Lee Hansol.

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La mirada de Haseul chocaba cada cierto tiempo con la de Kahei. Intentó con todo su ser hablar, pero fue difícil.

Heejin la animó, Jungeun también, pero nada. Tenía el cartel de "idiota" en la cara porque quería.

Sus ojos la miraban con atención, ganas le sobraban sobre correr, abalanzarse sobre su cuerpo, versales y decirle una y mil millones de veces que es imbécil la quería amar por última vez antes de que se fuera.

Pero la cobardía actuaba por ella, simplemente.

-Yo quiero, en serio, pero no puedo. -Jungeun rodó los ojos.

-Porque eres imbécil. -dejó un empujón en su hombro. -La llamare yo si tú no vas y yo cumplo lo que prometo, mi querida Jo Haseul.

Dios, tenía razón y lo odiaba, porque de alguna manera u otra Jungeun era capaz de tomar a Kahei del brazo y dejarla a su lado con tal de que fuera sincera.

-Jungeun... yo creo que me rechazará. -y volvió a bufar. No se cansaba de ser pesimista.

-Kahei es incapaz de rechazarte. Si darte una buena golpiza por lo idiota que eres, pero romperte el corazón no. Es más, tú se lo rompiste a ella. -la señaló y Haseul no supo cómo tomarse el comentario.

Supuso que bien, así que se encogió de hombros y Jungeun asumió que si Haseul no iba por Kahei, ella iría.

-Me estás obligando a ir por Kahei, Haseul. -la amenazó. -Vamos mujer, no te morderá.

Haseul abultó sus labios. -Prefiero que me muerda, a que me rechace. Eso duele menos.

-Entonces vamos. -la animó muchísimo más. -Si no te tomó por las orejas y te lanzo al lado de ella. Tú eliges.

Haseul quedó inmóvil, todo el mundo acudiendo a la violencia para hacer que volviera a Kahei... ¿Así quien se reconciliaría? Consejos amorosos, eso era lo que necesitaba, pero aparentemente todas sus amigas conocía la agresividad para enamorar.

-Que agresiva.

-Dios, no es agresividad, es desesperación porque llevo más de tres días diciéndote que te acercases a ella y tú me lo niegas. ¿Así quieres que no te golpeen? Colmas la paciencia, Haseul-ah. -bufó, lanzándose hacia atrás en la silla de brazos cruzados.

-Gracias... -murmuró con una pequeña mueca.

Y comenzó a pensar. Pensó hasta que sus orejas se pusieron rojas de tanto intento que hizo para percatarse de que quizás eso era lo mejor; acercarse a Kahei y pasar sus últimos momentos en Corea con ella.

Era importante para ella, pues fuera como fuera la pelirroja seguía volviéndola loca y lo haría por mucho tiempo más.

La cobardía no odia ganarle. Tenía que quitarse de la cara ese cartel de "idiota".

-¿Sabes? Tengo que ir con Jinsoul, le dije que pasaría por ella al centro comercial y de seguro ya debe de estar esperándome. Además, quiere sacar su permiso de conducir y la quise acompañar, así que... -antes de poder decir otra cosa, Haseul la detuvo tomándola por el brazo.

-Lo haré. -Jungeun abrió sus ojos grande. -Un momento... ¿Jinsol quiere aprender a manejar?.

La expresión de Jungeun fue de rodar los ojos. -No es torpe, solo... algo más lenta que los demás.

-Si, claro. Pero no me refiero a... ¿Por que quiere conducir?. -volvió a preguntar.

-Le facilita la llegada a la universidad y se puede movilizar con más fluidez. Además, de pasada me va a dejar a mi. Es una buena inversión, no jodas. -dejó una palmadita en su hombro. -Ahora ve por Kahei, yo tengo que ir por Jin. Suerte.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora