El sol y la nube.

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Jungeun se frustraba cada vez más.
Afinaba la guitarra de acorde a lo que quería, pero esta seguía desafinada y las notas que deseaba tocar, no sonaban como quería.

-Agh... -se quejó, dejando posar su peso en la guitarra.

Su sonrisa.
Su cabello rubio.
Sus ojos.
La manera en la que le hablaba.
Como era su personalidad.

Jungeun no se dio ni cuenta que pensar tanto en Jinsol, la hacía sonreír a la nada.

¿Que era lo que tenía Jinsoul, para que la odiara tanto?.
Detestaba su perfecta sonrisa. Su hermoso cabello rubio. Sus ojos que eran hermosos. Su personalidad tan única. Detestaba cada parte de Jung Jinsol, pero no sabía por que.

Tres golpes en la puerta de su habitación, hicieron que saliera completamente de sus pensamientos y se adentrara en la realidad.

Dejó salir un vago "pase", solamente para no levantarse de su cama a abrir ella misma la puerta.

Unos pequeños pies asomándose por el marco de la puerta y una pequeña mano sobre esta, le hicieron dejar escapar una adorable sonrisa.

-Lippie... -la voz de su hermano menor hizo que sintiera paz y tranquilidad en cada espacio de su mente.

-Dime. -el pequeño entró en la habitación y dejó la puerta a medio abrir.

Se veía tan adorable. No comprendía como un niño podía ser tan así.
La verdad es que lo amaba mucho. La mayor parte de su tiempo en casa y vida, era con el.

-¿Podemos comprar dulces? Por fa... -pidió, la manera más tierna que podía haber.

Jungeun no se negaba a los encantos de su hermano.
Dejó salir una sonrisa, se levantó de su cama luego de dejar la guitarra sobre ella. Tomó la mano de su hermano y lo guió hasta la puerta de entrada de la casa.

-Iremos, pero te debes abrigar. -del perchero principal de la casa, Jungeun sacó un pequeño abrigo y se lo colocó a su hermano.

Este sonrió y luego de ser arreglado correctamente. Tomó la mano de Jungeun y le insistió que salieran de casa, en dirección hacia en lugar de dulces.

Era increíble como Jungeun podía cambiar repentinamente con su hermano. Pero, era entendible. Ella era como una segunda madre para el pequeño.

[...]

Jiwoo comía enojada y Yeojin la veía preocupada.

Si bien Jiwoo sabía que Yeojin no entendería muy bien los temas del odio y esas cosas, necesitaba desahogarse con alguien.

Chaewon no le respondió el teléfono.

Jinsoul estaba ocupada paseando a su perro, y cuando aquellas cosas pasaban, la rubia no tenía tiempo para sus amistades.

Yeojin era la única disponible.
No deseaba consejos como tal, pero si necesitaba desahogar su enojo en alguien.

-La odio. Lo digo en serio. -comenzó a hablar enojada, otra vez. -Juro que si no hubiese hecho ese trabajo con ella, no estaría tan así.

-Por lo que me haz dicho, si estarías así. ¿No que odias a esa tal Jungeun? Hubieses hecho el trabajo con ella, estarías igual de enojada o incluso peor. -la verdad es que, no era muy probable aquello.

Podía que si odiara con todo su ser a Jungeun, pero Sooyoung era diferente.

-Jungeun es diferente. Y con diferente me refiero a que ella es desagradable. Sooyoung es idiota...y también desagradable, pero principalmente idiota. -explicó, mascando a fuerza las galletas que comía.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora