

No tenía hambre. No quería comer y no lo haría. Así que solamente se iría a su habitación.

Si llevaba la cuenta de cuántas cosas había comido en el día, podía ser aproximadamente cuatro botellas de agua que pudo tener sin pagar y dos mordiscos a una manzana que ella misma llevó en su mochila.

Su madre juraba que había comido mucho. Con el dinero que le dio a su hija, esta pudo comprar mucha comida.

Si supiera que Hyejoo traía en su bolsillo cada centavo.

La mamá de Hyejoo sabía el problema que tenía con la comida.
Años atrás la presionó muchísimo para comer y eso solamente empeoró la situación. Por lo que ahora trataba de presionarla lo menos posible.
No quería llegar a más extremos de que Hyejoo no quisiera comer jamás en la vida, hasta matarse.

Nadie notaba su peso realmente bajo, por que ocupaba ropa basta grande y siempre muchas sudaderas o camisetas juntas.

Hyejoo tenía aquel problema desde los quince años, cuando sufrió momentos difíciles que no eran necesario contar y especificar los detalles. Solo podía decir que después de eso, la vida emocional de Hyejoo era realmente baja.

Abrió la puerta de su habitación y ni se tomó el tiempo de prender la luz, para ver por dónde caminaba o para colocarse ropa más cómoda.

Con dificultad camino hasta su cama y cuando logró encontrarla, dejó caer todo su peso en ella, junto a un suspiro.

Había sido un día realmente agotador para ella.

Más aún cuando Chaewon comenzaba a apoderarse de su mente.

[...]

Jinsol llegaba a casa cabizbaja y junto a ella iba Jungeun, con las manos en su sudadera.

Estaba de más decir que el silencio entre ambas era más que notorio, pero la voluntad de Jungeun, hacia que aquel silencio no fuera desagradable o incómodo para Jinsol.

Para Jungeun no era algo importante.

-Gracias por...ayudarme. -agradeció la rubia, rompiendo el silencio.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora