Chuu.

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Suspiró una vez más, mirando con aburrimiento su cuaderno y a su vez jugando con el lápiz de color negro, con el que se dedicaba a escribir.

Yeojin había faltado ese día por temas personales y vaya que le aburría estar sola sin el ruido de la pequeña ranita.

—Jiwoo-ah, ¿estás prestando atención? Esto entrará en el examen. —la nombrada levantó levemente su mirada y a su vez su cabeza, la cual estaba apoyaba en la palma de su mano.
La pelicaramelo asintió con su cabeza y junto a aquello sonrió.

Kim Jiwoo. Una adorable y amable chica de diecisiete años que era bastante responsable en temas de estudio.
Mala para salir a pasarla bien, pero muy buena para hacer amistades y tener amigos sin problemas. Claro que se encontraba con variedades de personas que no eran de su total agrado, pero aún así lo aceptaba y evitaba cualquier mal momento.

De apariencia era como una nube. Específicamente tenía sonrisa amplia y brillante, mejillas que era para apretarlas levemente, ojos muy atractivos, flequillo y cabello color pelicaramelo. Muy, pero que muy atractiva.

Lo malo era el amor, y es que por más hermosa que fuera, el amor no era lo que buscaba, ni tampoco le interesaba.

—¡Bien! Nos vemos mañana. —no se dio ni cuenta cuando el timbre de salida había sonado. Era un alivio, solo quería comer algo.

Lastima que apenas tomó su mochila y la colocó en sus hombros, el llamado de la maestra hizo que todos sus planes de ir a comer algo a la cafetería, se fueran por la borda.

—Jiwoo, necesito que me hagas un favor. —la nombrada miró atentamente a su maestra, con la intención de escuchar sus palabras. —¿Puedes...?.

La mujer tardó un poco en dar a conocer lo que quería. Jiwoo no quería parecer aburrida, pero la tardanza la estaba hartando un poco.

—Ah, si. —recordó lo que quería decir. —¿Puedes fotocopiarme estas fichas de trabajo, por favor?.

Que desagrado. Jiwoo en sus adentros tenia ganas de golpear a su maestra. Claro que no podía hacerlo y tuvo que acceder a hacer el favor que le pidieron.

—Claro, ¿que hago con ellas después?. —la pelicaramelo no estaba ocupando mucho su cabeza en esos momentos, el hambre la consumía tanto, que pensar era símbolo de más hambre.

—Déjamelos en la sala de maestros. —pidió y Jiwoo asintió con su cabeza, para luego tomar entre sus manos los cuatro papeles que debería fotocopiar.

Suponía que debían ser verías veces, esa maestra era muy exigente y precavida. Nunca sabía si a alguien le faltaría una ficha de trabajo o una que otra persona la perdería, así que prefiera tener muchas fichas, a no tener más para dar.

La menor se encaminó en dirección hacia el lugar de fotocopias, con una cara de desagrado. No sólo tenia hambre, sino que también estaba enojada por la molesta situación que tenía con Sooyoung.

Podía decirse que prefiera mil veces haber hecho ese inútil trabajo con Jungeun, que con la idiota de Sooyoung.

En fin, las cosas ya estaban hechas y no podía hacer nada para cambiarlas. Por lo que quejarse no la llevaría a ningún lado, más que frustrarse más y enojarse más.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora