Un abrazo.

1.9K 295 134
                                    

La pequeña Yeojin caminaba al lado de Yerim, con una sonrisa totalmente adorable y feliz.
Caminaba tratando de no pisar las líneas de la cera. Era muy divertido verla.

-Yeojin-ah... -Yerim llamó y la pequeña se volteó de reojo, solamente para que la contraria supiera que la estaba escuchando. -El sábado habrá un partido de fútbol. Toda la escuela va y quería saber si...¿quieres ir conmigo?. -la pequeña miró a Yerim y dejó de jugar con sus pies en el suelo.

-¡Claro!. -exclamó y la castaña oscura sonrió. -Aunque iré con otra chica más. ¿Conoces a Kim Jiwoo? Podemos ir con ella, también la invite.

Oh si, Yerim si conocía a Jiwoo.

No se llevaban mal, pero tampoco tenían una amistad como tal. Solo se conocían.

Jiwoo conocía a Yerim por que esta ayudaba en la biblioteca y Yerim conocía a Jiwoo por que muchas gente hablaba de ella.

Aunque, Yerim en sus adentros, temía en cierto modo de Jiwoo.

-¡Oh, claro! Ella me agrada, también me da miedo. Pero me agrada. -respondió, generando una risa por parte de la pequeña.

Yerim sonrió y entre las dos continuaron caminado hacia la casa de la menor.

-Quería decirte gracias por pasar por mi a la cafetería. -Yeojin sonrió mientras continuaba jugando con sus pies en la cera e intentando no pisar las líneas de esta.

Yerim sonrió.

-No hay de que. Además, era muy peligroso que estuvieras sola a estas horas en la calle. -eso derritió el corazón de Yeojin.

Era muy dulce y tierno que Yerim se preocupara de ella, y que incluso cuidara de ella.

-No se por que Jiwoo se fue tan rápido. -explicó la pequeña junto a un puchero.

-Tal vez tenía problemas. De seguro no era nada grave. -Yeojin admiraba muchísimo el positivismo de Yerim, al igual que su sonrisa.

Era tan adorable. Tan perfecta.

-Le preguntaré cuando llegue a casa. -aviso y la contraria asintió con su cabeza.

Entre las dos caminaron, en un silencio realmente agradable. Sonreirán a la nada, imaginándose como se sentía la otra al estar de aquella forma.

Yerim acompañaría a Yeojin a su casa, las veces que lo necesitara y las veces en las que la necesitara a su lado.

[...]

-¿Como te fue en la escuela?. -pregunto su madre.

-Bien, supongo. -respondió la castaña clara.

Siempre decía lo mismo y jamás mentía. Todo lo que decía sobre la escuela era verdad.

-¿Conversaste con alguien?. -si decía que si, su madre la cuestionaría todo el tiempo, por lo que prefirió mentir.

-No es necesario preguntar eso, sabiendo ya la respuesta ¿no crees?. -Jungeun dejó el vaso de agua en la mesa y miró a sus madre frunciendo su ceño.

La mujer, cuyo nombre era Yangmi, dejó salir un suspiro al escuchar la respuesta de su hija.

-Como sea, Jungeun. -le respondió en un tono de agotamiento.

Estaba cansada por llegar de trabajar del hospital, con un dolor de cabeza terrible. Y ahora que su hija era lo más desagradable que había, la causaba más cansancio.

-¿Tu hermano duerme?. -cuestionó, tocando su cabeza.

-Si. -asintió y la mujer hizo exactamente lo mismo.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora