JinSoul.

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—Es enserio, mamá. Debo arreglar un asunto y no puedo ir a cenar esta noche donde mis tíos. —Jinsol hablaba por teléfono con su madre caminado tranquilamente por los pasillos.

—Deberas hacerlo otro día, Jinsol. Tus tíos estuvieron esperándote y no les cancelaras. —su madre a través del teléfono, sonaba molesta. En serio no podía ir a cenar, pero parecía que era por obligación.

Jinsol suspiró y dejó posar su peso en la primera pared que encontró cerca.

—Esta bien, veré cómo arreglarlo después. —Jinsol pudo sentir la sonrisa de su madre. Obvio que eso la hacía feliz.

—Muy bien. Te esperamos en casa antes de las siete. —respondió la mujer.

—Bien, adiós. —sin recibir despedía alguna, colgó la llamada sacando su teléfono de su oído derecho, dispuesta a guardarlo en su bolsillo.

Jung Jinsol. Una chica de dieciocho años, con apariencia adorable, sonrisa perfecta, de cabello rubio y bastante alta. En pocas palabras, la chica ideal para cualquier persona.

Desde pequeña le han dicho lo que tiene que hacer y no se puede negar. Le crearon el camino, los estudios, las reglas, prácticamente la vida fue creada por su familia.

Jinsol era amable y tierna, la definición casi exacta de inocencia. Pero detrás de todo eso, habían problemas y cosas que a Jinsol la agobiaban.

—¡Chaewon!. —apenas vio a una rubia algo baja, con una sonrisa que la caracterizaba a ella, la llamó y la contraria la miró sin quitar la sonrisa de su rostro.

Chaewon era una de sus grandes amigas, podría decirse que la mejor. Ambas eran como la una a la otra, como si estuvieran destinadas a ser grandes amigas.

La chica rubia de apariencia muy atractiva se acercó hasta Jinsol con una sonrisa.

—¿Donde ibas?. —pregunto la rubia alta.

—Te estaba buscando, principalmente quiero que me devuelvas el libro que te preste y en una de esas, vamos a comer algo. —Chaewon sabía cómo subir el animo de Jinsol.

La rubia le sonrió y supuso que alcanzaba perfectamente a ir a su casa, buscar el libro, entregárselo a Chaewon, para que luego fueran a comer una cosa poca por las calles. Haría todo antes de su cena familiar.

—Claro, suena genial. Me acompañarás a casa, ¿verdad?. —la contraria asintió con su cabeza y Jinsol como respuesta le sonrió, para que luego ambas caminaran a la salida, dispuesta a ir a casa de la rubia alta.

Chaewon y Jinsol se conocían hace unos cuatro años aproximadamente y desde ahí se habían vuelto casi inseparables.

Park Chaewon era una chica más baja que Jinsol, de diecisiete años. Popular en todos sus significados, cualquier persona de la escuela la conocía.
Era líder del grupo de porrista, perfecta en todos sus aspectos, responsable. Demasiado linda como para ser real, mucha gente estaba detrás suya.

Jinsol no era tan popular como Chaewon, pero digamos que si era bastante conocida por las personas de la escuela.
La gente principalmente la conocía como "la rubia adorable", pues el encanto mayor que tenía Jinsol, era ser tierna. Y no lo hacía por creída, así era su personalidad.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora